lekunberri - De primera regional a ocupar puestos de play off de ascenso a Segunda División B. De las catacumbas del fútbol regional navarro a la victoria del sábado pasado ante Osasuna Promesas. Podría parecer un trayecto largo y costoso, pero es el que ha recorrido el Beti Kozkor desde 2013, cuando Rodri Fernández se hizo cargo de un proyecto que ha moldeado ad hoc hasta llevarlo hasta donde nadie (ni él mismo, según admite) pensó que llegaría. En ese camino le han acompañado cuatro jugadores: Hodei Buldáin, Andoni Jiménez Pitu, Jonathan Weiler y Christian Laplana Celi.

“Rodri jugó muchos años a fútbol conmigo. Un día nos comentó que iba a hacer un equipo en Lekunberri, que era un proyecto muy bonito. De ahí surgió un equipo con doce o trece chicos de Pamplona, uno de Lekunberri y los demás de Irurtzun. La tontería empezó con un equipo en Primera Regional, pero resulta que el primer año ganamos la liga y ascendimos. En el segundo, volvemos a subir (de Preferente a Autonómica). En nuestro segundo año en Autonómica, ganamos la liga y llegamos a Tercera”, dice Andoni Jiménez. “Es un equipo que formamos para competir en Regional y nadie pensaba que estaríamos en puestos de fase de ascenso a Segunda B”, añade Weiler.

Andoni vive en Mutilva y Weiler en Lezkairu. Ambos deben coger el coche y realizar 90 kilómetros para entrenar en el Plazaola, dos días por semana desde hace seis años. En los inicios del equipo, era el propio Rodri Hernández quien prestaba dinero a sus jugadores para pagarse la gasolina o quien llevaba plátanos a los entrenamientos. “Él es el Beti Kozkor”, resume Weiler. “Es entrenador, directivo, delegado, presidente... Para mí, él es el artífice de todo esto”, agrega el central del equipo lekunberriara.

Con el paso de los años, han comenzado a surgir muchos jugadores de Lekunberri formados en la cantera. Una hornada de jóvenes y talentosos futbolistas que han tomado el primer equipo, como es el caso del guardameta de 20 años Hodei Buldáin. “Llevo en el club desde los 14 años, he jugado aquí toda mi vida”, cuenta el joven portero. Este trabajo con la cantera y búsqueda de identidad del equipo ha provocado que en el pueblo aumente el seguimiento al conjunto manguiverde. “Ha mejorado la situación, pero aún no hay cultura de fútbol. Me da envidia lo que se vive en Oteiza o Cáseda. La gente aquí prefiere quedarse en el bar viendo un partido de pelota que venir a ver al equipo. Antes era comprensible porque casi no jugaba gente de Lekunberri. ¿Para qué iba a bajar uno del pueblo a ver jugar a gente de Pamplona?”, confiesa Pitu.

una temporada de ensueño Era difícil imaginar a principio de temporada que un equipo humilde como el Beti Kozkor, que representa a un pueblo de 1.500 habitantes y que no tiene todavía establecida una cultura de fútbol, estaría en puestos de ascenso a falta de diez jornadas para que concluya la temporada. Cuarto clasificado, peleando de tú a tú con equipos grandes de la categoría como Peña Sport y Mutilvera, el Beti Kozkor se ha erigido como el equipo revelación de la presente campaña en Tercera División.

Los números del equipo dirigido por Rodrigo Fernández son sensacionales, más aún si tenemos en cuenta que se trata de su segunda temporada en Tercera División. En 29 partidos: 17 victorias, 10 empates y tan solo 2 derrotas. 50 goles a favor y 21 en contra.

No se trata de casualidad o suerte, sino que es fruto de mucho trabajo y, sobre todo, de una idea muy clara del fútbol que quieren practicar. Pitu la explica sin tapujos: “Estamos cansados de que la gente diga que somos cerdos cuando no es verdad. No tenemos expulsados y no hacemos nada para que nos llamen así. Somos fuertes e intensos pero nobles”. Lo confirma un moratón en la cara de Jonathan Weiler, fruto de un encontronazo con un jugador de su propio equipo en el partido de Osasuna. Otro de los sellos personales del equipo dirigido por Rodri Fernández es su poderío aéreo. “Nuestro juego es replegarnos atrás, defender bien y confiar en que tendremos nuestras oportunidades. Además, tenemos cinco o seis jugadores que van por arriba muy bien y en Tercera División el balón parado es vital”, explica Laplana, uno de los jugadores que, precisamente, dispone de mejor juego aéreo.

Un equipo joven y con ilusión, con un estilo irrenunciable y con fe en su entrenador, que ha llevado a cabo una planificación deportiva inmaculada que se materializó en los seis fichajes que el Beti Kozkor acometió en verano. Los goles de Beñat Barberena (Pamplona), la experiencia en la categoría de Gaskue (Mutilvera) o la intensidad de Pablo Arozarena (Mutilvera) han sido claves en el salto de calidad que ha dado el equipo. A parte de estos tres hombres, también reforzaron al equipo Jordi Balda (Tolosa), Mikel Redecillas (Beti Casedano) y Odei López (Berriozar). Los refuerzos y la experiencia añadida de la pasada campaña ayudan a entender mejor al equipo revelación de Tercera.

un ascenso ¿deseado? Lo que hubiese sido una utopía a principios de temporada, disputar la fase de ascenso a Segunda División B, empieza a convertirse en una realidad cercana. Los jugadores lo asumen con naturalidad y no tienen vértigo. Son conscientes de que pase lo que pase, han logrado una hazaña. “El salto de Tercera a Segunda B es bestial. Yo no pienso en subir. Nuestro premio es llegar a donde creo que vamos a llegar, que es a jugar la fase de ascenso. Yo digo en broma que si subimos a Segunda B, nos echan a casi todos”, dice Weiler provocando la risa de sus compañeros. “Imagínate tener que viajar a Asturias para jugar...”, añade Celi.

Todavía quedan nueve jornadas para dar por finalizada esta temporada histórica para el Beti Kozkor. Pase lo que pase, estos jugadores han forjado la historia futbolística de un pueblo: Lekunberri.