“Los cuatro que jugamos en Inglaterra nunca dudamos en venir a la selección por el amor que sentimos por la camiseta. Por más que la Premier no nos dejaba venir, nosotros quisimos venir para estar con el grupo”, señaló Emiliano Dibu Martínez, portero del Aston Villa y de la selección argentina poco antes de tomar un avión rumbo a Madrid para luego llevar a cabo una cuarentena en Croacia, que dura menos que en el Reino Unido. El Dibu Martínez es junto a su compañero de equipo, Emiliano Buendía, y los jugadores del Tottenham Cristian Romero y Giovani Lo Celso los responsables de la mayor escandalera, con ribetes de ópera bufa, que ha vivido el fútbol en sus últimos tiempos. Su ilegal presencia en el estadio Neo Química Arena provocó la abrupta irrupción de los probos funcionarios de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), que interrumpieron a los seis minutos de haberse iniciado el Superclásico, nada menos que un Brasil-Argentina clasificatorio para el Mundial de Catar y esperada revancha de la reciente final de la Copa América.

Según las autoridades brasileñas, los cuatro jugadores suministraron informaciones falsas sobre su procedencia desde Inglaterra en el proceso de inmigración llevado a cabo en el aeropuerto de Sao Paulo. Las normas sanitarias brasileñas vigentes exigen que las personas que hallan estado en los últimos 14 días en Reino Unido, India y Sudáfrica deben cumplir una cuarentena obligatoria de 10 días.

Esta situación fue constatada por Anvisa que, en una nota, afirma que comunicó dicha irregularidad a la delegación argentina. Sin embargo la Asociación Argentina de Fútbol (AFA) alega que nunca le fue notificada esa información, razón por la cual sintieron una “gran sorpresa” cuando los fiscales sanitarios irrumpieron en el césped del Neo Química a los seis minutos con el papel correspondiente, toda vez que Dibu Martínez, Romero y Lo Celso estaban jugando y Buendía esperaba turno en el banquillo.

El árbitro del encuentro, el venezolano Jesús Valenzuela, optó por interrumpir el partido después de que los argentinos abandonaran la cancha y en el acta anotó que en el campo entraron “unos intrusos”. Eso, traducido al lenguaje FIFA, sugiere que la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), responsable del orden en el partido, permitió dicha intromisión, y en consecuencia, se podría dar por perdido el encuentro a la canarinha, algo inocuo para un equipo que hasta ahora lo ha ganado todo.

Anvisa sostiene que el sábado, la víspera del partido, mantuvo una reunión con miembros de la CBF, de la delegación argentina, del Ministerio de Salud y de la Secretaría regional de sanidad de Sao Paulo y ahí se determinó la cuarentena de los cuatro jugadores. De momento, la Policía Federal brasileña ha abierto un proceso para un “posible crimen de falsedad ideológica” de estos cuatro jugadores.

La FIFA, aparte de lamentar lo sucedido, tan solo ha anunciado que tomará una “decisión a su debido tiempo”.

Por su parte la sorprendida AFA, además de echar cinismo al asunto, pues conocía el protocolo que impedía jugar a estos futbolistas y sus chanchullos para poder viajar, se acoge a la legislación sanitaria vigente en la Conmebol al justificar la convocatoria de los futbolistas, que estaban desde el día 3 en Brasil y que ninguna autoridad sanitaria les comunicó la irregularidad.

Por su parte, tanto el Aston Villa como el Tottenham estudian imponer multas y medidas disciplinarias a estos cuatro patriotas superlativos.