pamplona - Reducir las emisiones y avanzar hacia una economía descarbonizada es un reto. Pero para Navarra, la comunidad que lideró en los años 90 el despliegue del sector eólico, debe convertirse también en una oportunidad de generación de riqueza, empleo y nuevos nichos de negocio. Y para hacer posible todo ello será necesario duplicar o incluso triplicar en las dos próximas décadas la generación de electricidad de origen renovable.

“Tenemos un ecosistema potentísimo, un diferencial” con respecto a otras comunidades, dijo, pero advirtió de que “no basta solo con reducir el consumo energético sino que hay que producir renovables” tanto fotovoltaica, como eólicas o biomasa, una electricidad que además se tiene que poder almacenar y transportar. “La transición energética es una de las grandes oportunidades” para Navarra, aunque tenga sus “amenazas como cualquier reto”, insistió Ayerdi antes de subrayar que “la mejor energía es la que no se consume”. Y añadió que se requiere una transición para luchar contra el cambio climático, en el que hay “un amplísimo consenso científico”, lo que exige impulsar las energías renovables.

Ayerdi admitió que en este momento su departamento tiene pendientes de aprobación numerosas solicitudes para la instalación de nuevos parques eólicos, que en la actualidad suman poco más de 1.000 megavatios en potencia instalada en funcionamiento. A su juicio, esta cifra podría multiplicarse por dos o incluso por tres en los próximos años, siempre que haya una cierta estabilidad en la política nacional. La hoja de ruta del actual gobierno central prevé subastas de energía renovable eólica y fotavoltaicas de 3.000 megavatios anuales durante los próximos ejercicios.

Tras recordar los objetivos europeos de reducción de CO2 y mejora de eficiencia energética, ha destacado que para 2050 la reducción de gases de efecto invernadero debe ser del 90% y las renovables el 100% en consumo final. Con este horizonte la situación de partida en Navarra con datos cerrados de 2017, “que generan algunas dudas” por un cambio de metodología, apuntan que el consumo de energía final es casi la misma que en 2015 pero, al haber más población, cae el consumo per cápita.

Por sectores, la agricultura ha reducido su consumo energético un 32% y la industria el 7%, mientras que en le transporte crece el 4% y en el resto de sectores aumenta en conjunto el 12%. Con estos datos, y más allá del ejemplo que debe dar la administración, el consejero ha subrayado que quedan muchas cosas por hacer para cumplir los objetivos, como que el transporte por ferrocarril coja más peso y que aumente la fabricación de vehículos de menor consumo.

Del mismo modo apuntó la necesidad de que la industria disponga de procesos productivos que consuman menos, igual que los edificios sean privados, públicos o comerciales.

En cuanto a los gases de efecto invernadero, que se han reducido un 16% y hay que bajar un 45% para 2030, ha indicado que los principales emisores son transporte e industria, el primero con un consumo en 2017 en la línea de la previsiones y la segunda con un descenso de más del 20% tras “un gran esfuerzo”. Para conseguir los objetivos marcados “se deben sustituir los actuales combustibles por renovables y electrificar la economía, siempre que esta sea también renovable” concluyó. - D.N.