viena - El keniano Eliud Kipchoge dijo, tras hacer historia, que se sintió cómodo y confiado desde el principio en que iba a ser el primero en correr un maratón en menos de dos horas (1h.59:40). “Ese fue el momento más feliz de mi vida. El momento en el que supe que iba a hacer historia”, aseguró sobre los últimos 400 metros, que corrió en solitario sabiendo que iba a derribar el legendario muro de las dos horas.

“Desde los primeros kilómetros estuve realmente cómodo. He estado entrenando para esto los pasados meses. He puesto mi cabeza y mi corazón en correr el maratón en menos de dos horas para hacer historia y enviar un mensaje a todo el mundo de que ningún humano tiene límites”, agregó.

El fondista, con su habitual forma de hablar reflexiva y pausada, dijo que mantuvo la calma y se concentró en mantener el ritmo desde el inicio. “Mi mente estaba concentrada en correr por debajo de las dos horas. No era un 50/50 sino un 90% (de confianza)”, aseguró.

Sin embargo, Kipchoge reconoció que sintió una “gran presión” horas antes del inicio del desafío debido a las llamadas de ánimo que recibió de personalidades de primer nivel, como el presidente de Kenia, Uhuru Kenyatt. Hasta tal punto fue la presión que sintió que reconoció que entre las 5.00 de la mañana, cuando se levantó, y las 8.15, cuando empezó la carrera fue “el peor momento” de su “vida”.

El fondista añadió que ahora tocaba disfrutar del momento y no quiso entrar a evaluar si podría correr más rápido o si considera posible batir este récord en un maratón oficial.

El maratoniano más rápido de la historia ha reventado el crono corriendo los 42.195 metros a una velocidad media más propia de un sprint, con un promedio de 17 segundos por cada 100 metros, 2 minutos 50 segundos por kilómetros. Kipchoge reiteró que romper la barrera de las dos horas envía el mensaje de que el ser humano no tiene límites y espera que este hito sea una inspiración y una fuente de esperanza para todo el mundo.

La IAAF no homologará el récord, al no producirse en una carrera oficial ni en un recorrido homologado; además, el descanso de las liebres, que podían entrar y salir haciendo rotaciones, y el hecho de que no se realice control antidopaje son otros de los impedimentos para que el crono no se cuele entre los oficiales.

Kipchoge realizó los últimos metros en solitario y entró en la meta sonriendo, tras dinamitar una de las fronteras legendarias del atletismo de forma muy holgada. Clavó los tiempos de forma constante, corrió detrás de un vehículo que le iba marcando el ritmo para batir el muro de las dos horas y rodeado por siete liebres en formación de flecha para protegerlo del viento.

Esos siete corredores formaban parte de un equipo de 41 atletas de primer nivel que se fueron turnando a lo largo de toda la carrera para darle apoyo.

Miles de personas madrugaron para animar al atleta en una prueba que tuvo lugar en el parque vienés del Prater, en un circuito completamente llano de 9,6 kilómetros, del que la inmensa mayoría del recorrido es recto.

Por último, el africano apuntó también que este récord “significa mucho para Kenia”. “Todos pueden salir por la puerta y correr para hacer un gran mundo. Todos podemos hacer de este mundo un lugar hermoso para vivir”, manifestó. “Es posible que todos los deportistas ganen limpio y podemos matar todas las enfermedades del mundo simplemente corriendo”, concluyó. - Efe