- Con 31 años, el argentino Andrés Santos decidió en diciembre dar un paso de gigante en su vida. Con doble nacionalidad hispano-argentina, ya que sus abuelos eran españoles, no quería retirarse sin jugar en la Liga española. Así que pidió una excedencia en su trabajo como profesor de Marketing en Secundaria, dejó Boca Juniors, donde había jugado 13 temporadas y cruzó el charco para llegar al Aspil. Debutó en enero. Ha jugado siete partidos. La pandemia truncó su sueño... y la posibilidad de reunirse con su mujer. “Mi esposa tenía pasaje para venir el domingo 15 de marzo, justo cuando se decretó el estado de alarma, pero viendo la situación le recomendé que no viajara y al otro día de hablar comentaron que se cerraban las fronteras en Argentina y el aeropuerto de Madrid. Si hubiera venido dos días antes, habría podido pasar la cuarentena con ella, pero por otro lado me alegro de que esté allí y se encuentre bien”.

Andrés Santos sigue la evolución de la pandemia en los dos países. “Allí decretaron la cuarentena cuando la cifra de contagiados era de cien. Tomaron medidas muy pronto. Es cierto que la situación social y la estructura es muy diferente allí, así como la capacidad de la sanidad, que allí es mucho más reducida que acá. Pero se tomaron decisiones pronto. Aquí se está llegando al pico y esperemos que la evolución sea a la baja”.

Dice que el aspecto mental es clave para llevar el confinamiento en solitario. “Físicamente sigo los ejercicios que nos preparan y los integro en la rutina del confinamiento. Los entrenamientos me ocupan una hora, que ahora los estoy haciendo por videollamada con mi esposa. Entrenamos los dos a la vez y es una forma de comunicarnos y de mantenernos en forma. El resto del día trato de ocuparme en otras cosas. Tengo un montón de proyectos en Argentina. Soy docente y estoy preparando clases y proyectos para que la situación no se vuelva insoportable. Daba clases de marketing en un colegio de Secundaria y ahora mismo estaba con licencia para jugar a fútbol sala aquí”.

Aun así, la soledad no se lleva bien. “Si tuviera con quién charlar sería más llevadero. Parece chiste, pero uno trata de hablar consigo mismo y enfocándome en todos estos proyectos para que no se me vaya la cabeza. La disciplina es clave, porque de lo contrario estaría todo el tiempo en el sillón viendo Netflix. Tengo mi rato de ocio, pero trato de que no sea todo el tiempo”.

Tiene claro lo que vamos a aprender con esta pandemia. “Nos va a enseñar lo frágiles que somos como personas. Aquí nadie es un superhéroe y nadie es inmortal. Cuando la naturaleza o el de arriba quiere, nos vamos. Por otra parte, esta pandemia ha despertado mucha solidaridad. Yo no dudaba de que Argentina era un pueblo solidario, pero aquí en España veo gestos que a uno le emocionan mucho. Eso nos va a reforzar”.

Le gustaría volver a jugar, siempre que la pandemia lo permita. “Llegué de Boca Juniors 13 años y quería en los últimos años de mi carrera demostrar que podía jugar en esta Liga. Estos dos meses han sido una bonita experiencia. Veremos a partir de ahora qué pasa. Lo prioritario es la salud”.