Naiara Diez (29-1-1987) anunciaba, por sorpresa, su retirada de las pistas de baloncesto el pasado miércoles. La alero de Alsasua, una de las jugadoras más importantes del mundo de la canasta durante la última década, deja atrás una carrera espectacular en la que ha dejado huella por allí por donde ha pasado. Por eso, el miércoles, aunque ella no lo esperase, no paró de recibir mensajes cariñosos tras su anuncio. Se lo ha ganado con creces. Anuncia que no dejará el baloncesto de lado, aunque aún no se plantea en qué forma seguirá ligada. El baloncesto navarro necesita de gente como ella.

¿Cómo está?

-Muy bien, tranquila, feliz y un poco abrumada. No esperaba recibir tantos mensajes de cariño, la verdad. No esperaba tener tanto reconocimiento. Creo que siempre he priorizado el nosotras por encima del yo y eso ahora lo estoy viendo reconocido en forma de cariño

Por lo que entiendo, no se consideraba un referente.

-Realmente no. Siempre me he considerado una jugadora muy normal. He priorizado el grupo por el yo, como te he dicho, pero sobre todo me he sentido que he sido una afortunada. No mucha gente ha tenido el privilegio de disfrutar todo lo que yo he hecho. Lo he vivido de una manera muy normal. Soy una afortunada. Si ahora me dices que puedo ser un poco referente, bienvenido, todo lo que sea ayudar y sumar en positivo, estoy encantada.

¿Ha habido algún mensaje que le haya sorprendido?

-Hay muchos que me han sorprendido e ilusionado. Me ha escrito gente de mis inicios, jugadoras profesionales, contrarias que son amigas. Me ha hecho ilusión que gente que es estrella de este deporte, porque ellas sí que son estrellas, me hayan escrito y me ha hecho pensar que algo sí he hecho bien durante estos años.

¿Se imaginaba cuando jugaba en Alsasua, su pueblo, la carrera que iba a tener?

-Nunca. Es que nunca ha sido un objetivo. Me ha llegado sin darme cuenta. Con 16 años quería ser mejor, tenía ganas e ilusión, pero el baloncesto era un modo de diversión. Fue con la llamada de Álex Cebrián, en aquel campeonato junior con Ardoi, para ir a Zaragoza cuando empecé a plantearmelo más. Fue un sueño, un honor, ir a Zaragoza.

Lleva desde los 16 fuera de casa...

-Con 16 años me fui de Alsasua y llegué a la residencia Fuerte del Príncipe. Fue una de las mejores decisiones que pude tomar. Aprendí a vivir sola, a solucionar problemas que con esa edad no sueles hacer. Luego llegó la llamada de Zaragoza y cogí el tren que creía q no iba a volver a pasar. Además, me permitía seguir mi formación en la universidad de Zaragoza.

Y llegó UNB.

-Fue una etapa muy bonita. Llegamos María (Asurmendi) y yo a un proyecto que estaba en LF2. Habíamos coincidido en selecciones navarras y como contrarias en categorías base. Para mí jugar con ella, una jugadora tan talentosa, era una ilusión doble: quería subir con el equipo de casa y además con ella en el equipo. Fue una pasada. El último año en UNB hicimos historia pese a todos los problemas que pasamos. De ahí nació el término de "La familia rosa". Ese equipo era especial.

¿Le queda la espinita de no haber podido seguir su carrera en casa?

-Sí, era un proyecto con unas bases muy asentadas. Vino la crisis y siempre un damnificado es el deporte femenino. Siempre intento sacar lo mejor de cada situación, seguimos adelante y no sabía lo que venía en Gernika.

En Gernika se ha convertido en una referente absoluta.

-Es una fortuna, un honor y un privilegio. Me han cuidado muchísimo. Me han pegado hasta su euskera. Es como un homenaje que les debo por todo lo que me han dado. Después de Alsasua, Gernika es mi casa.

Tiene 34 años y decide retirarse, ¿por qué?

