n asedio de 24 horas al cerco de Artajona. Este será el último reto al que Ricardo Abad (Tafalla, 08/01/1971) se va a enfrentar. El atleta navarro, después de 23 años de iniciativas solidarias, dice adiós ayudando a Nerea Ortiz, una joven de 16, de Artajona, que padece sepsis meningocócida, una enfermedad rara. Esta última aventura comenzó, de casualidad y, en parte, surgiendo a raíz de un reto no conseguido. "Estaba con Adano realizando el Camino de Inclusión, pero las cosas no salieron bien y nos tuvimos que volver a casa por culpa de una inflamación", lamenta.

Tiempo después, le empezó a dar vueltas a la idea de retirarse, terminar de forma repentina con más de dos décadas de carreras solidarias. "Estaba cabizbajo y pensaba en dejarlo, pero me daba rabia irme de esta forma, como si saliese por la puerta de atrás", señala. Este pensamiento se esfumó de su mente en el momento que Óscar, su amigo de Artajona, le comentó la situación de Nerea: "Me explicó que su hija tenía una amiga que sufría de una enfermedad rara y que la familia estaba realizando una recogida de tapones para sufragar los gastos".

En ese momento, en el tafallés volvió a nacer ese espíritu solidario que le lleva acompañando tantos años. Se puso en contacto con la familia y en pocas semanas organizó esta iniciativa: estar 24 horas ascendiendo y descendiendo en bicicleta el cerco de Artajona. "Va a ser un día bonito para Nerea, dedicado a ella para que tenga ese recuerdo que le dé fuerza y para mejorar su calidad de vida", comenta.

"Para mí este reto ha supuesto una inyección de moral y la posibilidad de retirarme por todo lo alto, haciendo algo bonito que tanto Nerea como yo esperamos recordar toda la vida", indica. Durante el reto, Ricardo, en colaboración con el Ayuntamiento de Artajona, ha organizado varios conciertos, una gynkana, se celebrarán comidas en las calles del municipio, un sorteo de una bicicleta y se pondrán a la venta camisetas del evento.. Todos los ingresos irán destinados a Nerea.

El reto comenzará mañana a las 13.00 horas en la parte baja de la calle Hospital y recorrerá la calle Eugenio Mendioroz, el Camino Cercondoa y la calle San Saturnino hasta llegar al Cerco de Artajona, desde donde volverá a descender al mismo punto de partida. Realizará más de 200 subidas y bajadas que se suman a partes del recorrido hechas con adoquines y un muro de 150 metros con un desnivel que alcanza el veinte por ciento. "No conocía el recorrido y va a suponer un gran reto. He decido llevar una bicicleta de doble suspensión, de montaña, para ir más tranquilo y no correr tanto riesgo en las bajadas", detalla.

Más de setenta mil kilómetros son los que acumula Ricardo Abad en sus piernas. Dos décadas dedicadas a los demás, recorriendo distancias no aptas para casi ningún mortal. En su historial, cuenta con un Récord Guinness a la persona que más maratones ha realizado consecutivamente. Un total de 607, un día sí y al otro también. Un logro que consiguió en 2013. "Siempre me han apasionado las carreras de larga distancia y, poco a poco, el cuerpo me iba pidiendo más", confiesa acerca de cómo empezó con las carreras de ultrafondo y las iniciativas solidarias.

"Tener una buena genética y no sufrir lesiones graves es la clave", asume, teniendo claro que ha sido "un privilegiado para poder hacer auténticas barbaridades". No obstante, no todo depende del físico. Tener fuerza mental ayuda a mantenerse firme en los momentos más complicados, y en esto, cuenta con una gran motivación. "Saber que no estoy corriendo por mí, sino por otros, es un gran empujón cuando parece que está todo acabado", explica.

Veintitrés años han dado para muchas experiencias, retos que no llegaron a buen puerto, otros que se consiguieron cuando parecían imposibles, pero siempre se intentó sacarlos adelante por esas grandes iniciativas. "La primera vez que crucé la península no había ni GPS ni nada parecido, llevábamos un mapa que nos orientaba de aquella manera. Fue desesperante porque nos perdimos en varias ocasiones y no había forma de encontrarse", recuerda. En otra ocasión la policía se impuso entre Ricardo y la meta. "Me llegó una denuncia haciendo un Ironman. Había llamado al equipo de apoyo y al girarme tenía un coche de la policía. Me interrogaron justo delante de donde se celebraba una boda, montando un espectáculo", cuenta Riki. También hubo momentos duros en mitad de la noche: "El equipo de apoyo había atropellado a un ciervo y no pudo venir hasta el día siguiente. Me quedé toda la noche tirado sin comida ni bebida", detalla con una sonrisa. "Son situaciones que en el momento lo pasas mal, pero que luego recuerdas con cierto cariño".

Tristemente, todo tiene un final, y el de Ricardo con los retos solidarios dará fin el domingo a las 13.00 horas, si todo sale según lo previsto. Esta retirada no se produce por motivos físicos ni por una lesión o el desgaste muscular. "Han sido muchos años inventando nuevas formas de hacer los retos solidarios, al final, ya te quedas sin ideas", explica. También habla acerca de la presión añadida con la que suele contar a la hora de preparar un reto: "La gente espera que les sorprenda con algo nuevo, pero llega un momento que ya no se puede superar lo que has hecho".

Esta es su clave, el recuerdo que ha dejado durante estos años. No solo es correr distancias inhumanas, llevar el cuerpo al límite, es reinventarse con nuevos retos. "Siempre me ha gustado darle un toque de autor a los proyectos, desmarcarme de lo normal", manifiesta. Además, estos retos suponían buscar un equipo y una financiación que le ayude a llevarlos a cabo. "Estos últimos años invertía veinte mil euros o más al año", indica. Un peso de encima que se quita. Un alivio mental que se produce al echar la vista atrás y ver todo lo que ha conseguido de forma altruista.

Solidario. Este reto nació para ayudar aNerea Ortiz, una joven de 16 años, de Artajona. A los nueve meses de edad le diagnosticaron sepsis meningocócica, una enfermada rara que provoca infección general del cuerpo y que afecta, en especial, a las extremidades. Debido a esto, a Nerea le tuvieron que amputar una pierna y varias falanges de la mano izquierda. También padece malformaciones en el crecimiento de los huesos y discapacidad psíquica. En su día a día, se sirve de una prótesis en la pierna derecha y una órtesis en la izquierda, además de una silla electrica para poder desplazarse y moverse con cierta independencia. Como parte de su rehabilitación, Nerea hace natación desde los dos años y, actualmente pertenece a la selección navarra de natación adaptada, con la que compitió en el Campeonato de España.

"Va a ser un gran día, tanto Nerea como yo esperamos recordar este reto toda la vida"

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