- A Vicente del Bosque no le gustan los reconocimientos ni el protagonismo. Su forma de encarar la vida y el fútbol siempre le impulsó a cederlo a otros pero no puede escapar de ser el seleccionador que guió a España a la mayor gloria. Se cumplen 10 años de la conquista del Mundial 2010 con la generación de oro del fútbol español. "Tuvimos mucha suerte", confiesa con el objetivo errado de tapar los méritos de un hito.

Lo ve todo ahora desde la barrera, orgulloso de lo logrado como entrenador cuando su vida iba destinada a ser técnico de formación. En la cantera del Real Madrid fue el único lugar donde se sintió "imprescindible". Formando futuras estrellas, conociendo a cada uno de los canteranos y sus entornos. Creó escuela pero le llegó el momento de dar el salto al primer equipo y los éxitos acompañaron sus años de banquillo hasta el momento soñado por cualquier seleccionador. Johannesburgo, 11 de julio de 2010. Cuando fuimos los mejores.

¿Qué siente cuando echa la vista diez años atrás?

-Fue un hecho histórico, un campeonato del mundo que España en cien años de historia no había conseguido nunca con muy buenas generaciones de futbolistas. Nosotros la teníamos buena, un equipo competitivo, un estilo de juego en el que estaban a gusto pero principalmente tuvimos mucha suerte. Reconocer esto no es ir en contra de nadie pero tuvimos ese punto de suerte que hay que tener.

"Aquí están los 23 mejores de los nuestros", dijo al dar su lista de 23 sin Diego López, De Gea, Marcos Senna, Cazorla, Dani Güiza o Álvaro Negredo. ¿Fue el momento más doloroso?

-Y muchos más que merecían estar. Ese momento es siempre el peor para un entrenador, tener que hacer una lista sabiendo que tienes que dejar fuera a mucha gente que en sus clubes son imprescindibles. Hasta cuando has ganado tienes un rictus de preocupación por los que no juegan. Siempre hay un entrenador que tiene que tomar decisiones y es imposible contentar a todos. Costó mucho decidir 23 pero fuimos acorde con lo que habíamos hecho en la fase de clasificación. Algún caso a última hora provocó cambios como la gran temporada de Víctor Valdés.

Siempre dijo que era un grupo sin una estrella por encima del resto, pero tenía muchos líderes naturales: Puyol, Ramos, Piqué, Xavi, Xabi Alonso... ¿Cómo lo gestionó?

-El liderazgo era de todos y espontáneo, a través del reconocimiento a su trayectoria, el número de partidos o su nivel. Éramos un grupo muy unido, inteligente y con oficio. Siempre he aplicado mucha normalidad, ni dártela de muy listo ni que vean limitaciones. Sobre todo que crean en ti, que lo que digas tenga sustancia, un discurso que no sea muy largo y que te crean.

Y se ganó el reconocimiento de un grupo muy unido al anterior seleccionador, Luis Aragonés.

-A ellos se lo dije, no tenéis que hablar mal del anterior seleccionador. Tenían mucha ascendencia y tenían que hablar bien de Luis, del actual no hablar, ni bien ni mal. Mi llegada no tenía que afectar a sus sentimientos. Me fui ganando su confianza con la mayor normalidad posible y entendiendo las relaciones humanas. Si ven que eres auténtico, justo, tratas a todos por igual, es la clave en la conducción de un grupo.

El Mundial de Sudáfrica era la primera vez que el mundo nos veía favoritos gracias al estilo del toque.

-Sí, era un grupo de jugadores que más allá de lo que nos gustará a los demás estaba lo que valían ellos y su potencialidad. Se sentían cómodos con esa forma de jugar y un entrenador tiene que ir a favor de que se sientan a gusto. No tocamos ninguna huella del pasado pero en contenidos de entrenamientos y relaciones personales aportamos porque cada uno es de una forma. No sé lo que hacía Luis, cada uno tiene su forma de trabajar y yo aporté la mía.

Ese favoritismo, ¿calaba en el grupo?

-Dentro de la selección sabíamos que teníamos buenas condiciones pero éramos bastante correctos. A nadie escuché decir que íbamos a ser campeones del mundo, solo se decía en la calle o la prensa, pero nosotros no lo decíamos porque sabemos lo que es el fútbol. Siempre dijimos que hace falta suerte porque ni siendo muy buenos a veces se gana.

