V illarreal y Atlético, dueños de dos equipos de Primera y paganinis de los sueldos de los futbolistas, quieren jugar en Miami, por invitación a hacerlo de la propia Liga, interesada en aumentar su exposición en Estados Unidos. Pero una vez lo deciden, aparece Luis Rubiales y les dice que para jugar ese encuentro les faltan ¡cinco! permisos que no tienen. En concreto, de la FIFA, la UEFA, la Concacaf y las federaciones de fútbol de España y de EEUU (y a saber si la de Trump, especialmente tontito con Europa en los últimos tiempos). Y no, no es la típica burocracia, sino para dejar claro quién manda aquí... Esos grandes organismos del fútbol deberían recordar de vez en cuando que precisamente en EEUU han demostrado -la NBA, el fútbol americano, el béisbol y el hockey sobre hielo- que las grandes competiciones se gobiernan bien solas, y que les convendría vivir y dejar vivir, no vaya a ser que un día se les rebelen y se les acabe el chollo.