El navarro Ricardo Úriz (Pamplona, 30/07/1980), ha anunciado en el día de hoy su retirada como jugador de baloncesto al término de la presente temporada. Úriz, que actualmente milita en el CB Tizona de Burgos, que el pasado fin de semana descendió a LEB Plata, se muestra "contento y orgulloso" tras una carrera de 23 años en la que ha pasado por más de una decena de equipos y otras tantas ciudades.

El año pasado, cuando estalló la pandemia, estaba viviendo una gran temporada en Cáceres. Ahora, en el momento de anunciar su retirada, la situación es muy distinta. ¿Cómo lo está viviendo?

-Bueno, hemos tomado la decisión creo que en el momento adecuado. El año pasado tenía el gusanillo de seguir jugando y este año ha llegado el momento. Estoy muy contento y orgulloso de haber llegado hasta aquí. Desde luego, ha sido largo pero muy enriquecedor.

En ese momento comentó que había pensado retirarse. ¿Pesó el hecho de, en ese caso, no poder retirarse en la cancha?

-Yo me encontraba muy bien física y mentalmente el año pasado. Creía que podía jugar un año más. Sabíamos que la decisión iba a llegar, porque me la venía planteando en los últimos años a final de temporada. Ha llegado el punto en el que pienso que es lo mejor, tanto para mi familia como para mí.

Para terminar con la actualidad, este fin de semana se ha certificado el descenso del equipo. ¿Cómo ha sido la temporada y cómo vivió ese momento?

-No ha sido fácil. Creo que hemos pagado un poquito el peaje de subir de categoría. Es verdad que el club ha subido muy rápido. Hace tres años estaba en Primera nacional y han tenido tres ascensos en tres años. Quizá este año hemos pagado los platos de haber subido tan rápido. Es obvio que no ha sido un momento bueno, ni mucho menos. Hay que aceptarlo, pero no me quedo con la sensación de este año, sino con el global de mi carrera.

Y yendo al global de su carrera, ha disputado 357 partidos en ACB y más de 300 en categorías inferiores hasta el momento en una carrera de 23 años. Tiene que ser complicado hacer un balance de todo esto.

-Sí, desde luego, y como todavía me quedan tres partidos creo que habrá tiempo de analizarlo y de darle un toque más global. Pero sí que es cierto que estoy orgulloso sobre todo de haberme implicado en cada lugar en el que he estado, de haberlo dado todo. En el deporte, y pasa también en otros trabajos y en la sociedad, hay veces que pones el esfuerzo y no es suficiente, pero todos estos años me han ayudado a madurar, a tener más experiencia, y estoy muy contento de haber podido conocer a gente de todos los continentes, de muchísimos países, y de haber intentado por lo menos ser un buen compañero con todos ellos.

Ha estado en más de una decena de equipos y en otras tantas ciudades. ¿Cómo es cambiar tanto de aires? Entiendo que, como todo, tendrá su parte buena y su parte mala.

-Bueno, al principio, cuando iba yo solo, costaba menos. Cogías tus pocos bártulos que tenías y podías ir al fin del mundo que al final ibas tu con tus cosas. A medida que han ido pasando los años mi familia ha ido in crescendo y ya no es lo mismo. Somos cinco miembros en la familia y no es sencillo movilizar a toda la familia. La familia también ha pesado mucho en las decisiones, los niños se van haciendo mayores y ya es más difícil movilizarlos y hay que pensar también en ellos.

En su escrito de despedida decía que uno desus sueños era que sus hijos tuvieran el recuerdo de verle jugar. Habiéndolo cumplido, ¿qué sensación le deja?

-Pues como cuando has preparado un examen y te sale bien. Te reconforta. Para mí era un sueño, pero claro, vino el tercero y tuve que seguir jugando y alargar un poquito más la carrera (ríe). Lo cierto es que para mí ha sido un apoyo muy importante en toda mi carrera. Sin ellos y mi mujer no hubiera llegado tan lejos, en cuanto a edad. Con su apoyo y fuerza he podido seguir jugando muchos más años.

Echando la vista atrás, ¿cuál diría que es la mejor etapa de su carrera?

