- Julio Leo es el árbitro más veterano de Segunda B, con 14 temporadas consecutivas en la categoría. Con 40 años cumplidos en octubre, sabía que por edad esta era su última temporada, aunque todavía desconoce si podrá despedirse en los terrenos de juego, con sus niños, su familia y sus amigos en la grada, como le hubiera gustado.

¿Podrá despedirse del arbitraje en el campo?

-No lo sé. Hay tres escenarios. El más pesimista es que no haya ya más partidos en ninguna categoría. El segundo es que haya encuentros en Segunda y Primera División y pueda ir de cuarto árbitro y al menos pueda ejercer como tal, y el tercero es que sea uno de los 25 elegidos en Segunda B para arbitrar el play off de ascenso a Segunda, si es que se pueden disputar finalmente. Así que a día de hoy no sé si ya he dado mi último silbido o si todavía podré despedirme en el campo. Después de tantos años, me gustaría poder despedirme en el campo. Mi último partido en Segunda B fue en Ejea de los Caballeros ante el Castellón el 1 de marzo, pero para nada era consciente de que podía ser el último. Después pité un derbi de juveniles de División de Honor en Mutilva ante el Txantrea, que, a día de hoy, es mi último partido como árbitro principal.

¿Su preparación está siendo igual por si acaso puede volver?

-Con el confinamiento seguí los ejercicios de mi preparador físico y desde el sábado pasado ya puedo entrenar en la calle. No me cuesta mantenerme en forma porque siempre me ha gustado el deporte.

¿Tenía en mente alguna despedida?

-Tuve la suerte y el honor de estar la temporada pasada en la despedida de Alberto Undiano en la Liga, en el Real Madrid-Betis, de cuarto árbitro. Se le hizo una despedida con su familia y pensé que en mi último partido podrían venir mi familia y mis amigos, pero si no se puede viajar y no va a haber público, es poco probable que sea finalmente así. Tendré que pitar el partido, si tengo esa suerte, y después celebrarlo con una cena en Pamplona. Da pena, porque lo que más ilusión me hacía es que estuvieran en el campo, porque mis hijos o mis sobrinas me han visto arbitrar en Oberena, San Juan, Tajonar... pero no es lo mismo que un partido de Segunda B ante miles de personas. Que viesen mis hijos a dónde se iba su padre los fines de semana.

Sabía desde el inicio que era su última temporada. ¿Ha tenido sabor de despedida en cada partido?

-Es bonito saber que es tu última temporada, pero he seguido preparándome para hacerlo lo mejor posible y no he tenido sentimiento de pena, sino que lo he disfrutado, sabiendo que allá donde voy, en principio no voy a volver. Lo he disfrutado y he sacado lo mejor de cada situación.

¿Se va en su mejor momento?

-Me encuentro muy bien física y arbitralmente. Están así las normas y cuando subí con 25 años a Segunda B lo pude hacer porque otros se retiraron con 40. Son normas que están escritas y hay que aceptarlas. Si ahora me dicen que puedo seguir un año más, a lo mejor me lo plantearía, pero hay que dar paso a los jóvenes.

Ha permanecido 14 temporadas en Segunda B. El árbitro con más años en la categoría a nivel nacional actualmente. No es fácil mantenerse tantos años en esa categoría.

-No es fácil. Cada año mi objetivo ha sido subir y he luchado por ello. No lo he conseguido, pero esa ilusión y ese trabajo han sido claves para disfrutar de lo que haces y tratar de mejorar.

Ha tenido tres oportunidades de subir a Segunda, lo que hubiera significado dar el salto al arbitraje profesional.

-Es el filtro más difícil. Llegar a Segunda B no es fácil, pero pasar a Segunda es muy complicado. De 120 árbitros sólo suben dos. No lo he conseguido. Me hubiera gustado, pero tampoco me voy con ninguna pena.

De sus casi 200 partidos en Segunda B, ¿de cuál guarda su mejor recuerdo?

-De los play off a Segunda, que son especiales porque hay mucho en juego. El primero fue en Mallorca, Atlético Baleares-Lugo, que fue muy disputado y me salió muy bien. Y más recientemente pité un Cultural Leonesa-Racing de Santander, en Liga regular, era en las últimas jornadas y primero contra segundo, con apenas puntos de diferencia. Había 15.000 personas y fue muy bonito.