Llegaba con un debate en la portería que alivió Valdés con su comportamiento. Iker Casillas luego habló en el campo.

-No nos podíamos fiar de lo que decían de Víctor y fue una respuesta positiva con su comportamiento. Estuvo muy correcto. Si tenemos que focalizar en alguien esa unión es en los tres porteros. Tuvieron un comportamiento magnífico en el Mundial y en el tiempo que estuvimos nosotros. Víctor y Pepe Reina jugaron un buen número de partidos, aunque el Mundial lo jugó todo Iker que tuvo mucha importancia en el éxito. Es uno de los artífices aunque para nosotros todos, los 23, fueron campeones del mundo sin distinción.

El segundo debate era en el centro del campo. Los jugadores del Barcelona querían a Busquets solo, sin Xabi Alonso.

-Es otra cosa que no se sabe si jugando con uno habíamos ganado más cómodos, pero la realidad es que los dos nos ayudaron a ser mejores. Sergio y Xabi Alonso tenían gran sentido del equipo, nos daban el sostén que necesitábamos, el inicio de juego en la construcción. Los dos estuvieron muy bien. Por encima de su rendimiento pensaban en el equipo siendo jugadores muy serviciales.

¿Se aprende de la derrota? No pudo haber peor comienzo con mejor fútbol ante Suiza.

-Parece que si has perdido el primer partido no puedes ser campeón, pero las estadísticas hay que tenerlas en cuenta sabiendo que no son definitivas. Ese día no tuvimos la suerte del resto del campeonato. No jugamos mal pero nos pusieron en una tesitura difícil. Ya no podíamos fallar.

Llegó Honduras y Chile para que todo girase hacia el optimismo. ¿Se sintió el miedo al fracaso en algún momento?

-Chile en los partidos amistosos siempre fue rival muy incómodo, junto a Paraguay de los equipos que menos hemos dominado. Nos costó muchísimo. Sentimos responsabilidad, no es miedo al fracaso, miedo a no cumplir con la responsabilidad que teníamos. Fueron momentos que marcaron, en el autobús donde siempre hay conversaciones, camino del estadio todo era un silencio que imponía.

Y España pasó a ser competitiva, eliminando barreras del pasado en fases en las que ganó siempre 1-0.

-Teníamos rivales enfrente muy fuertes. La Portugal de Cristiano era un equipazo y luego fue campeona de Europa. También tuvimos suerte con un gol en el límite y contra Paraguay superando momentos muy complicados. A Alemania la controlamos bien, ellos apenas llegaron y fuimos superiores en dominio ante un equipo que tantas veces nos habían superado. Les hicimos correr detrás del balón. Rompimos complejos.

Y tras esa exhibición futbolística llegó la gran final. ¿Se sentían ya invencibles frente a Holanda?

-Todos teníamos nuestras dudas de que íbamos a ganar aunque estábamos en ese momento de inercia positiva. Recuerdo la final como un partido ante una Holanda con un estilo admirado en el mundo, que nos intentó romper el juego con De Jong y Van Bommel para no tener mucha continuidad en la posesión. Tuvimos ese oficio necesario para vencer y los tres jugadores que salieron en el segundo tiempo, Jesús Navas, Cesc y Torres, decidieron en la acción del gol aunque lo metiese Andrés.

¿Tenían planeados los penaltis?

-Sí, habíamos pensado durante el partido. Le había dicho a Toni Grande que pensase en los lanzadores.

Pero llega el gol más importante de la historia y usted no lo celebra. Es una reacción que le define.

-Cada uno lo celebramos como somos, yo tenía una alegría como todo el mundo pero tenía que contenerme porque quedaban cuatro minutos y era necesario tener esa fortaleza emocional. No se había ganado aún. Luego en las celebraciones me lo pasé bien. Con tanta gente en cada pueblo, cómo no te vas a emocionar.

¿Se podrá repetir algún día este éxito o la generación de oro es irrepetible?

-Es muy complicado, se tienen que dar muchos factores pero la selección española tiene los cimientos puestos para volver a lograrlo. Aquella generación fue única, jugadores magníficos unidos, con un comportamiento extraordinario. Era el momento, el partido de nuestras vidas y no lo dejamos escapar.

"Es muy complicado, pero la selección española tiene los cimientos puestos para volver a lograrlo"