Uno se imagina despertando cada día y descendiendo al garaje comunitario o particular portando en el bolsillo la llave del nuevo Mercedes Clase G Professional, y se le ponen los dientes más largos que a las fieras del circo. No me cabe duda de que hay todoterreno más bellos por fuera que este último lanzamiento de la firma de la estrella, muchos de ellos en la misma gama del constructor alemán, pero no acierto a pensar en varios que sean más eficaces, robustos, fiables, polivalentes, capaces y deseados por los amantes de los 4X4 tradicionales y por quienes deban afrontar las condiciones de trabajo y uso más duras.

De hecho, como la propia marca recuerda, "desde 1979 la Clase G ha demostrado su legendario carácter en todo tipo de terrenos y situaciones, convirtiéndose en toda una referencia en el mundo del todoterreno. El nuevo Clase G Professional se une a los camiones Unimog y Zetros de Mercedes-Benz para cubrir las necesidades de movilidad y transporte de los profesionales que trabajan en condiciones extremas y no pueden detenerse ante ningún obstáculo".

Derivado del original 461, el G Professional se basa en la acreditada técnica utilizada durante muchos años en las versiones militares del Clase G, donde la fiabilidad y resistencia son llevadas al extremo. Por eso, buscando la máxima eficacia, cuenta con un bastidor tipo escalera extremadamente resistente a la torsión, con ejes rígidos delante y detrás y suspensiones con muelles helicoidales en las cuatro ruedas. La carrocería se acopla al bastidor mediante uniones roscadas macizas, lo que aporta mayor rigidez al conjunto.

TRES VARIANTES Mercedes ha querido adaptarse a las demandas de los profesionales ofreciendo tres variantes de carrocería: Station Wagon, con cinco puertas con cristal, cuatro plazas y 4,636 metros de largura; Furgón, con carrocería cerrada de tres puertas, dos plazas y 4,636 metros de longitud; y Chasis-Cabina, con cabina individual, dos plazas y chasis libre para un carrozado específico. Para esta última variante se ofrece una superestructura en acero con plataforma de carga con piso de madera reforzado, pintura antideslizante y paredes de la caja en aluminio.

El motor es otro de los componentes esenciales de esta máquina de ensueño. Mercedes ha escogido con mucho criterio el propulsor ideal, un seis cilindros en uve diésel de 2.987 centímetros cúbicos, con inyección directa, common-rail e inyectores piezoeléctricos, además de sobrealimentación. Con 185 CV a 3.800 revoluciones por minuto, 400 Nm de par máximo a 1.600 vueltas, cambio automático de cinco marchas con reductora, tracción total permanente y el bloqueo al 100% de los tres diferenciales (delantero, trasero y central) con acoplamiento eléctrico y sin necesidad detener el vehículo, poco más se puede pedir. Los 160 km/h de velocidad máxima son más que suficientes, en tanto que el consumo se mueve en valores algo altos, pero totalmente razonables para el tipo de vehículo del que hablamos: 14,6 litros en ciudad, 9,9 en carretera y 11,7 en recorrido combinado.

Para el equipo de frenada Mercedes ha optado por una combinación de discos delanteros con tambores traseros, por "ofrecer una mayor eficacia bajo situaciones extremas de funcionamiento con arena, barro o agua". Cabe recordar que la profundidad de vadeo llega a los 60 centímetros, en un vehículo que en su carrocería Station Wagon ofrece un ángulo de ataque de 36 grados, de salida de 31 grados y de cresta de 23 grados, una altura libre al suelo de 21,3 centímetros, así como una capacidad de ascensión del 80% y de inclinación lateral del 54%. Además, cuenta con ABS y control electrónico de la frenada que se desconecta automáticamente al bloquear la caja de transfer.

Por último, Mercedes ha dotado al Clase G Professional con un equipamiento, de serie o en opción, enfocado al uso del vehículo, es decir, a las situaciones más duras y exigentes, por lo que incluye elementos tan específicos como: toma elevada de aire, filtro de combustible en el conducto de llenado, doble sistema eléctrico (12 y 24 voltios), capó reforzado transitable, preinstalación de cabestrante, argollas para anclaje de la carga, protección frontal y de bajos, neumáticos para barro, etc. Los precios finales se mueven entre 62.306 y 76.047 euros.