se sabía desde el principio, nadie dijo nunca que el VAR iba a eliminar los errores arbitrales, siempre estuvo claro que el objetivo era reducirlos y evitar los muy evidentes.

Durante los primeros meses, la temporada ha ido discurriendo sin grandes sobresaltos y hasta los que manteníamos ciertas reservas nos hemos ido convenciendo de su utilidad, pero ha llegado el mes de enero y hasta aquí hemos llegado, las teorías de la persecución se han disparado.

La experiencia de muchos años en este bendito fútbol me permite afirmar que hacia mitad de temporada, en no importa qué categoría, surgen los complejos persecutorios. Es indiferente que se trate de uno u otro de los grandes clubes de la Primera División o de los equipos de pueblo de nuestro fútbol regional, cuando se inicia la cuesta de enero y miran la tabla de clasificación no pueden evitar la tentación de sentirse perseguidos.

Es evidente que argumentos no les faltan, los árbitros se equivocan, siempre se han equivocado y aunque recurran a sofisticadas tecnologías no podrán eliminar el error; en todo caso, si el error no es evidente, siempre podemos quejarnos de que todas las jugadas dudosas se deciden en nuestra contra y como dudar es libre, recelaremos de oscuras intenciones y contubernios malintencionados.

Es mucho más doloroso, aunque puede que más realista, preguntarse el porqué de que el fichaje estrella no marque goles, el portero se muestre inseguro, el entrenador no sea milagroso o la gestión directiva no encuentre un rumbo definido. Generalmente, los perseguidos son los que no cumplen sus objetivos, aunque esta temporada he oído quejarse de persecución a un equipo líder destacado, siempre hay excepciones y posibilidad de innovar.

Volviendo al VAR, me gustaría hacer una única pregunta: ¿Se han reducido los errores arbitrales en esta temporada? Si la respuesta es positiva, el artilugio está consiguiendo su objetivo. Lo demás es lo de siempre, excusas fáciles a problemas difíciles.

El autor es vocal de Formación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol.