España, con los navarros Merino y Moncayola, logró el pase a los cuartos de final como primera de grupo tras empatar contra Argentina (1-1), en un partido en el que se vivió en el alambre y en el que se repitieron problemas que han hecho que los de Luis de la Fuente hayan sufrido más de lo esperado para clasificarse.

El más evidente es la falta de gol, y el propio técnico lo reconoció en la rueda de prensa posterior al encuentro: "Son datos objetivos que reflejan que nos cuesta mucho concretar las ocasiones, pero también dicen que somos el equipo que más llega al área rival. No aprovechamos la producción ofensiva, pero todo es un proceso de estar más finos", dijo.

Esos datos son que España ha logrado dos goles en 42 disparos, 17 de ellos a portería, en lo que llevamos de Juegos Olímpicos. Es decir, logra anotar el 4,76 por 100 de los tiros que ha realizado contra Egipto, Australia y Argentina.

Sin ir más lejos, el martes contra la albiceleste Mikel Oyarzabal en dos ocasiones y Dani Olmo en otra mandaron fuera ocasiones en las que sus compañeros ya cantaban el gol.

Un acierto de cara a puerta que se agudiza en las primeras partes, donde si se suma la última generación sub-21, de la que siete jugadores están en los Juegos, y los tres partidos de los Juegos, acumulan 14 empates a cero al descanso de forma consecutiva.

Y a pesar de esto, España está entre las favoritas. Por su juego y porque hace de la solidez defensiva, uno de los pilares de los equipos que construye Luis de la Fuente, un arte. Solo Argentina ha logrado superar a Unai Simón, en una jugada a balón parado.

Pero ahora le llega un gran reto como es Costa de Marfil. Con Brasil como primera de grupo y a pesar de la historia que tiene Alemania, el duelo de cuartos frente a la selección africana ya alertaba al vestuario antes de que se confirmara.

En unos Juegos Olímpicos en los que solo Japón ha logrado pleno de puntos basando su fútbol en la condición física y en conocer mejor que nadie la climatología, Costa de Marfil supone un reto mayúsculo para una España que aún está en "pretemporada".

Y mirando los precedentes, se confirma. Los equipos de África han firmado buenas participaciones desde que el torneo de fútbol es sub-23, este año sub-24 por el aplazamiento debido a la pandemia del coronavirus, en Barcelona'92.

Dejando atrás Sapporo y su estadio cerrado a 22 grados centígrados constantes, España ya sabe bien lo que es el calor y la humedad de Japón. Los cuartos, en Miyagi, supondrán otro reto para el que seguro ayudará si se encuentra la mejor versión de Pedri.

Recuperar su magia en una lucha en el centro del campo entre el físico y el buen trato de balón será clave para las aspiraciones de España de entrar en semifinales y estar a un paso de asegurar la medalla.

Brasil, también candidata. Japón, la anfitriona, accedió como la única con pleno de puntos y con grandes actuaciones de su estrella Takefusa Kubo que les invitan a soñar con el oro en su país, aunque primero tendrán que batir a Nueva Zelanda en cuartos. Por su parte, Brasil dejó dudas en los tres primeros partidos y, aunque afronta lo cuartos contra una selección de menor nivel como Egipto, ésta ha demostrado gran solidez defensiva. México se medirá a la selección más goleadora del torneo como es Corea del Sur, con diez tantos. México marcó ocho, por lo que el día que tengan los atacantes será clave.