- Natalia Astráin cumple su sueño de ser entrenadora de fútbol en EEUU. Allí entrena esta temporada al Houston Dash y colabora en las categorías inferiores de la selección más laureada del fútbol femenino. Todo un reto que en el próximo mes y medio se tendrá que paralizar por la extensión del coronavirus.

La entrenadora navarra sigue en su casa de Houston, con las emociones a flor de piel cuando oye por cantar el Riau Riau en los balcones de Pamplona a través de las redes sociales y escucha las reacciones espontáneas de sus paisanos.

Hasta hace unos días veía la expansión del virus a miles de kilómetros de distancia, pero ya ha llegado a Norteamérica. “Al principio en EEUU la situación se vivía desde la distancia, como algo que pasaba en China o en Europa, muy lejos de este país. Pero ahora se están detectando casos en EEUU y se están empezando a tomar medidas. La diversidad aquí es grande, porque el país es enorme y los viajes en avión son habituales. Es complicado controlar el tema”.

Por ahora los colegios ya han alargado las vacaciones. “En EEUU ahora llega el Spring Break. Una especie de semana blanca, pero en primavera. Las universidades y los colegios han aprovechado para dar una semana más de vacaciones y han cerrado para dos semanas. Las universidades de alto nivel continúan las clases on line. En lo deportivo, el jueves 12 la Federación mandó un comunicado y la Liga se ha suspendido hasta el 30 de abril en todas las categorías, así como las concentraciones y todos los torneos”.

En la escuela de una de las chicas del club se ha detectado algún caso de coronavirus. “En cuanto se supo se tomó rápidamente la medida de que no entrenara. Aquí todo está empezando y la gente está con un poco de psicosis por lo que se ve en Europa. El otro día fui al supermercado y estaba todo vacío. No hay decretado el estado de alarma, pero la gente se ha empezado a quedar en casa a iniciativa personal y ha vaciado los supermercados”.

Una medida siempre difícil de controlar, pero más todavía en un país tan consumista como EEUU. “Las recomendaciones es que la gente esté en casa y que sólo compre lo necesario. El jueves y el viernes de la semana pasada fue caótico, porque había gente que arrasaba los supermercados y otros no podían comprar. Los americanos son bastante exagerados para todo. El punto de inflexión fue cuando el jueves 12 se cortaron los viajes en avión a Europa. Entonces se vio que podía llegar aquí y que el tema era incontrolable”

Trata de adaptarse a una nueva rutina y, aunque su pasión es estar a pie de campo, Natalia Astráin aprovecha para ponerse al día con temas más administrativos dentro del propio club. “Aquí siempre tienes trabajo y aprovecho para adelantar tarea de oficina como las evaluaciones de jugadoras. Por ejemplo, la semana pasada estuve participando con la federación en una concentración y tenía que hacer informes. Aunque no hay entrenamientos, esta semana tenemos que ir a la oficina y los entrenadores no estamos muy contentos. Al final esto lo cambiarán porque todo va un poco más lento pero la gente se está concienciando. Mirándolo por el lado positivo y por sacar una sonrisa se agradece tener tiempo para adelantar trabajo en casa y aprovechar algún rato libre para leer algún libro, que este año apenas lo he podido hacer por motivo de trabajo, y aprovecho a leer, que es lo que me gusta”, comenta, siempre positiva.

A la Liga le restan tres meses y medio que todavía no sabe cómo se recuperarán. “Nos queda toda la competición de marzo, abril, mayo y junio, porque se compite hasta el final de junio. En abril teníamos una Copa muy importante, pero se ha cancelado. Como las distancias son tan grandes, los equipos viajamos cada dos semanas en avión y el riesgo de exposición es muy alto. El problema es que EEUU es inabarcable, porque todo tiene una dimensión exagerada por las distancias y los viajes. La población está tomando medidas personales. Las grandes universidades y colegios han cancelado las clases y, a partir de ahí, rápidamente reaccionaron las federaciones y los clubes”.

Sigue de cerca la actualidad en Navarra, donde vive su familia, y conserva sus amistades. “Como nota curiosa, aquí todos me preguntan por España, porque en las noticias se ve el tema de Europa. Se interesan por cómo está mi familia…”. Y no oculta que en algún momento se le encoge el corazón. “Yo estoy preocupada por los míos, hablo con mis padres todos los días y me transmiten que genera extrañeza y que nunca han vivido algo así. La distancia incrementa todo y por eso el nivel de preocupación es muy alto y por eso lo estoy viviendo con mucha intensidad. Con esta pandemia hay un miedo a lo desconocido y no sabemos qué va a pasar y cuánto tiempo va a durar”.

No pierde el contacto con los suyos a pesar de la distancia. “Trato de hablar con mis amigos, vas viendo los casos y parece que es importante minimizar que el virus llegue la población de riesgo. Lo que sí me emociona es ver los vídeos en Pamplona a la gente cantar el Riau Riau por los balcones, o los aplausos al personal sanitario, o ver cómo personas se ofrecen voluntarias para ayudar… Es algo que aquí no se hace porque la sociedad americana y la estructura de las ciudades es diferente. Tampoco se ha obligado a la gente a estar en casa. Cuando veo esas reacciones me emociona y siempre me he sentido orgullosa de ser de Pamplona y de Navarra y te das cuenta de que hay personas buenas y en estas situaciones sale el lado humano de la gente y se ve la solidaridad”.

Le gusta la colaboración que ha surgido espontáneamente en cada barrio de Pamplona. “Mi madre me ha dicho que en su zona se ponga una sábana blanca en la ventana si se necesita ayuda y me parece muy bonito y me llena de orgullo que la gente está reaccionando de esa manera. También es bonito ver que personas que no están trabajando en activo a nivel sanitario tienen conocimientos y se están ofreciendo a comprar comida. Aunque la situación es negativa, estos detalles son muy bonitos y me emociona mucho verlo desde aquí”.

La distancia multiplica muchas emociones y el caso de Natalia Astráin no es una excepción. “Para todas las personas que lo estamos viviendo fuera de casa la situación es bastante complicada. Las distancias son muy difíciles y seguro que otros que estén como yo lo estamos viviendo con mucha preocupación, pero me llena de esperanza ver cómo las personas están reaccionando y ayudando”. Sin embargo, “vivir fuera de casa se hace difícil. Es uno de los momentos más difíciles que estoy viviendo fuera de casa. Además, la imposibilidad de viajar hace que todo sea más complicado”.

Pero no quiere despedirse sin dejar huella de su carácter positivo y lanzar un mensaje de apoyo para todos los navarros. “Mucho ánimo para sonreír cada día y que la gente mayor esté bien. Esto está parando la vida, nos hace parar todo. Este virus deshumaniza a la humanidad, porque está haciendo que evitemos todo tipo de contacto, pero al ver ese tipo de detalles de ver que todo el mundo está reaccionando, pienso que a pesar de que el virus nos quiere deshumanizar, el lado humano sigue estando y eso es lo que nos tiene que quedar”. Una reflexión para meditar ahora que hay tiempo.

“Es uno de mis momentos más difíciles fuera de casa. Se vive todo con preocupación”

“El virus nos quiere deshumanizar evitando el contacto, pero está logrando lo contrario”

Entrenadora de fútbol en EEUU