- Alexandre Manoel Da Silva, conocido en el fútbol sala como Araça, tiene 35 años y lleva la mayor parte de su trayectoria fuera de Brasil. Sabe lo que es tener la familia a miles de kilómetros, pero en tiempo de pandemia, la preocupación por su madre y por su hijo se multiplica. “En un primer momento no me planteé volver a Brasil, porque no sabíamos si la Liga se iba a reanudar pronto. Así que me quedé aquí. Solo. En España el coronavirus es una realidad y el tema es muy serio. Eso trato de trasladar a mi madre y a mi hijo, que están en Brasil, que no es una gripe y sólo tienen que ver lo que está pasando aquí”. Admite que “desde la distancia la preocupación es mayor por cómo va a afectar esta pandemia en Brasil. Mi madre es mayor y está sola. Mis amigos le ayudan a hacer la compra. Tengo contacto diario con ella, tanto que me dice ¡qué pesado eres, que estoy bien!. También tengo preocupación por mi hijo, que es muy activo y está siempre jugando, pero su madre es enfermera y sé que no le deja salir”.

Aquí lleva la situación como puede. “Sólo salgo a hacer la compra. Estar viviendo solo hace que la situación sea muy complicada. Los primeros días lo llevaba bastante bien, pero la incertidumbre que genera la pandemia no es fácil de llevar. A veces estoy un poco más bajo y me genera un poco de angustia, pero pienso en la gente que está peor, en los que están infectados y en hospitales y no me puedo quejar”. Y añade: “Entrenamos por videollamada todos juntos con el preparador físico durante una hora. ¡Pero quedan 23 horas al día libres! Me da tiempo para dormir, para ver Netflix, HBO… estoy aburrido de tanta serie. Ya hablo hasta con la tele. Dicen buenos días y les contesto”.

A su juicio, la pandemia les enseñará “a dar valor a cosas pequeñas que hacíamos todos los días”.