pamplona - Eran las 9.00 de la mañana en el Casco Viejo. Obviando que la noche había tenido una hora de más, todo parecía normal y rutinario. Sin embargo, a diferencia de la película de Oliver Stone, ayer no fue un domingo cualquiera.
Cientos de personas terminaban de desperezarse en la Plaza del Ayuntamiento de Pamplona esperando a que el reloj de la fachada del siglo XVIII diera el visto bueno para poner rumbo al norte. Dirección San Cristóbal para subir sus 895 metros y pedir desde ahí, como desde hace más de dos décadas, que el monte Ezkaba es patrimonio de todos. La 22ª Marcha Popular Pamplona San Cristóbal-Ezkaba echaba a andar con su espíritu y su reclamación original.
“Llevamos 22 años reivindicando ese monte para uso y disfrute del pueblo”, declaró Miguel Cotelo, expresidente de Anaitasuna.
Mismo discurso compartía Josepe Los Arcos, otro expresidente de la entidad: “Un monte tan bonito como San Cristóbal-Ezkaba no puede ser un vertedero”.
Retretes, botellas, azulejos, escaleras, preservativos... Los presentes enumeraron con resignación los diferentes tipos de desechos que han encontrado durante sus paseos por tan emblemático emplazamiento. ¿La solución? Poner vallas al campo. “Queremos pedir al que le corresponda que ponga unas vallas a partir de la noche para que la gente no acuda ahí a echar la basura”, declaró Josepe. “No es ninguna prohibición poner una valla, es simplemente que luego la gente cuando va con sus hijos a dar una vuelta no vea la basura por el suelo”, aclaró.
Para que esta, y otras medidas se lleven a cabo es necesario convencer a las autoridades, lograr su simpatía y comprensión.
“En los ayuntamientos todo son buenas palabras pero hay que meter mano ya a esto. Confiamos en la gente que ha salido nueva”, afirmó Txumarra Garisoain, delegado de montaña del club.
“Cuando yo estuve en la presidencia, hicimos reuniones con alcaldes y Gobierno para intentar hacer algo y se quedaba todo en agua de borrajas”, aseveró Cotelo que acabó cansado de predicar en el desierto.
“Ahora con el nuevo Gobierno, Anaitasuna sigue reivindicando que San Cristóbal es un pulmón para Pamplona”, dijo Txumarra, que ve el cambio político como un soplo de esperanza, una nueva oportunidad de poner el tema encima de la mesa.
una referencia “Tener un monte como San Cristóbal para la gente de Pamplona es como tener el Tibidabo de Barcelona, el Pagasarri de Bilbao o la isla de Santa Clara de San Sebastián”, comparó Josepe.
El que se solidarizó fue el sol, que no quiso perderse tampoco la jornada y ofreció a los 1.600 excursionistas una temperatura suave muy propicia para el ejercicio físico. “El tiempo ha sido muy bueno este año, recuerdo una edición que aquí estaba diluviando y allí arriba estaba nevando”, rememoró Cotelo mientras repartía mochilas a modo de presente a los que iban llegando a la plaza del Ayuntamiento.
“Este año había muchas familias con niños y como hacía un buen día, la gente se lo ha pasado bien”, confirmó Txumarra.
“Ha sido más tranquila que otros años porque ha coincidido con la carrera de Saray pero bueno, eso no nos molesta”, comentó Miguel Cotelo. Dos causas nobles, que ayer hicieron a la población de Pamplona sacar las deportivas del armario y hacer unos kilómetros para que no se nos olvide cuales son las causas por las que merece la pena luchar en la vida.
Por otro lado, el sábado, una asociación de Berrioplano tomó San Cristóbal para limpiar todo lo que iban encontrando a su paso, una muestra más de que, poco a poco la gente se va concienciando. Sin embargo, no todo el mundo es igual de respetuoso con el medio. “Esta noche ha habido un jaleo de gente, de coches, con música, con litronas y eso malo para la fauna y la flora”, aseguró Txumarra con una mezcla de enfado y resignación.
Un monte y una necesidad de concienciar diferentes modos de entender lo público, la vida y el respeto por la naturaleza. La solución para tan compleja ecuación parece no estar cerca, por ello, Anaitasuna volverá a subir esos 895 metros cada último fin de semana de octubre.
“La gente se tiene que animar e iniciar a los chavales para que practiquen un poco de senderismo y dejen el sofá y las maquinicas”, concluyó Txumarra.
En la época en la que vivimos, la de las maquinicas, Txumarra, Josepe y Miguel seguirán, año tras año, recordando que la naturaleza es la mejor tecnología inventada hasta ahora.