-Es una decisión muy meditada. No siempre puedes elegir cuando retirarte. A veces el deporte es el que te deja a ti y yo no quería que eso ocurriese. He sido una afortunada por poder elegir cuando tomar esta decisión . Es una retirada muy feliz.

Se retira como jugadora, pero ¿se aleja del basket?

-No, eso nunca. Como jugadora sí. El baloncesto ha sido mi educación , mis valores. Seguiré estando dentro. No sé de qué manera, pero voy a estar haciendo algo en lo que pueda ayudar. Estuve de delegada con la U14 de la FEB hace un par de años y fue una experiencia muy bonita.

¿Parece que la llegada de jugadoras navarras a la elite se ha estancado desde que entró Irati Etxarri y ahora Andrea Tollar?

-Depende de generaciones. Es difícil llegar a la elite. Hay mucho trabajo detrás. El baloncesto, a nivel femenino, se está trabajando muy bien en Navarra. Hay que crear referentes de jugadoras de baloncesto femenino. En equipos ahora tenemos a Ardoi. Tener un equipo en la elite enseña a las jugadoras que se puede llegar.Está claro que cuanto más trabajes, más opciones tienes. Creo que las chicas deben de tener ambición, trabajo y una pizca de suerte, pero no prisa. Yo hasta los 16 estuve jugando en mi pueblo tan contenta. Tampoco tenemos que agobiar a las chicas. Ellas tienen que llevar su formación, no tienen que ser Naiara o María.

¿Qué consejos daría a una de las muchas jugadoras navarras para que lleguen a la elite?

-No puedo dar consejos. Es que no me considero una entendida. Puedo decir lo q me ha ido bien y valoro. Consejo vendo y para mi no tengo. Que trabajen, disfruten. Si tiene que llegar llegará, sin obsesiones. Los valores son lo más importante. Las bases tienen que ser ellas

Ardoi, club donde usted jugó en junior, ya está clasificado para la fase de ascenso a Liga Femenina...¿no se ha quedado con la duda de haber vuelto aunque sea un añito?

-Iré a verlas jugar, no tengo dudas. Tengo una amiga como es Amaya (Gastaminza) y estoy informada de cómo están. Sé cómo les van las cosas. Ojalás asciendan, voy a animarlas y si se puede ir a la fase de ascenso, seguramente vaya poder apoyarlas desde la grada. Pero no me pica el gusanillo, de momento, como para jugar.

¿Qué significaría para Navarra tener un equipo en Liga Femenina?

-Tendría una importancia total. Aportaría mucha visibilidad y demostraría que se apuesta por el deporte femenino. Es una forma de tener referentes cercanos, pero se tiene que hacer con unos cimientos y una base sólida, como era aquel UNB sin tener la mala suerte de una crisis económica global.

Y evitar la fuga de talento, que cada vez es más creciente.

-Cada jugadora tiene que buscar lo que es mejor. Cada vez está más en auge ir a USA porque allí se puede compaginar estudios y formación. Es muy lícito y encima aprendes un idioma. Creo que aquí eso no se puede tener. Cuando estudiaba en Zaragoza muchos profesores me decían que no era su problema si tenía partidos. El deporte tiene unos años de duración y luego tienes que tener una formación para afrontar el resto de tu vida. Tendríamos que conseguir que los estudios y la carrera deportiva fuesen de la mano.

Y ahora, ¿qué le depara el futuro?

-Primero disfrutar del baloncesto desde fuera. Siento que tengo mucho que ofrecer desde muchos ámbito, pero ahora quiero verlo desde otra perspectiva. Todavía cuando veo competir a mis compañeras aún me pongo nerviosa (se ríe) pporque aún me siento parte del equipo.

¿Descarta ser entrenadora?

Uf, creo que para ser entrenadora hay que formarse muchísimo y ahora mismo estoy cursando el nivel 2 pero por que me gusta y además prefiero no estar parada. Si decido serlo, lo haré con la formación adecuada. Si has sido buena jugadora no tienes que ser buena entrenadora, hay que formarse.