a industria 4.0 implica la convergencia de un conjunto de enfoques y nuevas tecnologías a los que, como país industrial, es fundamental apostar con determinación. Identificación por radiofrecuencia, big data, computación en la nube, sensorización inteligente, machine learning, robótica, manufactura aditiva, inteligencia artificial, realidad aumentada e internet de las cosas son tecnologías que, de manera integrada o combinada según el caso, forman parte de la denominada cuarta revolución industrial.

Estudios como los de la consultora McKinsey estiman que el incremento de productividad derivados de estas tecnologías podía obtener mejoras de productividad en torno a 45%-55%, clave de flexibilidad, coste, calidad en el entorno fabril y ventaja competitiva.

Sin embargo, en muchos casos las bondades se dan de bruces con la realidad. Un reciente análisis de la consultora Deloitte revelaba que de los directivos de una muestra de empresas europea analizadas, únicamente el 14% de afirmaban que sus organizaciones estuvieran preparadas para incorporar esos cambios. En otro estudio, solo cuatro de cada 10 empresas habían hecho progresos en su implementación.

El camino ni está resultando ni va a ser fácil. Y para transitar con fundamento, resulta elemental conocer dónde están las dificultades. Esta semana os traigo un listado de inconvenientes que toda persona que se embarque en estas lides tendría que, al menos, considerar. Es cierto que, en función de la organización, algunas tendrán mayor relevancia que otras, pero espero pueda resultar de ayuda tanto a ofertantes de soluciones, facilitadores, impulsores, y por supuesto a empresas que tengan que trabajar en posibilitar estos cambios que tanta falta nos hacen.

Uno. Aun adolecemos de conocimiento preciso en relación al potencial de dichas tecnologías, y en consecuencia de la importancia estratégica que estas pueden tener para el futuro a medio/largo plazo de las compañías. Sin un análisis del impacto directo de estas en la realidad de cada organización, y de planes específicos / roadmaps que las integren junto con recursos internos asociados, el asunto es difícil que cale.

Dos (corolario de la uno) En términos generales, se requiere superar a pie de empresa (no en cuanto a discurso) la falta de claridad de beneficios en cuanto a datos. Pasar de discursos a retornos de inversión, cifras de costos en mantenimiento, eficiencia fabril, coste energético, etc. El dato mata al juicio, y lo que no son cuentas terminan siendo cuentos.

Tres. Hacer estos procesos efectivos requiere personas capacitadas. La falta de formación por parte de las personas y gestores en las tecnologías previamente mencionadas es aun notoria. Tenemos que reconvertirnos, y aprovechar a nuestros/as jóvenes, que vienen con ganas.

Cuatro. Este cambio implica e implicará conflictos entre trabajadores debido al nuevo entorno de trabajo, y la resistencia por parte de las personas a adoptar estas tecnologías. Necesitamos una respuesta estratégica clara centrada en las personas. Tendremos que prestar atención en evitar las tensiones en el mercado de trabajo derivadas de una posible segregación entre personas capacitadas y bien retribuidas, asegurando que no haya personas poco capacitadas y mal retribuidas.

Cinco. Con el limitado nivel de estandarización e integración de procesos fabriles y sistemas de trabajo existentes en muchas de nuestras empresas, resulta especialmente complicado aprovechar las posibilidades de estas tecnologías. No hay que olvidar que la mayoría de han sido desarrolladas o bien por o para grandes empresas, por tanto hay mucho que hacer en ese sentido.

Seis. Los mecanismos para paliar la limitada capacidad de inversión de nuestras empresas para la adopción de dichas tecnologías tenemos que activarlos a fuego. Algunos estudios estiman que dicha introducción requeriría incrementar el capítulo de inversiones plurianuales en un porcentaje aproximado al 50% en los próximos 5 años. Siete. Desde un punto de vista organizativo y de gestión, existen retos claros en la integración de la cadena de valor, distintos procesos y departamentos en las empresas. De cooperación empresarial y alianzas, podríamos hablar un rato. Ocho. Existen y existirán riesgos inherentes a la seguridad de los datos derivadas de la introducción de dichas tecnologías, lo de la ciberseguridad no es ningún capricho. Nueve. Falta de infraestructura digital que permita la integración de máquinas, personas y organizaciones, junto con dificultades a la hora de asegurar la calidad de los datos desde el punto de vista de su consistencia, precisión y redundancia.

Diez. Insuficiente nivel de madurez de las tecnologías a las que se hace referencia, ocasionando caos o errores en las primeras implantaciones. En un perfil de empresa habitual que no es punta de lanza tecnológica, pero competente, requerimos de trabajar con precisión.

A por ellos, que son pocos y cobardes.

Una encuesta entre directivos señala que solo el 14% de las empresas está preparado para afrontar los cambios

Hay que dar una respuesta estratégica centrada en las personas, porque habrá tensiones en el mercado de trabajo