El viernes, antes del festival del frontón Beloki de Zumarraga, Jon Apezetxea, intendente de Aspe, se acercó a Darío Gómez. Era el primer partido del riojano tras el Manomanista, al que tuvo que renunciar en el último encuentro de la liguilla de cuartos de final por mal de manos, y las vacaciones. El técnico de Goizueta le anunció que Aspe iba a apostar por él en el Torneo Bizkaia, que Jokin Altuna, convaleciente aún de una operación en el dedo índice de su mano izquierda, no iba a poder jugar el partido de parejas en la función de semifinales de este domingo en el frontón de Arrigorriaga y que él iba a ser el sustituto.

La cita es de tamaño mayúsculo. El riojano mezcla con Julen Martija, campeón del Parejas de 2022, ante dos miuras: Joseba Ezkurdia y Beñat Rezusta, que vienen de superar con holgura a los pegadores Iker Irribarria y José Javier Zabaleta. "Estoy con ilusión. Con ganas de demostrar y demostrarme a mí mismo que puedo jugar con ellos. Es un partido muy difícil. Se vio en los cuartos de final cómo están, enchufados. A ver si consigo dar la talla", desgrana el delantero, quien afronta a sus 26 años una nueva prueba en su carrera deportiva. "He jugado algunos partidos buenos de parejas, pero no recuerdo ninguno de este nivel, en un torneo", evoca. El escaparate Darío.

Además, tras la confirmación de que Altuna III no podrá vestirse de blanco hasta el 29 de junio en Mungia, la firma de Eibar volverá a contar con sus servicios para la tradicional función de San Juan en el Astelena el 24. Es decir, día especial en casa de Aspe. Toda la carne en el asador. Jugará con Zabaleta ante Irribarria-Martija. Choque de nivel. No es fácil hacerse un hueco en una plantilla en la que hay nombres como los Altuna III, Ezkurdia o Irribarria, a los que hay que sumar gente como Elezkano II o Peio Etxeberria.

"QUIERO DEMOSTRARME A MÍ MISMO"

"Quiero demostrarme a mí mismo que puedo estar ahí. Creo que no he jugado ningún partido de parejas de ese nivel prácticamente nunca -debutó con la empresa el 14 de junio de 2015-. Uno siempre quiere pelear con los de arriba para ver sus aspiraciones. También es verdad que no me tengo que volver muy loco. Por hacerlo bien o mal un día no quiere decir que sea mejor ni peor. Hay que valorar la progresión y el nivel que de estos meses", explica el pelotari de Ezcaray.

Con todo, dada la dificultad del primero de sus compromisos, Darío no se pone metas: "Son dos bestias. Muchas veces se dan oportunidades con más zaguero, pero tengo que demostrar mi nivel sea cual sea el resultado. Tengo que intentar dar la cara y salir tranquilo a hacer lo mío. Sí que es cierto que si no has tenido oportunidades quizás sales más acelerado por querer demostrar", especifica Darío.

De todos modos, a pesar de tener dos buenas oportunidades por delante, el ezcarayense destaca por encima de todo la "progresión". Avanzar. No estancarse. "Quiero tener una progresión positiva estos meses. Veremos cómo van saliendo las cosas", certifica.

UN VERANO ILUSIONANTE

Después de dos veranos tristes en el frontón debido a la pandemia del covid-19, un nuevo escenario ilusionante se despliega en el panorama profesional. "Todos estamos con ganas de que llegue el verano, porque todo apunta a que habrá partidos y los espectadores tienen ganas de ver pelota. Ojalá que la gente vaya al frontón", sostiene el riojano, quien, en el plano personal, ha regresado de las vacaciones "con ganas".

En la primera prueba, dentro del Cuatro y Medio de San Fermín, cayó contra Elezkano II. Comenzó con un 14-5 en contra. Acabó 22-19, castigando con la cortada y exhibiendo el dos paredes de saque. "Comencé muy mal, bastante desencanchado y no estaba concentrado. Tuve la suerte de reaccionar", recuerda. La cuestión no es solo que volvía de las vacaciones, es que regresaba tras el mal de manos en la diestra. "Los problemas de manos muchas veces se reproducen en la cabeza. No metes la mano igual. Vas con miedo", finaliza. Va por buen camino.