- Andrea Lopes es una pamplonesa de 24 años que juega en el Txantrea, en Segunda División de fútbol sala femenino. No tendría un espacio en el periódico estos días que la competición está detenida de no ser por su trabajo. Es enfermera del centro de salud de Burlada y en estas semanas apoya a la residencia de ancianos Landazábal de la misma localidad. Una deportista navarra en la zona cero de la pandemia del COVID-19.

¿Cuál es su trabajo actualmente y cuál es la relación con los enfermos de coronavirus

-En las últimas semanas, mi trabajo ha cambiado completamente. Yo llevaba a cabo mi trabajo como enfermera en pediatría y alguna vez pasaba, de manera ocasional, a ejercer como enfermera con adultos. Pero en las últimas semanas, con el aumento de los casos de contagio por COVID-19, la situación ha cambiado radicalmente porque tanto las revisiones como las consultas presenciales son mínimas y al Centro de salud sólo se va si es estrictamente necesario, precisamente para evitar contagios, tanto a nosotros como a los pacientes que vienen. Ahora mismo en el trabajo buena parte de las atenciones son por situaciones relacionadas con la enfermedad. Por una parte, cada día realizamos las llamadas de seguimiento a las personas que están diagnosticadas de COVID-19, para preguntar qué tal están, conocer los síntomas que presentan cada día y seguir la evolución de la enfermedad desde sus domicilios. Si nos cuentan que se encuentran peor, llamamos al 112, pero mientras tanto llevamos nosotros el seguimiento desde el Centro de salud. Por otra parte, si hay que hacer curas o hay que controlar el sintrón a pacientes de más de 70 años o con enfermedades asociadas, somos nosotras las que vamos a los domicilios, precisamente para evitar que se contagien si ellos se desplazan al Centro de salud. En estas semanas, las consultas presenciales son únicamente las estrictamente necesarias. Así que también me toca ir a los domicilios para hacer seguimiento de personas que no están contagiadas, pero requieren el servicio de enfermería del Centro de salud. La carga de trabajo ha aumentado y se priorizan las consultas y las visitas a domicilio. Nos tenemos que adaptar a los cambios de protocolo que se actualizan a diario. Cuesta, pero lo estamos llevando bien. En un primer momento pasamos un periodo de desconcierto, porque todo cambiaba muy rápido, pero con el paso de los días hemos mejorado, nos hemos adaptado a la situación actual y lo estamos llevando bien.

También acude como enfermera a la residencia de ancianos Landazábal.

-Sí. En la residencia pidieron ayuda porque la situación así lo requería y desde el centro de salud de Burlada se les apoya con dos enfermeras. Cuando vamos, nos toca echar una mano con lo que necesitan en ese momento. Ahora mismo, el trabajo en equipo es fundamental, cada uno aportando lo que sabe y tratando de llevarlo lo mejor posible.

¿Tienen recursos suficientes para evitar contagios?

-Los recursos de protección escasean. No son suficientes para abordar la situación tan extrema en la que nos encontramos. Nos sentimos desprotegidos. Trabajamos con materiales que no son los óptimos, pero trabajamos lo mejor posible con lo que tenemos. Creo que es algo generalizado. Sólo tenemos mascarillas, guantes y utilizamos las gafas en alguna ocasión. En la residencia de ancianos sí que nos ponen un EPI (equipo de protección individual) bastante completo porque estás en contacto directo con ancianos que están contagiados por el COVID-19. Hay una planta exclusiva de casos positivos y hay que tomar las medidas de máxima protección.

¿Han modificado la jornada de trabajo?

-Sí. Hemos alargado horarios en el turno de trabajo del día a día y hacemos jornadas de nueve horas, aunque en algún momento me ha tocado hacer 12 horas, en función de las necesidades y la carga de trabajo.

Más que nunca está quedando en evidencia que es una profesión vocacional.

