donostia - El día del año en el que antes despierta Hondarribia fue, probablemente, el más largo para muchos de sus habitantes. La gesta del mar fue una fiesta total en la montaña. En la campa de Guadalupe, donde cada 8 de septiembre toda una ciudad agradece a su Virgen la victoria en la defensa de sus murallas. Un gentío animó desde la lejanía a la trainera verde, que revalidó el título y celebró su Concha 12+1 tras llegar a meta por delante de una combativa Orio y de una Donostiarra que ayer enseñó unos dientes afilados y por poco no se lleva la victoria en la segunda jornada. El año del dominio vizcaino en botes acabó con las tres traineras guipuzcoanas entre las cuatro primeras de la clasificación general. Y con la Ama Guadalupekoa, pañuelo rojo al cuello, subida al Ciudad de San Sebastián.

La trainera bidasotarra tuvo un mal despertar. Después de soñar con el premio gordo, el sorteo de calles le hizo un flaco favor. “Hondarribia, calle 1”, anunció el comité de regata a eso de las 9.30 horas. Para entonces, los dos Alardes ya habían arrancado, y dentro de los mismos, buena parte de la marea verde. El amarillo se hizo notar en el Aquarium. El técnico de Orio, Jon Salsamendi, les había pedido el máximo apoyo: “Necesitamos que llenéis Donostia por tierra, mar y aire; eso da décimas, segundos...”. Su afición le escuchó y apoyó en masa a sus aguiluchos, que vieron en la conformación de calles un rayo de sol para remontar los 5.54 segundos de pérdida que atesoraba de la primera jornada. Por la 3 iría la tercera en discordia. La Sotera de Santurtzi. Cualquier despiste de verdes o amarillos daría alas a los morados.

El regatón de Donostiarra por la calle 4 animaba a la parroquia de Zierbena, presente también en la salida de la tanda de honor. Los galipos arrancaron por allí con la luz verde del novedoso semáforo y, rápidamente, enfilaron a estribor. Sin contemplaciones. Fueron a juntarse con Santurtzi, que aguantaba su camino y que no varió de rumbo ante la llegada de su rival. El juez tuvo que ponerse en medio y, al minuto dos, la regata ya comenzaba a cocinar la primera batalla. Con su salsa. Este marcaje ayudó a Orio y Hondarribia a cuajar una rápida ventaja sobre su rival morado.

En el minuto cuatro de regata, la Sotera ya estaba a cinco segundos de Orio, que tenía la cabeza de regata y preparaba su huida. Sin salir de su calle, la San Nikolas se labró dos segundos de ventaja que levantaron el primer runrún en la bahía. Hondarribia marchó a la calle 0 y en los siguientes dos minutos, otros dos segundos a favor de los aguiluchos. Ya eran cuatro. La bandera estaba a un segundo y medio de cambiar de dueño. “La regata será muy psicológica y tendremos que estar preparados para los momentos malos, que seguro los habrá”, explicaba hace unos días a este periódico un recién llegado a Hondarribia, el cántabro Adrián González, uno de los remeros que sufrió en sus propias carnes la remontada verde de 2018. De sufrir sabe un rato el castreño.

Estaban, por tanto, preparados los catorce imbatibles de Hondarribia. La respuesta llegó muy rápido. Fue, quizá, una de las claves de la regata. Al minuto después, la Ama Guadalupekoa devolvió el golpe, sacó a relucir su mejor remada y llegó incluso primero a la ciaboga. En 180 segundos, la historia había cambiado. Bienvenidos a la majestuosa Bandera de La Concha.

por la avenida hondarribia La ciaboga de Hondarribia, abierta y dejando correr el bote, alargó hasta los dos segundos la ventaja de cincuenta centésimas que acumulaba el bote verde al inicio de la maniobra. La popularmente denominada Avenida San Pedro, que debe su nombre a que esa calle 1 acostumbraba a ser la vía de partida de la Libia, se transformó por un día en la Avenida de Hondarribia. La trainera verde había superado el momento más crítico, pero faltaba la vuelta. Otros nueve minutos largos de esfuerzo. Y con la siempre brava Orio, que, con la calle 2 como garantía, iba a vender su piel a precio. La regata pedía marchar hacia estribor, donde Santurtzi ya no era rival. La Sotera llegaba con muchas ganas de pelea, pero un discreto primer largo le había sentenciado. Los nueve segundos perdidos con la cabeza fueron una losa insalvable en el popare.

