No sé si se hace en algún club de elite, pero me gustaría pensar que sí y que es ya en casi todos: me refiero, claro está, a coger a los deportistas –jóvenes, millonarios, admirados, algunos con escasa o nula educación– y explicarles algunas cosas básicas de la vida. Por ejemplo, que no pueden ir por ahí violando a nadie. En primer lugar, por ética. Y, si eso les resbala, porque no son impunes o inmunes como el rey de España, sino que pueden ver cómo se truncan de golpe sus carreras deportivas y sus vidas con una decena o docena de años en la cárcel. Que sí, que muchas mujeres los buscan, y tal y cual, pero que eso no les da patente de corso con todo lo que se ponga a su alcance. Que hay que tener dos dedos de frente. No sabemos –y no queremos prejuzgar– si Dani Alves es inocente o culpable. Pero el horizonte que tiene por delante es un buen ejemplo que esos clubes pueden ponerle a esos deportistas.