Mucho se está hablando en las últimas semanas de las posibles salidas este verano de Alexander Isak o de Adnan Januzaj, pero uno de los jugadores que más mercado tienen de la plantilla txuri-urdin es Mikel Merino. No hay que olvidar que el navarro ha competido esta temporada en dos buenos escaparates como son los Juegos Olímpicos con España y la campaña con la txuri-urdin con la que ha afrontado tres competiciones. Como es lógico, sus actuaciones, su rendimiento y su compromiso han sido elogiadas por Imanol Alguacil y no han pasado inadvertidas para muchos directores deportivos, que tienen subrayado su nombre en rojo.

Merino renovó su contrato en julio de 2020 hasta 2025 con una cláusula de 60 millones. Una cantidad a tener en cuenta sobre todo tal y como está el mercado, en el que sus protagonistas reconocen que se encuentra en una situación extraña y de tensa espera motivadas entre otras cosas por la guerra de Ucrania. No son muchos los clubes con músculo financiero tan importante como para entrar en una negociación con la Real que pueda rondar esa cantidad, ya que cuando prorrogó su vinculación lo hizo con la promesa de que el día que pidiera salir, escucharían propuestas para no encerrarle en una jaula de oro, tal y como le hubiese pasado en caso de recalar en otros clubes. No hay que olvidar que cuando aterrizó en Donostia, lo hizo creyendo en que el proyecto de la Real le iba a venir mucho mejor para relanzar su carrera que el del Athletic y el del Betis, que eran los otros dos conjuntos que pujaban fuerte por hacerse con sus servicios (a pesar de que a día de hoy todavía no lo quieran reconocer).

En Anoeta están preparados por si clubes muy poderosos preguntan por Merino, algo que consideran normal teniendo en cuenta su progresión y el resultado que está ofreciendo su contratación, por la que solo pagaron doce millones. Lo que es curioso es que, a pesar de no triunfar en ninguna de las competiciones cuando militó en el Borussia y en el Newcastle, las dos ligas en las que podría recalar serían la Premier o en los grandes alemanes. En España el Barça no está preparado y el Madrid no ha movido ficha, algo que suele hacer con tiempo.

Lo que más tranquiliza a la Real es que ni él ni su entorno van a forzar nada para salir, porque están muy a gusto en Donostia. Pero...

Zubieta. Siguen las preocupantes noticias respecto al estado físico de Merino. El navarro no participó en el entrenamiento y trabajó dentro de las instalaciones. Los galenos siguen teniéndolo entre algodones con un tratamiento individual para tratar de que llegue a Elche con el menor dolor posible en el pie. La realidad es que son ya muchas semanas sin entrar en la dinámica de grupo, lo que merma su capacidad competitiva. Tras el parón de dos semanas por las jornadas internacionales, Merino vio cómo, por primera vez en Liga, se sentó en el banquillo ante el Espanyol. En principio el pamplonés no está descartado para incluso formar parte del once en Elche, aunque si no puede entrenar hoy o mañana, lo va a tener cada vez más complicado.