Iker Pou no tenía pensado dedicarse a la escalada extrema este año. En 2021, el escalador gasteiztarra soñaba con alpinismo y expediciones a nuevos e inexplorados lugares; pero el covid-19 le dejó varado en Mallorca, donde se encuentra su residencia habitual. Sin embargo, Iker no es de los que saben quedarse quietos; por lo que, en tiempo de restricciones, decidió dedicar su cuerpo y su mente a las zonas de escalada próximas a su casa. Así, en poco más de un mes, el mayor de los Pou ha conseguido resolver Gran Guggenheim, vía para la que propone una dificultad de 9a+; y Guggenhell, complicadísima y exigente ruta que calificó de 9a+/b. Se tratan ambas de dos de las tres variantes que tiene Guggenheim (9a), ascensión que el propio Iker logró por primera vez justo antes de que el coronavirus cambiara el mundo. Así pues, a sus 44 años, el gasteiztarra aprovechó las limitaciones geográficas para vivir una segunda juventud que le ha llevado a protagonizar -con Guggenhell- una de las rutas de escalada deportiva más complejas de Mallorca. “Ha sido una de las vías más duras que he hecho en un estilo que no es el que mejor se me da”, explicó el propio Pou a Desnivel.

Y es que Guggenhell tiene 50 metros de recorrido completamente desplomado y dos agarres de un solo dedo. Es decir, es una de las vías más duras de la isla que Iker ha exprimido al máximo. “Me hacía ilusión empezar la cueva lo más abajo posible y salir lo más arriba posible. Así que este era un megaproyecto de resistencia, larguísimo, con ciento y pico movimientos. Se trata de una vía muy psicológica, con una primera parte muy intensa, una segunda de mucha resistencia y luego una parte final muy dinámica que no me iba muy bien porque era muy larga y había que llegar muy entero. Así que no era fácil acertar”, dijo el gasteiztarra tras conseguir completar la ruta. Pero es que, además de la dificultad de la vía, la complejidad de lo completado por el mayor de los Pou reside en que, apenas un mes antes, el gasteiztarra se encontraba encadenando Gran Guggenheim, “una auténtica maratón”. Cierto es que ambos proyectos comparten recorrido, ya que solo se separan arriba del muro, formando tres salidas: Gran Guggenheim, Guggenhell otra salida todavía queda por realizar y que Pou augura como “la más difícil de todas”. Sin embargo, la falta de descanso entre la apertura de una vía y otra hizo que el proyecto de Iker estuviera solo al alcance de los mejores. De los más constantes y motivados. De los más cabezones. De hecho, el escalador reconoce que lo más complicado fue precisamente eso, “la cabeza”: “Ha sido muy duro, muy psicológico. Tuve que cuidar mi estado físico, pero también mi estado mental porque lo más difícil fue, sobre todo, plantearme el darle”.

Así, en un 2021 que ha consumido apenas tres meses, Iker Pou ha encadenado ya un 9a+ con Gran Guggenheim y un posible 9b con Guggenhell. Y eso que no estaba motivado para la escalada deportiva. Con todo, el gasteiztarra avisa de que, por el momento, no tiene pensado trabajar en la tercera salida de la cueva, esa que le resta para terminar este gran proyecto. Porque, con el comienzo de la primavera y las aspiraciones de la escalada deportiva conseguidas y superadas, los hermanos Pou sueñan ya con otros rumbos. “El invierno ha acabado y surgen otras motivaciones. Tenemos muchas ganas de salir por ahí a explorar algún sitio nuevo, ir de expedición, porque después de Guggenhell, la motivación ya no está en la deportiva. Ahora queremos un poco más de aventura, cambiar de aires y hacer alguna salida larga... Pero saldremos más de cara a verano. Mientras tanto, seguiremos entrenando”, concluye el gasteiztarra.