EL año 2007 nació un proyecto que, según parece, hoy toca a su fin. Ocho mujeres (este año han sido siete: Myriam Velasco, Eva Machín, Uxue Azpilicueta, Judith Fernández, Elva Rego y Estíbaliz Fernández, entrenadas por María Esther Fernández) y un sueño común: la gimnasia rítmica. Durante tres años han participado en campeonatos, exhibiciones y torneos, regionales y nacionales, duplicando la edad de sus rivales y demostrando que las dificultades sólo las han hecho más fuertes. Sin embargo, hoy llega el día en que la vida personal, el trabajo, la pareja, etc, se juntan, y despedirse con una decimoquinta posición (contra más del doble de participantes) en el Campeonato de España, es un colofón más que digno a una carrera deportiva digna de película.

¿Cómo se les ocurrió juntarse?

Elva: Queríamos hacer algo de deporte, y como todas habíamos practicado antes la gimnasia rítmica, decidimos juntarnos y entrenar.

¿Cuáles han sido los problemas a los que han tenido que enfrentarse estos últimos tres años?

Elva: Hemos tenido que superar muchos problemas. Problemas de patrocinio, de tiempo, de sitio para entrenar... Cada una tenemos nuestro trabajo, y además dos de nosotras tenemos niños. Es bastante difícil encontrar tiempo para entrenar todas juntas, así que sólo hemos entrenado cuando hemos podido. Hay semanas que no hemos entrenado nada, otras sólo un día, algunas hemos llegado a entrenar tres días... Además, conseguir un pabellón y que nos lo dejaran a un precio económico para que lo pudiéramos pagar entre todas, también ha sido complicado. Al final pudimos quedarnos y entrenar aquí, en el polideportivo de Ezcabarte.

¿Confiaban en que podrían llegar al Campeonato de España?

Elva: Cuando nos juntamos, al principio -hacia el mes de abril-, fue más que nada por seguir haciendo deporte y para ver si podíamos conseguir tener un equipo de cinco, porque no veíamos muy claro que este año pudiera salir. Si, llegado septiembre, nos veíamos bien, íbamos a intentar presentarnos a la competición nacional.

¿Qué tal ha sido enfrentarse a niñas mucho más jóvenes que ustedes?

(Ríen) Elva: Las niñas nos miraban como diciendo: "Pero éstas, ¿qué hacen por aquí?", pero ha estado bien, en general.

¿Y la experiencia, en general, del Campeonato?

Elva: Muy bien. Ya habíamos tenido tres competiciones en Navarra, otra en Vitoria y ahora el Campeonato de España, y yo creo que, en general, todo ha salido muy bien. Con lo poco que hemos podido entrenar, el resultado ha sido muy positivo. De 33 ó 34 equipos que había, hemos acabado decimoquintas. Eso significa que hemos dejado detrás un montón de equipos de niñas muy jóvenes y que entrenan todos los días. Eso nos da mucha más satisfacción aún.

Myriam: Para mí, uno de los mejores recuerdos que tenía era del primer Campeonato de España al que fuimos. Recuerdo que hacía 16 ó 17 años que no pisábamos una competición así. Entrar al pabellón, verlo lleno, ver que realmente volvías a estar ahí de nuevo, revivir sensaciones que tenías olvidadas durante muchos años... A mí me ha hecho recordar qué era la gimnasia para mí cuando era jovencita, y lo que sigue significando ahora. Si no amas un deporte, no haces esto.

¿Esperaban ese resultado?

Todas: ¡No! (ríen).

Elva: Nosotras sólo fuimos a hacerlo bien. La clasificación era lo de menos. Lo que pasa es que, después del primer día, de ver que estábamos en la mitad de la tabla y que el segundo día también fue muy bien, nos ilusionamos mucho, casi no nos lo creíamos.

¿Qué cosas positivas y negativas les ha dado la edad? ¿Tienen ahora más sentido del ritmo, menos flexibilidad, más fuerza...?

