El Giro de Italia ha vuelto a vivir otro episodio polémico. La organización se ha visto obligada a mutilar la etapa reina de la carrera de este lunes por la presión de los corredores. La decisión se ha tomado antes de la salida, pero lo cierto es que era un debate que se estaba barruntando desde días atrás en el seno del pelotón. Ante las adversas condiciones meteorológicas, una parte del pelotón estaba dispuesta a borrar parte de la etapa reina del Giro.

Agarrados al argumento de las condiciones de meteorología extrema (frío, lluvia y tal vez nieve) que se esperan durante el recorrido por las bóvedas de Italia, han logrado la cancelación del nudo gordiano de la etapa que debía marcar los designios del Giro. Ni el Fedaia, de 2.057 metros, ni el Pordoi, de 2.239 metros de altitud, se ascenderán. Desaparecen del trazado. Así las cosas, de los 212 kilómetros que tenía la etapa en su origen, esta pasa a tener un recorrido de 153 kilómetros en los que se mantiene La Crosetta, el puerto inicial, y Giau (2.233 metros) antes de acabar en Cortina d'Ampezo.

"Nuestro principal objetivo es que los corredores lleguen sanos a Milán. Las condiciones meteorológicas pueden ser buenas ahora, pero no sabemos si lo serán más tarde. Están cayendo algunos copos de nieve mezclados en la lluvia. Queremos hacer una etapa corta pero intensa, más que una etapa no demasiado maravillosa", ha expuesto Mauro Vegni, director del Giro en la Rai, que ha tirado de ironía ante la posibilidad de mantener el recorrido pero que los ciclistas opten por no competir. El pasado año, el pelotón del Giro también logró que la etapa más larga quedara en un sucedáneo apelando al mal tiempo.