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Sobre Fagor Ederlan Tafalla

a mis amigos Pedro y Juan: La crisis que provocan los especuladores y empresarios sin escrúpulos, con la inestimable colaboración de los gobiernos neocon de todo occidente, siempre, siempre la venimos pagando los trabajadores, no nos libramos de una. Esos mismos, que con su codicia sin límites nos llevaron al abismo, nos dicen ahora, que la culpa de todo la tienen los salarios, y eso lo dicen cuando tenemos los salarios más bajos de Europa. ¡Hay que tener rostro!

Ya hace algo mas de un mes que acabó todo y la verdad es que no tenía intención de escribir nada al respecto, pero las últimas noticias de la sorprendente recuperación de la actividad productiva en la empresa y vuestro estado de salud, me han animado a reconsiderar mi postura. Me he dado cuenta de que estoy en deuda con vosotros dos. En el fragor de la batalla que libramos, sólo hay tiempo para la lucha, apenas puedes pensar otra cosa, es todo frenético, absolutamente desquiciante. A veces sueñas que podemos vencer, planificas la acción defensiva, pero te das cuenta de que la ofensiva del enemigo está muy bien diseñada. Logramos hacer aliados, dando la apariencia de unidad, aun sabiendo de su extrema debilidad.

Merecimos mejor suerte, los augurios no nos eran favorables, pero luchamos bien, con ganas, teniéndolo todo en contra, incluido el insufrible departamento del ilustrísimo consejero Roig, que dedica su valioso tiempo a proteger a los indefensos empresarios. Siempre estaremos en deuda con él, recordadlo siempre en vuestra oraciones. Dicen que nada humano es, en último término, predecible. Si eso es así, este tipo no debe ser humano, ya que el dictado de sus resoluciones siempre arroja el mismo resultado, la aprobación de todos los expedientes de regulación que las empresas presentan.

Éstos de la Cooperativa Mondragón se han empleado a fondo, no han dudado en recurrir al chantaje y la amenaza, "o ¡os bajáis los salarios o vais a la calle!". Ésta ha sido la consigna que vosotros os habéis negado a aceptar, al contrario de lo que han hecho los delegados de LAB o la voz de los trabajadores.

Se acabaron los buenos tiempos amigos míos, los tiempos en los que podíamos discutir y razonar. Nos han impuesto la doctrina cooperativa y ahí no hay sitio ni para el pensamiento ni para la discrepancia. Trabajadores sin derechos sometidos a esta banda.

Los años no perdonan, hoy apenas reconoceríamos a los viejos luchadores de antes. Sindicalistas conversos, de otros tiempos, empleándose ahora como gerentes. Como los viejos árboles, el sindicalismo dirigente en la antigua Victorio Luzuriaga empezó a morir por la copa, ya hace algún tiempo, y hoy certifican su defunción. Ahora sólo nos queda la batalla jurídica, pero no debemos ser demasiado optimistas. Se autodenomina justicia, pero la justicia siempre fue esquiva con los nuestros.

En toda esta pelea, me quedo con lo que verdaderamente merece la pena, me quedo con la entereza y honestidad de vuestro pensamiento. Por pensar, pensasteis hasta en financiar directamente las pensiones de los posibles despedidos por Mondragón, para que no sufrieran merma alguna en su jubilación forzosa. ¡Eso es filosofía de vida, eso es solidaridad! Tomen buena nota de ello los escapistas de la lucha.

Después de estas semanas tan difíciles, y, ahora viéndoos destrozados física y psíquicamente, trataremos de recuperaros para vuestras familias y amigos, entre los que tengo el honor de encontrarme. Gracias por vuestra ejemplar entrega, os aplaudo con todo mi corazón y os deseo una pronta recuperación. Hasta siempre amigos solidarios.