- La enfermera pamplonesa Beatriz Arriaga ha dejado de lado la camiseta roja de Osasuna Lacturale Orvina, el equipo de fútbol sala de Segunda División, para enfundarse el EPI (Equipación de Protección Individual) en la tercera planta del Complejo Hospitalario de Pamplona, reservada en su totalidad para enfermos infectados por COVID-19.

Atrás quedaron los días en los que hacía esfuerzos por compaginar su trabajo como enfermera en cirugía con los entrenamientos y los partidos del Orvina, a veces en Ezkaba, a veces en Galicia. Desde la llegada de la pandemia su trabajo ha cambiado y se ha enfundado una nueva equipación. El objetivo es ganar este partido al virus. Los otros, los de fútbol sala, tendrán que esperar, "probablemente hasta la próxima temporada".

Trabaja en la tercera planta, completa con casos de coronavirus. Como la mayoría de los sanitarios, ha tenido que adaptarse a las necesidades. "Antes era enfermera en cirugía, pero nuestro trabajo ha cambiado completamente desde la llegada de la pandemia. Los primeros días la situación era muy estresante, con mucha incertidumbre a la hora de trabajar, porque era algo nuevo para todos y no sabíamos muy bien qué teníamos que hacer. Era caótico, porque nuestra forma de trabajar era completamente diferente y cada día nos cambiaban el protocolo. A eso se unía la llegada continua de pacientes contagiados. Una planta de cirugía se transformó en un día en una planta de coronavirus, con todos los cambios que eso conlleva. Pero poco a poco ha ido mejorando la situación y actualmente estamos mucho mejor, con mayor control".

Bea Arriaga tiene en la planta a "muchas personas mayores, pero hay de todo un poco. El aspecto psicológico es lo que más cuesta, porque algunos de los pacientes que tenemos no se curan y fallecen solos. Es muy duro. Impacta". Es el lado más duro. Pero también se llevan alguna alegría. "Cuando les dan el alta a pacientes que han estado con nosotras es emotivo. En esta enfermedad los pacientes están solos, con nosotras y nadie más. Se les trata con cercanía porque somos conscientes de la situación, pero eso es algo que lo hacemos ahora con el coronavirus y parece algo extraordinario, pero lo cierto es que estamos siempre a pie de cama, ahora con el coronavirus y antes en cirugía o en la función que tuviera cada uno", recuerda la deportista del Orvina.

No tiene ninguna duda que la suya es una profesión vocacional. "Totalmente. Al principio cuando volvíamos de trabajar teníamos mucho miedo por no contagiar a tu gente, y mucha incertidumbre por si tú eras un foco de contagio. Pero es lo que nos toca hacer. Llegas al hospital y ves que hay mucho compañerismo, nos ayudamos unos a otros, y de momento vamos bien y eso te anima a seguir".

Trabaja a diario con la equipación de protección individual (EPI) que tanto han demandado los sanitarios desde el inicio de la pandemia y que en algunos hospitales han tenido que sustituir por un modelo improvisado de protección. "Tenemos EPIs completos. Cada día tenemos las protecciones de diferentes marcas, supongo que porque las comprarán en distintos sitios, pero se puede decir que al menos en la tercera planta no nos falta. Te da garantía de seguridad dentro de lo que cabe. Todo se puede mejorar, pero no me quejo de lo que tenemos".

Trabaja a turnos de mañana, tarde y noche. "El turno es rotatorio y tenemos más días o más horas en función de lo requiere la situación". Vive con unos amigos y cuando llega a casa trata de dejar cualquier rastro del virus alejado. "Toda la ropa va a la lavadora, me doy una ducha y sigo el día a día con la esperanza de haber dejado cualquier foco de contagio atrás. Siempre tienes la incertidumbre de si serás un foco de contagio, pero por ahora no he tenido ningún síntoma, aunque nunca se sabe". Siguen todas las pautas de higiene en el piso. No es para bromas.

En esta situación que ha cambiado la vida de todas las personas, echa de menos el deporte. "La verdad es que se echa de menos jugar, a las compañeras... Tenemos un equipo muy bonito y me gusta entrenar, la competición... No creo que volvamos a jugar esta temporada, pero estaremos preparadas para la próxima". Muchos valores del deporte los puede extrapolar a la situación actual de la pandemia. "Sí, se nota en el trabajo en equipo, el compañerismo, que todos vayamos a lo mismo".

No puede entender la falta de responsabilidad de los que incumplen el confinamiento. "Les contaría qué vemos cada día para que pudieran darse cuenta de la gravedad de esto. De fuera no se ve, pero desde dentro lo vivimos día a día y el tema es serio".

Agradece los aplausos de las 8 de la tarde. "Son emotivos, pero hay que dárselos también al que se queda en casa y aporta su granito de arena con eso a que haya menos contagios. El hospital está llevando a cabo su función y tiene la situación controlada gracias también a que cada uno colabora en casa".

A su juicio, esta situación nos enseñará "a valorar lo que tenemos y todo lo que es importante, porque tiene que venir una pandemia para darnos cuenta de lo que tenemos. Y no lo digo sólo por la sanidad, sino a nivel general".

Lanza un mensaje de optimismo a la ciudadanía: "entre todos de esto salimos". Y valora sobre todo "la importancia del trabajo en equipo que estamos haciendo todos y va a dar sus frutos. Todo el hospital en general ha hecho un esfuerzo grande para adaptarse a la situación con todo lo que engloba. Hay que ser optimistas, pero con precaución. Ahora vemos que la cosa está mejor, pero no nos podemos relajar".

Fecha y lugar de nacimiento. 12-3-1993, Pamplona.

Profesión. Enfermera. Terminó los estudios en 2015 y realizó un máster en Bilbao.

Trayectoria. Empezó a jugar en el equipo del colegio y a los 8 años se apuntó a fútbol sala en Orvina. En 2011 se fue a estudiar a Madrid y regresó al equipo en 2017. Ha jugado en Primera División. Ahora está en Segunda.

"Lo más duro es el tema psicológico. Algunos pacientes no se curan. En cambio, es emotivo cuando reciben el alta"

Jugadora del Osasuna Laturale Orvina