El Club Atlético Osasuna debe de ser la única institución democrática del mundo en la que un referéndum entre sus miembros/ciudadanos/socios tiene menos valor que lo que deciden órganos superiores de representación como la Asamblea o la junta directiva. Sí, vale, al final la Asamblea ha convalidado lo decidido en el referéndum sobre la reforma de El Sadar. Pero podría haber votado ayer en contra y haberse llegado al absurdo de convertir el resultado de un referéndum legal en papel mojado, una decisión de todos tumbada por unos pocos. Como no dudo de que los Estatutos daban legalidad a todo este espectáculo al que hemos asistido, ya está tardando el club en cambiar una norma tan surrealista. Si la soberanía de Osasuna reside en sus socios, lo que éstos dicen en un referéndum es ley y no puede depender de nadie más. Puro abecé de la democracia.