-Buena pregunta... Si tuviera que destacar dos etapas, porque no me voy a quedar solo con una, a lo mejor me decantaría por la época de San Sebastián, que fue una etapa muy bonita, en la que crecí como persona y como jugador, y luego la de Tenerife. Disfruté mucho en las dos etapas y guardo muy buen recuerdo, de las dos ciudades y de los dos clubes. Siento un cariño especial por esas dos etapas.

En su carrera, además de los 357 partidos en ACB, destacan los cinco ascensos que ha conseguido a esa categoría. ¿Hay alguno que le haya marcado por encima de los demás?

-Bueno, cada ascenso es un mundo, porque detrás de cada uno de ellos hay un trabajo, unas emociones, unas vivencias y un grupo humano que dan muchísimas cosas para contar. Es difícil elegir uno. Mi primer ascenso fue el de Bilbao Basket, es la primera experiencia, la vives al máximo y es un éxito total. El proyecto, pues fíjate, ha estado años y años en ACB y ahí sigue. Luego he tenido tres ascensos con Gipuzkoa Basket, que como comentaba es una de mis mejores etapas. La última con Breogán también fue muy especial, porque el club llevaba, si no me equivoco, 12 temporadas sin poder ascender y ese fue un año fantástico en el que ganamos la Copa y la Liga. La afición estuvo de 10 y fue un año espectacular.

En 23 años de carrera ha tenido muchísimos entrenadores. ¿Hay alguno que le haya marcado en especial?

-He tenido muchos y muy buenos. He tenido la suerte de haber coincidido con entrenadores como Pablo Laso, Txus Vidorreta, Gustavo Aranzana, Jota Cuspinera, Sergio Scariolo, Alejandro Martínez... He tenido entrenadores de muy alto nivel y de cada uno de ellos he intentado absorber su manera de entrenar y la verdad es que me siento un privilegiado por haber tenido ese nivel de entrenadores.

¿Le queda alguna espinita en su carrera, algo que le hubiera gustado hacer y no haya hecho?

-En general, si soy sincero, estoy muy orgulloso de mi carrera, pero hay un momento, cuando salgo de casa muy joven, que tengo la oportunidad de irme a Estados Unidos. A lo mejor, si pudiera volver atrás en el tiempo y me dieran a elegir, iría a Estados Unidos a hacer una carrera universitaria y vivir la experiencia, y luego ya volver. También me hubiera encantado jugar en el equipo de mi ciudad, y aprovecho para felicitar a Iñaki Narros por su carrera, que también ha anunciado recientemente su retirada, y creo que ha sido un emblema del club.

¿Ha seguido la temporada de Basket Navarra?

-Sí, y en mi opinión ha hecho una temporada de 10 dados todos los problemas que han tenido durante la temporada. Para mí, con los recursos que tenían, han hecho un temporadón digno de elogio. Y ver un pedazo de pabellón como el Navarra Arena con una pista de basket y un equipo navarro da gusto. Ojalá que sea un comienzo para que más adelante el club crezca y podamos ver baloncesto de elite en el Navarra Arena.

Mirando más allá de los partidos que le quedan por jugar esta temporada, siempre ha dicho que le gustaría seguir vinculado al baloncesto, también que tenía en la cabeza ser entrenador.

-Sí que me gustaría seguir vinculado al baloncesto, eso el punto uno. Luego siempre me ha llamado la atención el tema de entrenar, de aportar esa experiencia que he conseguido a lo largo de todos estos años y ayudar a los más jóvenes. Pero bueno, intentaremos seguir en este mundo.

El 16 de mayo es el último partido de la temporada, ¿Espera algo especial?

-No, la verdad es que no soy muy dado a reconocimientos ni homenajes. Esa línea sencilla es la que he intentado seguir y no espero nada. Tenía claro que quería anunciarlo antes de que acabara la temporada porque creía que me merecía despedirme en la pista, donde he estado más de 23 años.

Supongo que todos los clubes en los que ha estado, compañeros y aficionados ya le estarán haciendo llegar muestras de cariño y reconocimiento en estas últimas horas.

-Sí, el teléfono echa humo. Me siendo muy contento y muy orgulloso de recibir muestras de cariño de todos los sitios en los que he estado. Después de haber estado tanto tiempo fuera de tu ciudad, de tu entorno, estas cosas se agradecen mucho. Me siento un agradecido.