pamplona - Las lesiones siempre duelen. Y no sólo físicamente. Hay veces que encogen el corazón de compañeros, rivales y aficionados. Y es lo que pasó hace dos semanas cuando el jugador del Subiza Mikel Nieto, de 32 años, se rompía la tibia en el partido ante el Promesas, y también el sábado, cuando Carlos Mena, recién cumplidos los 36, hizo el silencio en Villafranca ante su exequipo al romperse cúbito y radio. Los dos se han lesionado por vez primera de gravedad pasada la treintena.

Carlos Mena entró ayer en el quirófano. No quiere marcarse plazos de recuperación. De momento digiere como puede su primera lesión grave. “Fue una caída. Se me fue la mitad del brazo hacia un lado y ya me imaginaba que podía ser una lesión así. Susto y a operar. Dicen que son seis semanas para que suelde bien el hueso y después rehabilitación. No quiero pensar nada, sino recuperarme bien. No estoy acostumbrado a lesionarme. Hace dos años tuve una lesión del ligamento externo de la rodilla, que se regeneró solo. Y eso ha sido todo”.

La lesión llega el año en el que disfruta con su equipo en Tercera. “Del otro lado de la barrera trataré de sufrir lo menos posible. El objetivo era competir, y lo estamos haciendo. Con nuestras limitaciones, pero estamos haciendo una buena temporada”. Y destaca a su entusiasta afición. “El pueblo de Villafranca está loco. Desde hace dos o tres temporadas, cuando vamos fuera de casa, los clubes lo agradecen porque las taquillas son bastante generosas. Y visitar Tafalla, Tajonar, Txantrea, Cirbonero, Cortes, Mutilvera... es algo grande para el Alesves”.

Cuando dejó la Segunda B y la Tercera para volver en Preferente al Alesves, lo tenía claro. “Había que subir a Autonómica y a Tercera. Siempre tenía el sueño de poder subir y se materializó el año pasado, y además con tus amigos. Es lo que lo hace diferente. En todos los equipos he tenido buenos vestuarios, pero hacerlo en tu pueblo, con tu gente, que no les tienes que contar el partido, sino que lo han visto, es diferente. Es vivirlo las 24 horas. Desde que sales de casa, si vas al bar, si vas a la tienda, todo el mundo está volcado. También tiene su punto, porque cuando no salen las cosas, no desconectas. Si juegas fuera de tu pueblo y no te salen las cosas, vuelves al pueblo, con tus amigos y te olvidas. Pero si estás en casa, todo gira en torno al equipo”.

Confía en que el equipo le dará la oportunidad de volver a jugar la temporada que viene en Tercera. “Hemos pasado un bache malo. No sé si habrá otro, pero salir de este te hace más fuertes. Y la victoria de la Txantrea nos da mucha confianza, porque además metimos cuatro goles. Las lesiones nos han lastrado, pero veo al equipo bien”.

Con 36 años, mantiene la ilusión del primer día. “Ayuda mucho el vestuario. Subes a entrenar con los amigos y todo es más fácil. Me gusta mucho jugar, entrenar, vivir el fútbol... Si no juegas, vas a ver al Azkoyen o a cualquier equipo... Si se te hace difícil entrenar, la gente lo deja. Pero yo disfruto en los entrenamiento. De hecho, es lo que más voy a echar de menos”. Un amigo le escribió un mensaje: “Que un brazo no te retire”. “Y creo que volveré con más ganas, porque pasaré mucha envidia sana desde fuera”. Dentro de lo malo, prefiere que la lesión haya sido en el brazo que en la pierna, y que no afecte a ninguna articulación. “Al menos me puedo mover”.

días duros para mikel nieto Peor plan tiene Mikel Nieto. El lunes hizo una semana que le operaron de una fractura de la meseta tibial, justo en la zona de la rodilla. Tiene la pierna inmovilizada y en estos primeros días es totalmente dependiente. “Fue una jugada fortuita, creo que un compañero cayó encima de mi pierna. En el momento supe que era grave, porque tenía la pierna dormida y no la podía mover. En ese momento, además del dolor físico, que era grande, el mayor dolor que tenía era saber que estaba roto. Pensaba que iba a tener la pierna mirando para otro lado y al verme la pierna bien, por un momento creí que iba a ser menos. Así que como estaba mi primo en el campo, no quise ambulancia, y él me llevó al hospital. Pero en el hospital confirmaron la fractura y el lunes me operaron en San Miguel”.

No atraviesa su mejor momento. “Esta semana ha sido muy dura psicológicamente. Espero mi segunda hija para marzo y ahora en lugar de quitar trabajo y estoy dando más. Estoy con muchos altibajos. Las lesiones nunca llegan en un buen momento, pero dada mi situación, es el peor momento. Con una cría de dos años y otra a punto de nacer... Ahora, en lugar de aportar, resto”.

El futuro inmediato le va a exigir tener mucha paciencia. “Tengo que estar entre dos o tres meses sin apoyar y con la pierna recta. Después, poco a poco. Mi objetivo es recuperarme. No me han dado plazos. Me han dicho que es una recuperación costosa. De momento ya he dicho adiós a la temporada. Lo demás será ir viendo. El médico me ha dicho que cuelgue las botas. Aunque esté bien después de la recuperación, sé que las circunstancias son complicadas”.

Le da pena, porque si con 32 años estaba jugando a fútbol es porque disfruta con lo que hace. “A mí me ha dado mucho. Tiene sus sacrificios, porque te quita fines de semana de estar con amigos, pareja o familia, pero también es cierto que te da mucho. Da pena una lesión así, pero está claro que es un riesgo que asumes”.

La verdad es que la temporada 2018-2019 ha sido para olvidar en el plano deportivo. “Hasta este año, jamás me había lesionado. Pero en la jornada 2, ante el Promesas, me rompí el quinto metatarsiano. No volví a jugar hasta el 22 de diciembre. Y me rompo la tibia justo en el partido ante el Promesas de la segunda vuelta. Con 20 años tuve un esguince de rodilla y no he vuelto a estar lesionado. Me veía inmune. Siempre hay gente más propensa a lesionarse y yo era de los que no me lesionaba nunca. Esta temporada he pasado de un extremo al otro. Es duro. Pero reconozco que he disfrutado mucho con el fútbol y que me ha aportado muchas cosas positivas”.

Fecha y lugar de nacimiento. 16-1-1983, Villafranca.

Familia. Casado.

Trayectoria. Cumple su cuarta temporada en el Alesves, el equipo de su pueblo. Llegó al Alesves en Preferente, subió a Autonómica y después a Tercera, una categoría que el equipo alcanzó después de 63 años. Antes había jugado en Tercera en equipos como Cirbonero (en dos etapas) y Tudelano, y en Segunda B en Peña Sport (2002-2004 y 2007-08) y Alfaro (2004-2007).