-Una es enfermera por vocación y ahora se ve más que nunca. A las que nos gusta la profesión, estamos luchando más que en ningún otro momento, mientras que las personas cuya profesión no es vocacional están sufriendo mucho. En estas situaciones se nota mucho quién quiere ayudar y está luchando por salir adelante dando lo mejor de cada uno, o los que están pasando por esta situación como pueden.

¿Los datos de contagios que se conocen a diario asustan a alguien que trabaja en el sector sanitario?

-Todo el mundo está asustado y alerta porque es una situación muy complicada, ya no porque te contagies tú, sino porque puedes contagiar al resto. Es la incertidumbre que genera el no saber. Puedes estar contagiado, transmitirlo y no saber porque no tienes los síntomas. Yo tengo miedo de ser yo un foco de contagio para los demás. Tomo las medidas de precaución máximas para no contagiarme y no contagiar al resto, pero faltan test para tener la seguridad de que no tienes la enfermedad.

Habla en estos momentos de la importancia del trabajo en equipo en la sanidad. Ese es uno de los valores que una jugadora de fútbol sala como usted conoce a la perfección.

-Sí. Se asemeja bastante a mi experiencia en mi equipo de fútbol sala. Ahora mismo en esta pandemia somos todos un equipo que tenemos un objetivo común, que es salir de esta situación, y un objetivo individual, que es hacer cada uno su función lo mejor posible para sumar al equipo y al objetivo común. También hay valores comunes entre el deporte y la situación de estamos viviendo todos a raíz de esta pandemia, como el sacrificio y el no rendirte, el darlo absolutamente todo para poder salir de esto. Cada uno está aportando lo que puede: unos quedándose en casa, otros trabajando el triple… Se está haciendo muy bien tanto en el ámbito sociosanitario como en la sociedad en general. Yo creo que es una situación en la que, a pesar de que no nos podamos ver o no nos podamos tocar, nos estamos uniendo muchísimo, es una unión general y es bonito.

¿Qué le parece el gesto de salir a las ventanas a aplaudir cada día como homenaje a los sanitarios?

-El jueves salí justo a las ocho de la residencia y escuché los aplausos de los vecinos y eso te llena de energía positiva y de ganas de seguir luchando y trabajando al máximo. Fue muy bonito. Ese detalle es muy bonito. Y creo que no sólo es un aplauso para los sanitarios, sino a todo el mundo, porque todos estamos remando por el mismo objetivo. Saldremos de esta porque estamos haciendo las cosas bien entre todos.

¿Qué mensaje lanzaría a la ciudadanía?

-Que sigamos remando todos juntos en la misma dirección. Es una carrera de fondo y lo estamos haciendo muy bien. Es importante no bajar la guardia y luchar hasta el final. Todo pasará, pero no hay que pensar en el futuro, sino en el día a día. Hay que hacer las cosas lo mejor posible.

Fecha y lugar de nacimiento. 21-12-1996. Pamplona.

Familia. Vive con su familia, sus padres y su hermano. “Me apoyan mucho porque hay días que llego agotada y siempre tienen palabras de ánimo”.

Estudios. Terminó enfermería en 2018 en la UPNA.

Trayectoria. Empezó a jugar a fútbol sala con 15 años en el Txantrea. Después dejó la actividad y regresó con 19. Juega en el equipo de Segunda División, que lucha por subir a la máxima categoría. “Se echa de menos el fútbol sala, porque soy una persona muy activa, me gusta mucho el deporte, ir al monte… Me venía bien para desconectar. Intento hacer alguna cosa en casa, pero se echa de menos el equipo, el ambiente del vestuario, la competición… Ya llegará. Ahora tenemos que estar a tope, como si fuera una pretemporada, y ya se verá qué pasa después”.

“Yo aplaudo cada día a todo el mundo, porque también se ayuda mucho quedándose en casa”

Jugadora del Txantrea de fútbol sala