No hubo milagro. El Baskonia intentó estirar la serie y jugar un segundo partido de semifinales en el Buesa Arena. Lo deseaba y lo peleó, pero no fue capaz de tumbar al gigante Walter Tavares, que se encargó de fulminar los sueños azulgranas y anticipar las vacaciones de los hombres de Spahija.

El duelo comenzó con un Baskonia muy activo en defensa, incomodando las penetraciones del Real Madrid y consiguiendo buenas situaciones de tiro en el lado contrario de la cancha. Un taponazo de Enoch a Yabusele al poco de empezar dejó claro que los locales habían subido varias marchas en defensa respecto a los primeros dos cruces, pero se encontraron con un acierto extraordinario desde el perímetro de los de Chus Mateo, que por medio de los triples de Causeur y Hanga amasaron la primera ventaja importante para los blancos con el 10-18.

Todo lo contrario le sucedió a los azulgranas, a quien el aro se les hizo muy pequeño en el primer cuarto con un 1/8 en tiros de dos. Al final, los buenos primeros minutos quedaron en nada y el Madrid llegó al segundo cuarto con una ventaja de dobles dígitos (14-25).

Con Hanga, Causeur y Rudy en el banquillo, los visitantes dejaron de ver aro desde fuera con tanta facilidad, aunque encontraron puntos en la zona con Deck, Tavares y Porier. Lo intentaba el Baskonia por medio de Baldwin, el único azulgrana con cierta fluidez ofensiva en los primeros quince minutos, pero las pérdidas inocentes por malos pases y errores fruto de la precipitación y la sólida defensa blanca impidieron recortar distancias hasta que los gasteiztarras entraron en bonus y Fontecchio se sumó a la fiesta anotadora de Baldwin. Entre el norteamericano y el italiano lograron recortar distancias frente a un Madrid que tuvo en Tavares a su único recurso ofensivo en los últimos minutos de la primera parte, que se cerró con un marcador de 36-41 que podría haber sido todavía más corto sin el dominio del caboverdiano en la pintura.

ESFUERZO SIN PREMIO

Otra canasta de Baldwin en el regreso de vestuarios situó a los alaveses a solo tres puntos, pero Tavares siguió a lo suyo, destrozando al Baskonia bajo los aros como si de un abusón de colegio se tratara. Tan crecido estaba el pívot madridista que incluso se atrevió con lanzamientos de media distancia, que también terminaron dentro. Al igual que sucedió al principio del choque, Baldwin se vio demasiado solo en ataque, mientras que Tavares sí que encontró socios como Deck o Hanga que ayudaron a que el marcador se volviera a estirar progresivamente hasta el 53-66 con el que cerró el segundo cuarto, que dejaba sin efecto el esfuerzo realizado por los locales en el segundo.

Sin embargo, aún no estaba todo dicho, y al contrario de lo que sucedió en los dos primeros partidos el Baskonia no bajó los brazos y siguió creyendo en sus opciones. Granger, liderando la segunda unidad azulgrana, asumió galones en ataque y con seis puntos seguidos para su equipo y una canasta en transición de Costello, los de Spahija se acercaron a solo seis puntos (63-69), lo que encendió al Buesa Arena y, además, resultó en una técnica de Hanga que transformó Baldwin, reduciendo la desventaja a cinco tantos.

Sin embargo, el Real Madrid no se dejó intimidar y a gracias a dos canastas tras rebotes ofensivos de Poirier y Deck logró calmar los ánimos azulgranas. Con los titulares de ambos conjuntos de regreso a la cancha, el Baskonia comenzó a atascarse en ataque y cuando realizó buenas defensas sobre sus rivales el combinado blanco sacó petróleo con segundas oportunidades, tiros libres y canastas de mucha dificultad del exbaskonista Adam Hanga.

Baldwin, tras su excelente partido, fue la imagen de la desesperación final con una técnica por protestar que lo envió al banquillo con cinco faltas a un minuto del cierre, y Chus Mateo terminó por enfurecer a la grada y a Spahija al pedir un tiempo muerto con once puntos de ventaja y 50 segundos por disputar.

Al final, ganó el mejor, el equipo que ha dominado de principio a fin la eliminatoria, el más poderoso y con plantilla más amplia. Eso sí, al menos el Baskonia peleó y mostró buena actitud frente a su hinchada en el último partido de la temporada. ¿Se podía haber alargado la eliminatoria? Tal vez, pero el resultado final habría sido el mismo. Toca ya pensar en el próximo curso.