En plenas fiestas navideñas, aprovechando uno de esos escasos días en los que la agenda nos regala un respiro entre tanto preparativo y evento social, y dando gracias al cielo por la bonanza climatológica de esas jornadas, con sol, cielos despejados y un asfalto seco y con bastante buen agarre, un servidor se puso a los mandos de la última generación del Clase A.

Mientras en el concesionario me recuerdan que se trata de la versión A 180D (desde 32.700 euros; con el gasolina de acceso, de 136 CV, en 28.800 euros, menos la campaña de enero en ambos), equipada con el motor diésel 1.5 de 116 CV, 260 Nm, tracción delantera, cambio automático de siete relaciones (7G-DCT), 202 km/h y consumos de 4,7 litros en ciudad, 3,9 en carretera y 4,2 de promedio -supongo para que no me sienta decepcionado por un rendimiento a priori modesto, pero que luego a los mandos se antoja más que satisfactorio-, no desperdician la ocasión de insistir en el que es el argumento estrella de este Clase A, su nuevo sistema multimedia táctil MBUX (Mercedes-Benz User Experience). Este novedoso mecanismo aporta una conectividad y servicios de auténtica referencia, así como la posibilidad de solicitar verbalmente aquello que uno necesita saber y, de paso, evitarnos distracciones innecesarias, tan peligrosas para la seguridad. Asimismo, el gustazo de pedir y ser atendido es un deleite que para muchos será también una tentación irresistible.

Pero no les voy a engañar, para este redactor lo mejor del nuevo Clase A de Mercedes-Benz, más que su dotación de conectividad, es que sencillamente roza la perfección en todas las consideraciones posibles como turismo compacto. Más espacioso en su habitáculo, sobre todo en las plazas traseras, y maletero -con 370 litros de capacidad, aunque sin rueda de repuesto y sí con kit reparapinchazos, y consecuencia de una carrocería ya de dimensiones apreciables: 4,419 metros de largura, 1,796 de anchura, 1,440 de altura y una distancia entre ejes de 2,729 metros-, con un diseño exterior e interior que alcanza su madurez y máxima definición, aportando un confort de marcha sencillamente irreprochable -no sé si me gustan más sus soberbios asientos delanteros, la sobresaliente finura mecánica del motor, que no parece un diésel salvo a la hora de repostar, o el exquisito silencio mecánico, aerodinámico o de rodadura; y sin olvidar un comportamiento dinámico admirable. Estable, preciso, rápido de redacciones, progresivo, noble, predecible, ágil, aplomado, con unas suspensiones que lo hacen todo con una facilidad y eficacia pasmosas, y siempre transmitiendo la confianza y la información que cualquier conductor desea recibir al volante, el Clase A ha alcanzado un nivel de desarrollo que se intuía en la anterior generación, pero que ahora le permite lucir con total orgullo el apellido de la familia a la que pertenece. Baste el detalle de que a mi copiloto le comenté que tenía la sensación, dado el buen agarre del A 180D, de que iba provisto de unos neumáticos superanchos, y luego me llevé la sorpresa de que eran unos contenidos 205/55 R17, lo que pone más en valor el trabajo de suspensiones, frenos y dirección.

Por último, un apunte para completar el reguero de buenas sensaciones que se tienen a los mandos de este Clase A 180d: el capítulo de asistencias a la conducción es el que se espera de todo un Mercedes, con el añadido de que la sobresaliente seguridad se complementa con un placer de conducción al mismo nivel, tanto por el acierto de su diseño interior -lo de las salidas de aireación o su panel de información, por citar dos ejemplos, es de un gusto exquisito-, como por el deleite de elegir entre diferentes modos de conducción y disfrutar a los mandos lo mismo en largos viajes que exprimiendo su excelente comportamiento en conducción deportiva.

Cuando hace unos años Mercedes anunciaba su intención de fabricar modelos más asequibles entrando en segmentos de mercado más amplios, algunos temimos que al hacerse más popular acabase perdiendo su glamur y excelencia, pero nos equivocamos, porque lo que han acabado haciendo es acercar a más compradores la grandeza de sus modelos más prestigiosos y en nuevos formatos. Así es fácil entender cómo este Clase A ha alcanzado todo su esplendor.