En un párrafo

lanazo en el Barça: montar una plantilla en torno a un jugador que no quiere estar ahí y que se queda porque no le queda otro remedio, que está tan harto de la falta de proyecto, de los parches y las chapuzas, que no se va a fiar de ninguna decisión, buena o mala, y cuya mentalidad ganadora hace tiempo que fue sustituida por el fatalismo de pensar: “A ver en qué partido de la temporada volvemos a hacer el ridículo como ante la Roma, el Liverpool o el Bayern”. ¿De verdad no habría sido mejor pactar una rescisión razonable con el Manchester City o con quien fuera, y empezar un nuevo proyecto de cero? ¿De qué dimensiones será la primera crisis cuando se empaten o pierdan un par de partidos seguidos, que ocurrirá porque siempre ocurre? Dicen por ahí -y si non e vero e ben trovato-, que Xavi Hernández se niega a coger al equipo hasta que no se vaya Messi. Era sensato como jugador y parece que también lo es como entrenador.