Con apenas un mes de diferencia dos noticias han devuelvo a los titulares a una de esas familias que explica por sí sola buena parte de la historia reciente de Navarra. Los Huarte, un linaje cuya fortuna se remonta a la primera mitad del siglo XX, han puesto a la venta la mansión que, sobre la ripa de Beloso, construyó el patriarca en Pamplona. Unas semanas más tarde han anunciado el cierre de Miasa, la última de las fábricas de lo que un día fue el grupo industrial y constructor más importante de la Comunidad Foral.

Aquellos fueron otros tiempos, otra Navarra que apenas despertaba del ruralismo, aún conmocionada por la guerra y sometida por una cruel dictadura. Fueron los tiempos de Félix Huarte, delineante primero y constructor después, que prosperó en los años 20 y 30 y que se hizo definitivamente rico después, ya en la postguerra y el franquismo. En 1929 había desembarcado en Madrid, donde construyó la Escuela General de Sanidad y, posteriormente,la facultad de Filosofía y Letras, levantada en apenas cinco meses, terminada en 1932 y que le proporcionó la fama para apuntalar su crecimiento definitivo.

Semejante acumulación de capital dio lugar a las primeras fábricas del cinturón de Pamplona, a la influencia política, al mecenazgo artístico y cultural que dinamizó Pamplona a comienzos de los años 70. El grupo llegó a facturar más de 50.000 millones de pesetas (unos 300 millones de euros en la actualidad). Y asentó la riqueza y la buena posición de generaciones enteras.

Félix Huarte, con su mujer y sus cuatro hijos en Villa Adriana.

Porque pronto se vio que la actividad empresarial pura iba a tener muchas dificultades para sobrevivir a su fundador. Y que Navarra, donde ETA había secuestrado en 1973 a Felipe Huarte, el cuarto hijo del constructor, no retendría a un grupo empresarial más frágil de lo que parecía. Para entonces, el eje de la actividad constructora y dos de los cuatro hermanos se habían desplazado ya a Madrid, más segura y con los contactos institucionales mucho más cercanos.

Las industrias se asociaron con capital extranjero, más desarrollado tecnológicamente, que pronto se hizo mayoritario, y a mediados de los 80 la empresa constructora terminó por ser vendida. Huarte y Compañía pervive hoy escondida en la H de OHL, el grupo global de infraestructuras fundado por Juan Miguel Villar Mir, donde terminó por integrarse tras suspender pagos, ya con otros propietarios, a mediados de los años 90.

Para entonces, hacía ya más de un cuarto de siglo que en 1971 había fallecido Félix Huarte y, aunque nada era lo que un día fue, el dinero generado ahí seguía. La jugosa herencia que el fundador dejó a sus cuatro hijos (Felipe, Jesús, el único que sigue vivo, Juan y María Josefa) permite a los nietos y bisnietos vivir hoy desahogadamente, gracias sobre todo a los dividendos y a la rentabilidad de negocios repartidos por diferentes países. Lo hacen a través de Uriel Inversiones, sociedad con sede en Madrid que agrupa "la mayor parte de las participaciones de la familia", tal y como explica en su web corporativa.

Con un patrimonio de algo más de 14 millones de euros, esta sociedad participa en empresas de cuatro continentes que facturan más de 170 millones de euros y, según las cuentas de 2019, las últimas depositadas en el Registro Mercantil, logró unos ingresos de 4,6 millones de euros que le generaron un beneficio neto de 1,16 millones de euros.

Los negocios son variados. Miasa, nacida como Mecanizados Industria Auxiliar SA en 1968 y dedicada a la automoción, es solo una de ellas. La última cuyo nombre todavía evoca el tiempo aquellas empresas (Torfinasa, Imenasa, Inasa) que un día fueron parte del grupo y que prosperaron durante el desarrollismo de los años 60.

Las inversiones de Uriel se encuentran diversificadas. Abarcan la gestión ambiental y de residuos (Aborgase y GSA), las renovables (Uriel Renovables, con 400 megavatios), el comercio de materias primas (Icona y su café verde), la industria alimentaria (Leche fresca Señorío de Sarría) y, junto a ello, las participaciones en empresas tecnológicas (Bioeder, UDX, Pacífico Cable, en Chile, Micappital), inmobiliarias (Mangazaul) o de gestión de parkings subterráneos en Argentina.

La sociedad está presidida por uno de los nietos de Félix Huarte: Juan Félix Huarte, quien combina los nombres de su abuelo y de su padre. Vicepresidente de la Fundación Civismo, lobby presidido por Julio Pomés, Huarte dejó oír su voz durante lo más duro del confinamiento de la pasada primavera para criticar, por ejemplo, la obligación de mantener el empleo tras los ERTE o para reclamar la derogación temporal del Salario Mínimo Interprofesional. "El salario mínimo constituye una barrera de entrada en el mercado laboral para aquellos a quienes dice proteger. El sistema no va a aguantar el colosal incremento de las prestaciones por desempleo que se va a producir", vaticinaba.

En 2019 se incorporó como consejero Carlos Espinosa de los Monteros, marqués de Valtierra y padre de Iván, diputado y portavoz del grupo parlamentario de Vox.

La firma tiene su sede en la planta octava del Edificio Huarte, ubicado la esquina entre el Paseo de la Castellana y el Paseo de la Habana y levantado a mediados de los años 50, cuando la empresa constructora ya era una de las más grandes de España. En el mismo edificio, aunque en otras plantas, tienen su sede otras empresas de la familia, como Adriana Beaumont S.A. y Alea Gestión.

Felipe, el nieto cercano a Vox

El edificio recobró cierta notoriedad en Madrid durante las últimas semanas del confinamiento primaveral, cuando cientos de personas de los barrios más ricos de la capital protestaban por el encierro y alentaban el negacionismo ante el virus. Según contaba eldiario.es una lona enorme, con la imagen de Pedro Sánchez, colgaba de la planta 12 del edificio: "Confía en tu gobierno, encerrados sois libres".

Este mismo medio explicaba que la lona colgaba de la planta donde reside en la actualidad Felipe Huarte Aizpún, nieto de Félix Huarte e hijo mayor de Felipe Huarte Beaumont y Teresa Aizpún Tuero. Felipe Huarte Beaumont, fallecido en 2017, fue el primer empresario secuestrado por ETA en 1973, mientras que Teresa Aizpún es hermana del fundador de Unión del Pueblo Navarro, Jesús Aizpún, fallecido en 1999. En su Twitter, Felipe Huarte retuitea continuamente mensajes del partido de extrema derecha.