Myriam: El sentido del ritmo, yo creo que, o se nace o no se nace con él. Las que hemos sido -y somos- gimnastas, eso lo tuvimos y lo tenemos ahora. Como se suele decir, el que tuvo, retuvo. El mayor problema es que se pierde mucha flexibilidad. Aunque algo se mantiene, se pierde. También te cansas más fácilmente, te salen los moratones mucho mas fácil, tardas más en recuperarte... Esto, además, hace que los entrenamientos sean mucho más duros. Antes, igual podía aguantar tres o cuatro horas entrenando a tope. Ahora, en cambio, cuesta mucho más. También pierdes fondo... Pero bueno, creo que dentro de las posibilidades que tenemos, teniendo en cuenta nuestra edad, hemos mejorado y hemos llegado a conseguir un nivel bastante importante.

Elva: Éste es un deporte que requiere muchísimas horas de entrenamiento. Los equipos contra los que hemos competido entrenaban todos los días, y nosotras hemos entrenado muy poco para lo que requiere este deporte. Aunque eso también te da orgullo y te llena.

¿Qué tal es su entrenadora, María Esther Fernández? ¿Es dura?

(Ríen) Estíbaliz: ¿Qué vamos a decir? Pues que es, simplemente, buenísima. Con la edad que tenemos, ni esta entrenadora, ni ninguna otra, se atreve ya a decirnos "estira ese pie", ni "corre", ni nada de eso. Ya somos suficientemente mayores como para saber qué tenemos que hacer en cada momento. No necesitamos una entrenadora que nos esté diciendo cosas todo el día. De hecho, nuestra entrenadora venía un día de cada tres que entrenábamos, así que hemos entrenado muchos días solas.

¿Cuál es, exactamente, el papel de su entrenadora?

Elva: Ella es, en principio, la que monta el ejercicio. Las gimnastas, en mayor o menor medida, siempre ayudamos y cambiamos cosas: "Esto nos gusta más o esto nos gusta menos", pero ella monta la coreografía y también es ella la que corrige el ejercicio. Aunque también podemos cambiar la música, si toca hacerlo. De hecho, este mismo año lo hemos tenido que hacer. En julio teníamos un ejercicio totalmente montado con una determinada música, pero realizamos la primera competición el 1 de noviembre y la música no le gustó a la gente. A los quince días teníamos otra competición, así que cambiamos la música y también el ejercicio. La canción que hemos llevado este año ha sido Carmen, de Bizet (Ópera).

¿Cómo y cuánto entrenan?

Estíbaliz: Hemos entrenado sólo cuando hemos podido, no cuando hemos querido. Por eso ha habido semanas en las que no hemos podido juntarnos. Al final, hay que hacer coincidir horarios y que además estuviera el polideportivo libre. También hemos tenido muchos días en los que hemos entrenado a la vez que jugaban a pala, así que imagínate lo difícil y arriesgado que es eso... (Las demás ríen). ¡Nos hemos podido llevar más de un pelotazo! Y, además, está el problema de que tampoco escuchas bien la música.

Elva: Para entrenar, lo primero que hacemos es un calentamiento, y luego ya trabajamos los cambios que sean necesarios, aunque esto es cuando el ejercicio ya está montado. Y luego repetimos el ejercicio tantas veces como sea necesario hasta que salga bien.

¿Cómo se montan sus coreografías? ¿Primero se inventan los pasos y luego le ponen música o es al revés?

Elva: Lo primero es elegir la música, y a partir de ahí se empiezan a idear elementos. Procuramos que sean cosas que nos gusten y que nos salgan, con los que podamos trabajar y crear una buena coreografía. Hay algunos elementos que son obligatorios y que hay que meterlos sí o sí, y después hay otros que te puedes inventar tú misma.

¿Qué les parece el nivel de la gimnasia rítmica en España?

Elva: Yo creo que este año se ha demostrado que hay bastante nivel en Navarra. Al final, nos hemos traído dos medallas del Campeonato de España y para una comunidad tan pequeña como la nuestra, eso es importante. Es un deporte minoritario, pero los pabellones se llenan.

¿Y en Navarra? ¿Hay apoyo por parte de la Federación?

Estíbaliz: Hay poco apoyo, porque el deporte rey es el fútbol. En cuanto alguien juega a fútbol, le sale un patrocinador a la vuelta de la esquina. Pides y pides, pero hay muy poco apoyo.

¿Hay suficientes entrenadores?

Elva: La cosa, cada vez está peor. Para poder ir como entrenador a una competición nacional, hace falta hacer tres cursos, uno al año, de un mes de duración, y la gente no está dispuesta a sacrificar tanto para luego estar en un club cobrando poco dinero. Por eso hay pocos, y cada vez va a haber menos entrenadores.