Por tanto, Orio contaba con diferentes opciones para buscar la remontada y hacerse con el doblete que habían posibilitado anteriormente las chicas con su victoria en la bandera femenina. La San Nikolas comenzó a enfilar hacia la calle 3 y esto le sirvió de inicio. En el minuto once, se situó a un solo segundo de Hondarribia, que seguía a lo suyo. Erre que erre. Sin entrar en ningún tipo de batalla. La Ama Guadalupekoa no buscó hacer más metros para defender su liderato. Parecía por momentos ni inmutarse de la situación. Sesenta segundos después, el bote verde cogía algo más de velocidad y se ponía tres segundos por delante. Fueron minutos de mucho baile de segundos. Pocos, pero constantes.

Las vagas, de poco más de un metro, también hicieron su efecto. Hondarribia marchó a cuatro segundos cuando los verdes veían ya la isla, pero Orio les borraba la ilusión de huida justo después, rebajando a la mitad la ventaja y, de paso, la euforia. Quedaba mucha tela que remar. Por detrás, Santurtzi buscaba escapar de Zierbena cogiendo la ubera de la San Nikolas. Morados y galipos vivían su particular batalla.

La última txanpa estaba reservada para los elegidos. Dos tripulaciones que han demostrado este verano ser las mejores del Cantábrico. Como decíamos en la previa, solo puede ganar uno en La Concha, pero el espectáculo ofrecido por los dos botes en estas dos semanas de taquicardias a base de paladas bien hubiera merecido un premio para el segundo. Cada vez más abiertas en el campo, y más cerca la una de la de otra, Hondarribia y Orio pasaron la isla. La Ama Guadalupekoa llegaba a ese instante en el que, prácticamente, solo podía perder la bandera. A falta de 1.000 metros para meta, la ventaja era de tres segundos a favor de los verdes. A falta de medio kilómetro, de cuatro. La parroquia verde que estaba en el muelle, algunos de ellos huidos del desfile, comenzó a celebrar el triunfo final. Orio lo intentó y se acercó a un segundo, pero esta vez no fue suficiente. Los virtuales campeones de la Liga Eusko Label cayeron con la cabeza muy alta.

eXhibición donostiarra En Donostiarra, lo avisaban: “Queremos enseñar los dientes y ser más valientes”. Dicho y hecho. Los pupilos de Igor Makazaga fueron a por todas desde el semáforo de salida. Como si de un Fórmula 1 se tratase, la Torrekua II buscó la proa de la regata, en pelea con Urdaibai. Los de Bermeo, poco acostumbrados a verse fuera de la tanda de honor de una Bandera de La Concha en los últimos años, querían resarcirse con una victoria parcial.

Pero los txos no contaban con la exhibición de Donostiarra. La trainera local de la bandera masculina realizó una regata mayúscula que no solo le bastó para maniobrar en alta mar a la par que Orio, sino que, a la vuelta, mantuvo esa voracidad y completó un popare que acabó ubicándole solo 48 centésimas por detrás de la San Nikolas. A 1,7 segundos de la victoria en la jornada. A 25 segundos de la bandera, con un histórico cuarto puesto, que no lograba desde la alocada edición de 2011. El podio quedó a menos de dos segundos. La Donostiarra, sin duda, ha dado un paso más en su evolución. Ondarroa y Kaiku fueron séptimo y octavo, respectivamente. Pero para ellos lo importante era, nunca mejor dicho, participar. Como lo haría a la tarde Hondarribia en el Alarde, que rindió también homenaje a sus héroes terrenales.