Síguenos en redes sociales:

El regreso de los conquistadores

mikel zabalza, Juan vallejo y alberto iñurrategi, en casa Los expedicionarios destacan la dureza física y psicológica de la travesía polar culminada con éxito

El regreso de los conquistadoresEFE

bilbao. La expedición Naturgas/BBK Transantartika 2011, compuesta por el montañero navarro Mikel Zabalza, junto a Juan Vallejo y Alberto Iñurrategi, aterrizó ayer en Bilbao tras cruzar la Antártida en trineo tirado por cometas sin asistencia externa y pasando por el Polo Sur.

Los tres montañeros se mostraron "satisfechos" de haber logrado el objetivo marcado, incluso con 15 días de antelación, ayer en el Aeropuerto de Bilbao, donde llegaron tras un viaje de vuelta de casi 30 horas desde Punta Arenas (Chile).

"No somos especialistas en expediciones polares y somos conscientes de que lo que hemos hecho no puede ser lo más difícil de estas travesías polares. Hay gente mucho más especializada en el manejo de cometas, pero la valoración final es satisfactoria", dijo el de Aretxabaleta.

"No se ha cumplido al 100% todos los objetivos, porque no hemos podido escalar en las Tierras de la Reina Maud, pero viendo las condiciones por las que hemos pasado, mi valoración es positiva", comentó Vallejo.

La "sensación" de Zabalza fue "también positiva", si bien consideró que "este tipo de expediciones no son para repetirlas varias veces porque si físicamente son muy duras, psicológicamente son más duras aún".

Los tres montañeros, habituales en expediciones al Himalaya, destacaron la exigencia de un reto en el que, para Iñurrategi, "lo peor, además del frío, es el miedo que hemos pasado cometeando por el mal terreno durante toda la travesía, por los sastruguis afilados -profundos surcos que el viento cava en la superficie del hielo-, y la pérdida de sensibilidad en los pies. Ha sido una expedición muy, muy dura, que no nos ha dejado ni descanso ni respiro. En más de un momento hemos pensado que no llegábamos".

Mikel Zabalza, por su parte, recordó que "los primeros días el sufrimiento físico era enorme" porque "no hay momento para descansar, no existe ese reposo del campo base -de las expediciones alpinas- en el que puedes evadirte, ya que la Antártida la suma de las condiciones extremas de cada día es lo que te mina psicológicamente", concluyó.