El calzado es el elemento más importante a la hora de correr. Una adecuada elección de las zapatillas permite obtener los resultados esperados y sacar provecho al potencial, además de evitar lesiones, que en algunos casos pueden ser irreparables.

Antes de adquirir unas zapatillas, el corredor debe conocer sus características biomecánicas y particularidades físicas, su tipo de pisada, su técnica de carrera y estado de forma, además de tener en cuenta el uso que les va a dar, a qué ritmos y por dónde las va a utilizar y el trato y utilización. Asimismo, la amortiguación, comodidad, estabilidad y durabilidad son factores claves a la hora de escoger un par de zapatillas para practicar running, pero a su vez, se deben tener en cuenta otros aspectos importantes como “el peso, las lesiones, la altura del arco del pie, la flexibilidad, estado de forma, o el tipo de superficie en la que se va a correr, entre los más destacables”, explica Silvia Obregozo, responsable de la sección de calzado deportivo de Intersport Irabia.

Cuando el pie entra en contacto con el suelo se produce un impacto, que si se repite de forma continuada, como ocurre al correr, puede perjudicar las articulaciones, tendones y músculos. “He ahí la importancia de escoger un calzado específico con una buena amortiguación, sobre todo, si se corre en asfalto porque es en este terreno donde más se desgastan”, explica Obregozo. Aunque la responsable de la sección de Intersport Irabia recuerda la importancia de realizar previamente “un estudio de la pisada que determine nuestro movimiento al correr”. En este sentido, también indica que “con más frecuencia, las firmas de artículos deportivos ofrecen la posibilidad de realizar este tipo de estudios, un servicio que ayuda mucho en la elección de las zapatillas más adecuadas porque la oferta es muy amplia”.

Amortiguación y estabilidad Cada marca tiene sus patentes y sus componentes de amortiguación y control de estabilidad para asegurar el confort de los pies durante la pisada. Por lo que “resulta importante dejarse aconsejar por las recomendaciones del vendedor, que es quien conoce mejor las características de los productos que comercializa y cuáles se ajustan mejor a las particularidades biomecánicas y físicas de cada persona”, añade.

Al igual que en otras disciplinas atléticas conviene usar un modelo u otro dependiendo de la distancia o de si se van a usar para entrenar o competir. Obregozo comenta que “durante los entrenamientos se recomienda usar un modelo con buena amortiguación que es proporcional al mayor peso del modelo. Éste aportará la comodidad y protección necesaria para correr durante muchos kilómetros. En el caso de competir se debe apostar por un modelo más ligero y menos amortiguado que permita tener una rápida respuesta y sensación con el terreno”.

¿Cada cuánto hay que renovar? La vida útil de una zapatilla clásica de correr oscila entre los 600 y 800 kilómetros, siendo mucho menor para modelos de competencia o performance (en algunos casos mucho menos de 600 kilómetros). Otros factores que influyen en su durabilidad son el peso del corredor y las condiciones a las cuales se sometan sus materiales como la temperatura o la superficie, por ejemplo. Pero en lo que primero hay que fijarse a la hora de realizar un cambio de calzado es en el dibujo de la suela. “En cuanto comienza ha alisarse, hay que cambiar de calzado”, apunta. También, Silvia Obregozo recomienda el uso de más de una zapatilla “para el ciclo de entrenamiento, siempre y cuando sean el mismo tipo, y otras para la competición, ya que durante la carrera se suele buscar más velocidad y ligereza en la pisada”. Por ello, si se compite a un alto nivel “lo más adecuado sería usar una zapatilla más ligera”.

Por otro lado, la responsable de Intersport Irabia resalta la importancia de prestar cierta atención a otros complementos que acompañan al corredor, sobre todo, a la hora de realizar carreras largas porque “se puede evitar la aparición de ampollas o rozaduras”. De esta manera, las medias o calcetines “deben ser de buena calidad, estar bien acolchados, que absorban la humedad y mantengan los pies secos”, señala Obregozo. “Algunos vienen con tratamiento antibacteriano, diseño anatómico para el pie derecho e izquierdo, con refuerzo en las zonas de presión y con sujeción en el puente para ofrecer un ajuste firme, estable y de baja fricción”.

Por otro lado, el textil deportivo destinado a running también se reinventa y las marcas apuestan por “prendas livianas, transpirables, muy cómodas de llevar, que no condicionan la técnica y el rendimiento de carrera”, concluye Obregozo.

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