Algunas cicatrices de la crisis de 2008 siguen sin cerrarse. Sangran todavía y amenazan con infectar y debilitar el desarrollo económico del futuro de Navarra, cuya inversión en I+D continúa estancada. En 2019, empresas e instituciones públicas y privadas de la Comunidad Foral invirtieron 355,77 millones de euros, apenas un 1,67% del PIB. El año anterior había quedado en el 1,68%.

Este indicador, una de las referencias para medir el desarrollo económico y la competitividad de las economías, deja como siempre a Navarra en el grupo de cabeza de las comunidades, pero lejos de los países más desarrollados. Si a comienzos de siglo reducir esta brecha era uno de los objetivos de los gobiernos, evitar que se amplíe todavía más se ha convertido en la única posibilidad actual. Alemania, por ejemplo, invierte en torno al 2,8% de su PIB, una cifra que llega al 4,3% en el caso de Corea, del 3,6% en Japón, del 2,8% en Estados Unidos y del 3,1% en el de Finlandia.

Este objetivo de reducir el diferencia con la Unión Europea se consiguió solo en parte. Si bien la inversión medida en relación al PIB se duplicó durante la primera década del siglo y alcanzó el 2,1% del PIB, a partir de la crisis de 2008, las inversiones y las ayudas se contrajeron. Y rozar el 3%, meta fijada desde la propia Unión Europea, se convirtió directamente en una quimera mientras Asia pisaba el acelerador y seguía creciendo.

La recuperación registrada desde 2015 no ha resultado, de momento, ni duradera ni suficiente para elevar los niveles de inversión de manera apreciable. Los 355,7 millones de euros suponen un incremento de apenas 11 millones respecto a 2018 y de 12 millones frente a 2017, un impulso escaso en relación al crecimiento económico previo a la epidemia, que llegó al superar el 3%.

En toda España, el gasto en Investigación y Desarrollo (I+D) interna ascendió a 15.572 millones de euros en 2019, lo que supuso un aumento del 4,2% respecto al año anterior, representando el 1,25% del Producto Interior Bruto (PIB), frente al 1,24% del año 2018.