HAMISH MacInnes (Escocia, 1930) dice haber muerto en varias ocasiones. Como escalador, explica haber fallecido enterrado por varias avalanchas de nieve. Como hombre, reconoce haberse ido con sus recuerdos. Y, sin embargo, MacInnes continúa vivo. Ahora tiene 89 años y su cuerpo está muy lejos de ser el de aquel muchacho que casi consigue convertirse en el primero en conquistar el Everest; pero no quiere marcharse sin terminar su último desafío: recuperar las memorias que perdió entre montañas. Porque este escocés es una leyenda del alpinismo. Lideró demasiados rescates, salvó muchas vidas. Pero no se acuerda. Porque fue encontrado inconsciente en el jardín trasero de su casa y pasó una buena temporada en el hospital. Allí, le diagnosticaron erróneamente de demencia por culpa de unos delirios se convirtieron en rutina; y, con ellos, llegó la pérdida de memoria. Pero en el carácter de MacInnes, forjado en los picos más duros del mundo, no figura la rendición. Así que se propuso rescatarse a sí mismo. Recuperar cada uno de sus recuerdos. Y lo hizo a través de los numerosos vídeos, imágenes y reportajes que conllevan ser una figura pública. Un mito del alpinismo.

De esta forma, la travesía de este escocés para recuperar su pasado es la trama principal de Final Ascent: The Legend of Hamish MacInnes, una película que se estrena esta tarde en la duodécima edición del BBK Mendi Film Bilbao-Bizkaia (Sala BBK, 19.30 horas), el festival de cine de montaña que se prolongará hasta el próximo domingo. Así, a través del material de archivo, MacInnes va recordando toda una vida ligada a la montaña. De hecho, el escocés estuvo a punto de ser el primer hombre en coronar el Everest. Corría el ya lejano año 1953 cuando cogió a su buen amigo John Cunningham y, sin permisos ni dinero, puso rumbo a la montaña más alta del mundo. Ser el primero en ver qué había en el techo del planeta era su sueño, pero cuando llegó al campamento base, se dio cuenta de que Edmund Hillary y Tenzing Norgay se le habían adelantado. No le importó mucho, por aquel entonces la carrera por lo exclusivo aún no había llegado al alpinismo, y viró su rumbo hacia el Pumori (7.161 metros). Pero no logró alcanzar la cima.

Su testarudez le llevó tres veces más al Himalaya para conquistar la cara suroeste del Everest y también para sufrir varias avalanchas. De hecho, MacInnes fue enterrado bajo nieve en demasiadas ocasiones y sobrevivió en todas ellas gracias a la suerte y a la astucia. Sin embargo, sus propias vivencias le llevaron a preocuparse por el devenir del alpinista allí arriba, entre las nubes. Así que diseñó un moderno sistema de rescate y se convirtió en el inventor del piolet Terrordactyl. Indagando en sus recuerdos, el escocés reconoce haber perdido a más de 30 amigos en accidentes de alpinismo. Con todo, más allá de sus triunfos deportivos o de ingeniería, y más allá de sus decenas de exitosos rescates, MacInnes cautiva por la pasión con la que habla de un pasado que está comenzando a recordar. Por el entusiasmo con el que divaga en historias lejanas en el tiempo, por ese aura que le sigue envolviendo aún en la demencia y por esa despreocupación por el qué dirán.

“Lo sorprendente de Hamish es que ha conquistado tanto el desafío externo de las montañas como la lucha interna para recuperar su mente después de una enfermedad devastadora”, reconoce Robbie Fraser, director de la película. Así pues, Final Ascent: The Legend of Hamish MacInnes narra la escalada más dura del mito escocés: la de conquistar sus memorias y salvarse del olvido eterno.

Cartelera Antes de esta película, el Mendi Film ofrecerá De Locos, un mediometraje dirigido por David López. A las 17.30 pero también en la Sala BBK, se podrá disfrutar de Allein (Alone) de Robert Jasper; y de Cielo, de Alison McAlpine. Además, en la jornada de hoy, el festival de cine de montaña contará con dos conferencias: Kamchatka: Enigmas de fuego y hielo de Roberto López (18.00 horas); y Remoteana: Mujer, cámara y Montaña a pedales de Ana Zamorano (19.30 horas).