bilbao - El Dakar es la carrera de la dureza y el sufrimiento, pero también de los sueños. Cientos de deseos personificados en los participantes, cada uno de ellos con su historia propia y un objetivo particular. Muchos se quedan en el camino y más en esta edición donde el camino a Lima, aunque corto, estuvo plagado de trampas y las retiradas se produjeron a un ritmo altísimo. Ayer fue el día de la celebración. Lima acogió un desfile de pilotos, la mayoría de ellos sonrientes, después de poner fin a una aventura llena de exigencia física y mental. Fueron muchos los sueños cumplidos, como por ejemplo el de Óscar Romero. El alavés terminó su segundo Dakar consecutivo y solo le quedó la guinda de colarse entre los treinta primeros clasificados. Esas dos horas de penalización y tal vez una prueba demasiado corta para sus características fueron la causa. Aunque ayer la mayor de las sonrisas la tuvieron Toby Price, ganador en la categoría de motos, y Nasser Al-Attiyah, en coches.

Fue un Dakar lleno de dolor para el piloto australiano de KTM. Cada etapa, cada kilómetro fue una dura prueba para Price. Recién operado de su muñeca, no quiso renunciar a probar suerte. El Dakar le castigó y le hizo soltar más de una lágrima. Sus llegadas a meta fueron consuelo más que alegría y los mecánicos sus mejores aliados cuando le quitaban el guante de su inflamada y dolorida muñeca. Price condujo con una mano entre las arenas y los peligros del desierto peruano y fue su grandísimo talento y sangre fría lo que le llevaron a la victoria. Aguantó siempre cerca de la cabeza y cuando los demás fallaron realizó su ataque definitivo. Solo el chileno Pablo Quintanilla fue una amenaza real el último día, pero la suerte no estuvo con él. El piloto de Husqvarna, obligado a arriesgar, se cayó al suelo y dejó en bandeja el triunfo final al australiano, que lo coronó con la guinda de la victoria de etapa, la única lograda por él en esta edición. “El dolor y la tortura de la muñeca han merecido la pena. Me duele como si cinco personas me clavaran un cuchillo simultáneamente. No es nada agradable, pero al final, con la victoria, seguro que se me va el dolor”, declaró el ganador del Dakar.

Price estuvo acompañado en el podio por sus dos compañeros de equipos Matthias Walkner, segundo, y Sam Sunderland, tercero. El escenario soñado para KTM e inesperado hace muy pocos días. La marca austriaca estuvo a punto de perder su hegemonía en la prueba con el empuje de varios pilotos, pero al final el talento de Price y algo de fortuna provocaron que por décimo octava vez consecutiva, el trono del Dakar fuera austriaco. Racha victoriosa que contrasta con la maldición de Honda. La montura nipona estuvo cerca de poder lograr su primera victoria en treinta años. Sin embargo, todo lo que le pudo salir mal, le salió mal. Joan Barreda y Ricky Brabec tuvieron que abandonar cuando lideraban la prueba y Kevin Benavides recibió una dura sanción por llegar notas de navegación no permitidas.

tercero de al-Attiyah La maldición de Honda continuará mínimo un año más, no así la de Toyota. La marca japonesa consiguió su primer título en el Dakar gracias a Nasser Al-Attiyah. El príncipe catarí rozó la perfección en todas las especiales. Piloto a un ritmo rápido y almacenó su renta a la perfección para lograr su tercer título “Una de mis victorias más bonitas. No hemos cometido ni un error y eso que ha sido un rally muy difícil. Conseguimos colocarnos a la cabeza la tercera jornada y, desde entonces, hemos confirmado con regularidad nuestra ventaja. Estoy muy contento de ofrecer a Toyota su primera victoria en el Dakar”, expresó el tricampeón de la carrera, que no cometió ningún error y vio cómo cada uno de sus rivales iba cayendo poco a poco hasta llegar a Lima con más de cuarenta y cinco minutos de ventaja sobre Nani Roma, al que su constancia le valió el segundo puesto. Tercero fue Sebastien Loeb, el último en caer ante Al-Attiyah. Un error eléctrico le dejó sin opciones, pero en esta ocasión se vio a un Seb diferente. Adaptado completamente a la arena fue el más rápido de la prueba y demostró que tiene un Dakar en sus manos.