ocos equipos pueden presumir de lo conseguido por el Gurpea Beti Onak. El conjunto navarro acaba de cerrar una temporada de ensueño. Espectacular. El ascenso a la máxima categoría ha sido el colofón, el broche de oro a una temporada perfecta en la que no ha perdido ni uno solo partido. En 31 encuentros ha cosechado 30 victorias y sólo un empate, el de ayer ante el Grafometal La Rioja. Unos números envidiables, para enmarcar, y que dejan en evidencia el buen hacer de un club que aspiraba desde hace años a conquistar la máxima categoría. El sueño, por fin, se ha cumplido.

Las navarras finalizaron la competición regular con un registro de escándalo. 26 triunfos en 26 enfrentamientos. Algo que se dice fácil, pero que en absoluto lo es. Sobre todo cuando se trata de un equipo de la División de Honor Plata femenina, una categoría no profesional para la mayoría de jugadoras. Muchas estudian -la media de edad de la plantilla es de unos 21 años- y otras trabajan. Todas ellas hacen malabares para estar al cien por cien en los entrenamientos y rendir al máximo luego en los partidos. Pero ese esfuerzo, ese trabajo colectivo y ese compromiso han tenido al fin sus frutos en forma de ascenso.

Su técnico, Miguel Etxeberria, es uno de los grandes artífices de este éxito. Aúna juventud y experiencia por partes iguales y no sólo ha demostrado su valía a los mandos del Gurpea Beti Onak, sino que además es técnico de la selección navarra infantil y ha cosechado grandes triunfos en las ediciones del Campeonato de España de Selecciones Autonómicas (CESA), con dos medallas de oro y una de bronce en los últimos tres años. El entrenador navarro ha dotado de unas señas de identidad muy reconocibles al conjunto villavés, con un balonmano dinámico basado en una fuerte defensa y un rápido contragolpe. Defender y correr, el espectáculo de este deporte. Eso le ha permitido al conjunto villavés presumir de la mejor zaga y el mejor ataque esta temporada. Con un grupo joven y a la vez experimentado, dos facetas que se combinan a la perfección.

la guinda de un proyecto El histórico ascenso del Gurpea Beti Onak a la Liga Guerreras Iberdrola es, además, la culminación de un proyecto que comenzó a fraguarse en 2018. Cuando el Gobierno de Navarra y la Fundación Miguel Induráin llegaron a un acuerdo para la reestructuración del balonmano femenino, donde se decidió que el club de Villava-Atarrabia se convertiría en equipo referencia. El objetivo, que todas las niñas que enfocaran su sueño al balonmano pudiesen completar una carrera desde la base hasta lo más alto.

Con este ascenso, esa meta se alcanza. El Beti Onak devuelve a Navarra a lo más alto del balonmano femenino. Sigue la estela del Itxako de Estella-Lizarra, desaparecido hace nueve años, y de Oberena. Empieza una nueva etapa. Por ahora toca disfrutar de un ascenso histórico. Un pueblo como Villava-Atarrabia -de poco más de 10.000 habitantes- ha entrado en el olimpo del balonmano femenino. Más adelante -no mucho- ya tocará idear el proyecto. l