¿De dónde viene el nombre "makotxas"?

Elva: Pues la verdad es que no sabemos muy bien qué significa. Es un club de gimnasia que se fundó en Tafalla. Tuvimos que recurrir a ese club para poder competir en el Campeonato de España, porque o tu equipo tiene un nombre y te afilias a la Federación, o no compites. Obviamente, no puedes ir por libre e intentar participar. En eso no puedes ser independiente.

Dedican muchas horas a trabajar y a entrenar. ¿Qué tal se apañan?

Estíbaliz: Es un sacrificio importante, pero para todas: tanto para las que tenemos hijos como para las que no. Ellas también tienen sus trabajos, con sus responsabilidades, sus parejas, sus casas, su vida... Las complicaciones propias de la edad hacen que practicar esto sea bastante difícil. ¡Menos mal que nuestras parejas nos han apoyado mucho! La verdad es que nos ha gustado muchísimo, pero a la vez tenemos ganas de que se acabe ya esto para poder tener más tiempo para otras cosas.

¿Qué relación tienen, al margen del grupo de gimnasia?

Estíbaliz: Nos llevamos todas muy bien. Cada una tenemos nuestra cuadrilla y nuestra vida. Yo, además, soy la última en este equipo, pero somos un grupo de amigas.

¿Qué opinan del vínculo entre gimnastas ultra delgadas y la anorexia? ¿Creen que está justificado?

Elva: Yo creo que no. En principio, hay muchos estudios sobre este tema, y se ha demostrado que no hay una incidencia mayor que sobre la población normal. Esto significa que hay el mismo porcentaje de gente anoréxica en gimnasia que en gente de calle que no practique este deporte. Lo que pasa es que sí hay un vínculo muy fuerte, porque en cuanto miramos a esas niñas tan delgadas, pensamos en la anorexia. Las niñas que compiten en la élite son elegidas por el cuerpo que tienen. No son niñas con una constitución ancha y que luego las maten a dietas para adelgazar, sino que son así por constitución, y por eso están donde están.

¿Y sobre las niñas del Este? Dicen que las explotan para que triunfen.

Elva: Es que, en los países del Este, las gimnastas necesitan triunfar para poder vivir, para ganar algo de dinero. Si no son buenas gimnastas, no cobran. Y si no cobran, no comen. Así que ellas harán lo que sea, y lo que les manden.

Competir a su edad, ¿les quita o les mete presión?

Elva: La edad a mí no me mete ninguna presión. No vamos allí para intentar ganar, creo. Nosotras hemos ido a hacer bien nuestro ejercicio, y a quedarnos contentas con lo que hacemos. Yo creo que hemos tenido hasta menos presión, porque hay niñas de pocos años que sí que van a quedar campeonas de España o de la competición que sea, y ellas sí que tienen verdadera presión. Nosotras vamos a otra cosa, nuestra presión es diferente.

¿Seguirán en esto el año que viene?

Judith: ¡No hemos firmado ningún contrato! (Ríen).

Elva: Con lo difícil que lo hemos tenido este año, tiene toda la pinta de que, el que viene, esté igual de mal, o peor...

Myriam: Y no sólo por el tema económico, de no tener muchas ayudas, sino también porque el cuerpo ya no es el mismo.

Elva: Y eso que este año hemos tenido buena suerte con las lesiones, porque cualquier otro año hemos tenido problemas. Pero, al final, el cuerpo... te pide que pares.

Estíbaliz: Sí, pero sin embargo, a principio de año la cosa pintaba bastante mal... El año pasado tuvimos muchos problemas.

Elva: Por una parte, queremos seguir en esto, porque no quieres que se acabe. Pero, por el otro, acabas bastante harta...

Estíbaliz: Antes de despedirnos, quisiéramos agradecer a Limpiezas Mugazuri todo el apoyo que nos han dado. Otros años hemos recibido la ayuda del Centro Tecnológico de San Adrián, y de Vira Logística. También queremos agradecerle al Ayuntamiento del Valle de Ezcabarte que nos hayan ayudado para poder entrenar aquí, y también a todos los usuarios que han tenido que sufrir con nosotras al tener que compartir el frontón. Muchas gracias a todos, y especialmente a nuestros respectivos (maridos y novios), familias, etc.