La alimentación juega un papel fundamental en el bienestar de las personas, y aunque la clave para gozar de una buena salud es seguir una dieta variada, existen ciertos alimentos que es mejor evitar.

Carlos Ordinas, experto en psiconeuroinmunología y nutrición moderna, ha compartido un vídeo donde explica que el alimento más peligroso no es el helado, el bacón ni el pan, sino los aceites vegetales refinados industriales, tales como el de girasol, maíz, soja, canola y algodón.

Cocinar con estos aceites hace que se queden atascados en el hígado y el cerebro. Asimismo, consumirlos daña el ADN, las proteínas y las células del cuerpo. Ordinas matiza que destruye los tejidos y genera inflamación, cicatrices internas y fibrosis.

Sustitutos de los aceites vegetales

Sustituir los aceites vegetales refinados por aceites de calidad, como el de oliva virgen extra, es una decisión clave para mejorar la salud.

Los aceites refinados suelen perder nutrientes en su procesamiento y pueden contener compuestos dañinos al calentarse. En cambio, los aceites de calidad conservan antioxidantes, vitaminas y ácidos grasos beneficiosos que protegen el corazón y reducen la inflamación. Además, aportan sabor y mejoran la absorción de nutrientes en la dieta. Hacer este cambio favorece una alimentación más saludable, equilibrada y natural, con beneficios a largo plazo para el bienestar general y la prevención de enfermedades.

Importante para la salud

Mantener una alimentación saludable y variada es fundamental para tener una buena salud física y mental.

Nuestro organismo necesita una amplia gama de nutrientes para funcionar correctamente. Ningún alimento por sí solo puede aportar todo lo necesario, por lo que la variedad en la dieta es clave.

Una alimentación equilibrada ayuda a prevenir enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, la hipertensión o las enfermedades cardiovasculares.

También contribuye a fortalecer el sistema inmunitario, mantener un peso adecuado y favorecer el bienestar general.

Incorporar frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos, pescados y carnes magras permite cubrir diferentes necesidades nutricionales y mejorar la calidad de la dieta.

Además, una dieta variada estimula el paladar y evita la monotonía, lo que facilita mantener hábitos saludables a largo plazo.

Ensalada de verduras Pixabay

Priorizar alimentos frescos

Optar por alimentos frescos y minimizar el consumo de ultraprocesados, azúcares añadidos y grasas saturadas es esencial para proteger la salud.

En definitiva, comer bien no significa seguir dietas estrictas, sino adoptar un estilo de vida donde la alimentación sea consciente, equilibrada y adaptada a nuestras necesidades. Cuidar lo que comemos es una inversión en energía, bienestar y calidad de vida.