ES domingo, 26 de junio de 2011, para ser exactos. A media mañana el termómetro ya supera en Pamplona los 25 grados, mientras un cielo limpio de nubes como una patena, algo francamente inusual en esta ciudad, amenaza con hacer cumplir las previsiones de ola de calor y alerta naranja para el que se prevé primer fin de semana del verano y también el día más caluroso de lo que llevamos de año. La solución parece clara: por un día habrá que dejar colgada la indumentaria motera y optar por la eficacia del climatizador bizona del automóvil que protagoniza esta página, el nuevo Toyota Rav4 2.0 VVT-I Valvematic Advance Cross Sport 4X2 con cambio manual de seis marchas.
Para comenzar, este motor de gasolina de dos litros anuncia 158 CV a 6.200 revoluciones por minuto (rpm), con 198 Nm de par máximo a 4.400 vueltas, 10,2 segundos en el paso de 0 a 100 km/h, 185 km/h de velocidad punta, 1.425 kilogramos de peso en seco y consumos de 9,6 litros en ciudad, 6,3 en carretera y 7,5 en recorrido combinado. Se trata, por tanto, de la opción de gasolina y tracción delantera del popular y prestigioso SUV (Sport Utility Vehicle) de Toyota, toda una referencia en su segmento.
Frente al acabado de partida, el Active, el Advance Cross Sport sube de 24.050 a 26.750 euros, elimina las barras del techo, reemplaza la rueda de repuesto por un kit reparapinchazos y añade a la dotación del Active elementos como: control de crucero, luneta térmica con temporizador, cristales traseros oscurecidos, Bluetooth con mandos de audio en el volante, cámara trasera de parking si lleva navegador, diversos cromados exteriores, sensores de iluminación y de lluvia, climatizador bizona, guantera refrigerada, llantas de aleación con neumáticos en medidas 225/65 R 17, volante y pomo de cuero, retrovisor interior antideslumbramiento y cargador de seis discos compactos. Todo ello sumado a una dotación del Active supercompleta en seguridad activa y pasiva, con asientos traseros deslizantes por partes y abatibles desde el maletero, además de tres años de garantiza o 100.000 kilómetros. Vamos, completito de lo más. La unidad de pruebas, además, traía como extras techo solar eléctrico, navegador DVD y sistema de entrada y arranque sin llave. Como podrán deducir, he sufrido una barbaridad probando un coche así, pero qué se le va a hacer, alguien tiene que afrontar este duro y exigente trabajo. Bueno, en realidad, cuando sufrí fue al tener que devolverlo.
SILENCIO, SE RUEDA Tras pasar la noche aparcado en la calle, el Rav4 arranca sin rechistar, con el ralentí algo alto hasta que se superan los escasos primeros 100 metros. Con un tacto de embrague y cambio claramente más fino que en el diésel, pero sin el masivo par de que hace gala el motor de gasóleo, este 2.0 VVT-I es la opción ideal para quienes demandan finura de funcionamiento, silencio mecánico, suavidad de marcha extrema y máximo agrado de utilización. A cambio de una respuesta sedosa y progresiva, aunque menos rotunda y poderosa que la del 2.2 D-4D, este gasolina nos invita a conducir disfrutando de las bondades del Rav4 4X2 Cross Sport, que son las de un vehículo amplio, con un razonable maletero y una brillante habitabilidad, tanto delantera como especialmente trasera, sobre todo por su piso plano y los asientos que admiten regulación longitudinal por partes y ser abatidos cómodamente desde el maletero. Todo esto sumado a una estética muy atractiva (este año con nuevo diseño frontal, líneas que enfatizan su anchura y aspecto todoterrenero y nuevos elementos exteriores cromados) y a una mecánica que demuestra su solvencia y eficiencia energética.
Por ciudad se maneja con absoluta facilidad y comodidad, gracias a su elevada posición de conducción, una excelente ergonomía y a la eficacia del motor de gasolina, con un cambio de marchas sin pero posible y unos desarrollos tan bien escogidos que incluso permiten cambiar la siguiente velocidad sin pasar el motor de las 2.500 rpm. La sensación por carretera es similar, con la posibilidad de utilizar la sexta velocidad desde apenas 80 km/h. Los tramos rectos no entrañan dificultad alguna y en las zonas reviradas el Rav4 se defiende más que brillantemente, con una buena estabilidad y una respuesta noble y progresiva, incluso cuando lo llevamos al límite de agarre de sus neumáticos. Dirección, suspensiones y frenos cumplen con nota a pesar de que abusamos de lo lindo subiendo y bajando puertos con un ritmo alegre entre Latasa y Doneztebe, en un recorrido antaño utilizado para organizar pruebas de rallyes. La notable respuesta del motor hace que solo en adelantamientos nos veamos obligados a pasar de las 3.000 vueltas, aunque sin necesidad de apurar hasta el inicio de la zoja roja, a 6.400 rpm.
Tras el lógico avituallamiento en Santesteban (exquisitos los canutillos con crema del Ameztia), enfilo en dirección a Leitza por un itinerario donde las curvas y sobre todo la frondosa vegetación nos protegen del calor, que llega a los 38 grados, lo que hace que, por ejemplo, en Ituren los críos busquen la sombra mientras esconden la pelota en la mano y miran con temor al abrasador asfalto del frontón.
De vuelta a casa, autovía desde Leitza hasta Lekunberri, sin más novedad que vigilar la velocidad, para desde esta última población girar hacia Alli, Astiz, Oderitz y Madotz. Última parada para tomar fotos y de regreso a Pamplona. En el balance general, solo las pequeñas críticas habituales al Rav4 por su antena a rosca, el kit reparapinchazos en lugar de la rueda de repuesto estándar y la falta de retrovisor exterior izquierdo panorámico; sin duda unos detalles nimios frente a un automóvil que ha alcanzado un grado de desarrollo, madurez y brillantez que lo hacen totalmente recomendable, ya sea en gasolina o diésel como con tracción delantera o total. Ahora lo que pide el mercado, la moda que se lleva, es la tracción delantera en gasolina. Por algo será.