pamplona. Los rivales aprietan, pero ellos no solo resisten, sino que se superan cada año y siguen dominando con mano de hierro el tenis mundial. Rafa Nadal y Roger Federer cerraron hace dos semanas la temporada disputando la final de la Copa Masters, un colofón perfecto que demostró que siguen siendo los mejores. Los títulos así lo demuestran, ya que entre ambos se han apuntado los cuatro Grand Slams y la citada Copa Masters, engordando, en ambos casos, un palmarés de leyenda y que puede seguir creciendo en los próximos años.

La temporada 2010 empezó con Federer dominante, derrotando a Andy Murray en la final del Abierto de Australia, sumando así su 16º Grand Slam y negando una vez más al británico su primera corona en un grande. Nadal buscaba entonces recuperar su mejor nivel, que tardó en alcanzar. Pero fue llegar la temporada de tierra batida y renacer la mejor versión del balear.

Ganó el Masters 1.000 de Montecarlo sin ceder un solo set y, a partir de ahí, fue el amo y señor del tenis mundial. Ganó también los Masters 1.000 de Roma y Madrid y remató su dominio de la arcilla ganando con insultante superioridad su quinto Roland Garros. En París comenzó el bache de Roger Federer, que cayó en cuartos de final ante Robin Soderling y cedió el número uno a manos de Nadal. El suizo se quedó en 285 semanas como número uno, a solo una de las 286 de Sampras, récord histórico. Quizás esa marca se le resista.

Mientras el suizo lamentaba su tropiezo en Roland Garros, Nadal estaba imparable y también ganó Wimbledon, logrando su segundo doblete París-Londres. Ya no había ninguna duda de que el gran Nadal había vuelto. En cuanto conquistó de nuevo Wimbledon, su mente fijó otro objetivo: el US Open, único grande que le faltaba en su palmarés.

Para ello se tomó cinco semanas de descanso, en las que se trató las rodillas y participó en Cincinnati y Toronto como entrenamiento para la gran cita en Nueva York. Las majestuosas instalaciones de Flushing Meadows fueron testigo de la coronación de Nadal, que derrotó en la final a Novak Djokovic y se convirtió en el séptimo tenista de la historia en poseer los cuatro Grand Slams.

DOMINIO DESDE 2005

Lo cierto es que desde el Roland Garros del año 2005, que ganó Nadal confirmando su impresionante irrupción en la élite tenística, nadie ha sido capaz de plantar cara de forma regular ni al propio Nadal ni a Federer. Entre los dos han sumado nada más y nada menos que 21 de los 23 Grand Slams que se han disputado, una cifra que impresiona. Los rivales han ido cambiando. Primero eran Hewitt, Roddick, Safin, Coria e incluso Agassi. Todos fueron poco a poco cediendo a la tiranía suizo-balear. Desde ese mes de junio de 2005 hasta enero de 2008, todos los torneos grandes fueron para Nadal y Federer. Hasta que en el Open de Australia de ese año surgió con una inusitada fuerza Novak Djokovic, imagen de una nueva generación que amenazaba con arrasar con todo. El serbio ganó en Melbourne tras derrotar a Federer en semifinales en tres sets. Apuntaba a número uno. También asomaba con fuerza Murray. Ambos parecían sobradamente capacitados para superar en el ránking a Federer y Nadal. Craso error. La mejoría de sus rivales hizo que ambos subieran su nivel y se repartieran con firmeza los siguientes Grand Slams. Juan Martín del Potro fue el otro jugador que osó romper su dictadura.

Fue en el US Open de 2009, derrotando a Nadal en semifinales y a Federer en la final. Parecía que en este 2010 se iba a acabar definitivamente la tiranía Nadal-Federer, pero éstos, en lugar de dejarse comer terreno, han sido capaces de mostrar su mejor versión en las grandes citas, estando siempre un peldaño por encima de Djokovic, Murray y otras interesantes apariciones como Robin Soderling, Tomas Berdych, Fernando Verdasco y Jurgen Melzer.

Así, entre ambos ya suman 25 títulos de Grand Slam (16 Federer y nueve Nadal), dando continuidad a su dominio. ¿Hasta cuándo?