¿Ha tenido algún disgusto en su trayectoria?

-No. Habré tenido mejores y peores tardes. Si algo no me sale bien, sigo entrenando pensando en el siguiente. Y en los inicios hay árbitros que cuentan muchas anécdotas, pero en 24 años no he tenido incidentes con público o con jugadores. Me siento afortunado.

Ha estado de cuarto árbitro en partidos importantes.

-Me retiro por la edad y aunque no he subido a Segunda, he sido un privilegiado porque he ido a muchos partidos con Alberto Undiano. He ido a cinco clásicos, al derbi vasco, al Real Madrid-Sevilla, al Sevilla-Barcelona... Esa sensación de campos con 50.000 y 80.000 personas es muy bonita. Cuando sales en el Sánchez Pizjuán y cantan el himno es especial, como San Mamés, Anoeta, el Vicente Calderón... Pero una vez que el árbitro inicia el partido te olvidas de si es un clásico o un partido de juveniles. Todos tus sentidos se centran en el partido.

Como cuarto árbitro en Primera, ¿ha tenido alguna anécdota con algún entrenador?

-No. Ellos hacen su trabajo y nosotros el nuestro. La situación ideal es no tener que hablar con ellos, más allá de buenos días o buenas tardes. Al final te dan la mano y te suelen decir buen trabajo. No cruzas más palabras.

¿Qué le ha dado el arbitraje?

-Muchas cosas. Empecé a arbitrar con 16 años y evolucionas como persona. El arbitraje te da una disciplina. Tienes que ser la persona más puntual, el más correcto en el campo... Son cosas que la vida te puede dar, pero en el arbitraje las aprendes más rápido. Y desde luego a trabajar y a ser constante.

¿Se ve desligado del arbitraje?

-No me lo he planteado. Quería retirarme en junio, que ahora no sé cuándo va a ser. y después ya pensaré. Creo que podría seguir arbitrando en Regional, pero llevo muchos años viajando mucho y creo que me tengo que dedicar a mi familia. En los campos casi seguro no seguiré. Pero de algún modo mi intención es no desvincularme en el mundo arbitral. Después de tantos años, creo que tengo que transmitir esa experiencia a los jóvenes.

¿Qué le llevó a ser árbitro?

-Me gustaba el fútbol y un amigo mío entró en el colegio y cada lunes nos contaba qué partido había arbitrado. Después hubo una charla en mi colegio con Alberto Undiano y hasta hoy.

Y en todo lo que he vivido, tengo mucho que agradecer a mi familia. A mi mujer por su paciencia y a mi padre porque él era el que me llevaba a todos los campos de los pueblos y sin él no estaría donde estoy. Me tenía que llevar una hora antes, más una hora de viaje, más el partido, más la hora de redactar el acta, más la vuelta, es mucho tiempo el que tenía que estar conmigo. Y tengo dos hijos, que han nacido en sábado, y en el primer parto me tuve que ir el lunes por trabajo a Bruselas y en el segundo tenía el domingo partido en Olot y el sábado después de comer me fui al partido. Estuve en el nacimiento de los dos, pero tuve que dejar a mi mujer en el hospital.

Fecha y lugar de nacimiento. 16-10-1978, Pamplona.

Familia. Casado y padre de dos hijos.

Profesión. Responsable de exportación de Tiruña.

Trayectoria. Se retira después de 14 temporadas consecutivas en Segunda B. Ascendió en 2006. En este tiempo ha arbitrado 176 partidos de Liga, 11 de Copa del Rey y ha participado en tres fases de ascenso en 2011-12, 2014-15 y 2017-18. Anteriormente, pasó por todas las categorías del fútbol navarro. Tres años en Tercera, dos en Preferente, cuatro en Primera Regional y una en juveniles.

Debut en Segunda B. Lemona-Real Unión, temporada 2006-07.

El navarro con más temporadas en Segunda B. Julio Leo se ha convertido en el árbitro navarro con más temporadas en Segunda B, superando así a Eusebio Sáez García, que pitó 12 años en la categoría. El árbitro de Tudela subió en la 1995-96 (el mismo año que Undiano) y pitó 11 años hasta subir a Segunda en la 2006-07. Su última campaña en Segunda B fue la 2007-08.

“Tenía ilusión por poder llevar a mis hijos, a mi familia y a mis amigos a mi último partido, pero es poco probable”