Embridado por las restricciones, el empleo se congeló en Navarra en el primer trimestre del año. Un periodo habitualmente malo y que en 2021 no ha logrado despegarse de la tozuda realidad que impone el virus. Entre enero y marzo se destruyeron otros 700 empleos, de tal modo que en Navarra trabajan en estos momentos unas 277.700 personas, 10.000 menos que antes de la pandemia.

Pese a todo, el paro ha frenado su ascenso y se redujo levemente en un síntoma de que lo peor podría haber pasado ya. Navarra enfila ahora el mejor periodo para su mercado de trabajo y, si bien la hostelería sigue a medio gas, el número de desempleados se sitúa en 35.900 personas, 800 menos que en diciembre de 2020, pero un 33% más que hace un año.

Son además 9.300 desempleados más que hace doce meses, un incremento sin paragón en los últimos años y que remite a los peores periodos de la crisis de 2008-2013, si bien en esta ocasión el efecto de los ERTE ha contenido una sangría que podría haber resultado mucho peor.

La tasa de paro se reduce por tanto en apenas 15 centésimas y queda casi tres puntos por debajo de la media estatal. Tras la Comunidad Autónoma Vasca, es la segunda comunidad con la menor tasa de desempleo (11.45%), si bien territorios como Cantabria, La Rioja o Madrid han recortado sustancialmente la diferencia habitual en este indicador.

Por sexos, hay en Navarra 146.600 hombres ocupados por 131.100 mujeres ocupadas. La tasa de actividad de los hombres es del 62,16% y la de las mujeres, del 53,73%.

En cuanto al paro, del total de 35.900 desempleados 19.200 son hombres y 16.700 son mujeres. La tasa de paro entre los varones es del 11,58% y entre las mujeres, del 11,30%.

Desempleo juvenil, al 31,3%

Por franjas de edad la situación es muy diferente. Y el desempleo juvenil vuelve a ser un azote tremendo. El desempleo entre los menores de 25 años aumentó en Navarra en 11 puntos porcentuales en el primer trimestre de 2021 en relación al cuarto trimestre de 2020, al pasar de un 20,63% a un 31,32 %.

En el conjunto del Estado, el desempleo juvenil disminuyó en el primer trimestre en 21.500 personas, lo que situó el total de desempleados entre 16 y 24 años en 550.900 personas, que suponen una tasa de paro del 39,53 %, 0,6 puntos menos que a cierre de 2020.

De hecho, en este trimestre es la contratación indefinida, menos habitual entre los jóvenes, la que muestra señales de recuperación, de la mano seguramente de la progresiva desactivación de los ERTE. La caída en el número de eventuales, por el contrario, mostraría que las empresas son todavía reacias a contratar en muchos sectores.

Los datos por actividades muestran además un comportamiento previsible en la ocupación. Mientras la industria manufacturera mantiene sus cifras y la construcción incluso las mejora (se encuentra al borde de los 20.000 puestos de trabajo por primera vez desde la pasada crisis), son los servicios clásicos (comercio, talleres y hostelería) los que se llevan la peor parte. Destruyen otros 2.200 puestos de trabajo, con lo que en este momento tendrían ocupadas a unas 53.700 personas, unas 15.400 menos que a finales de 2019.

El comportamiento del último trimestre deja en cualquier caso algún elemento para el optimismo. Según la EPA, una encuesta que en Navarra arroja en ocasiones algunos errores debido al bajo número de encuestas, la destrucción de empleo del primer trimestre se habría concentrado en el sector público, con unos 5.000 puestos de trabajo perdidos, mientras que el privado registraría un incremento de unos 4.000 nuevos empleos. Una variación que podría estar recogiendo ya los efectos del alivio en las medidas de febrero.

La intensidad de la tercera ola del virus y, sobre todo, las medidas adoptadas para frenarlo condicionan los resultados por comunidades, que sitúan a Madrid como la comunidad que más empleo creó en el primer trimestre del año, seguida de Catalunya. La Comunidad Valenciana y Andalucía, por el contrario, ofrecen los peores datos en estos tres meses.

Como antes de la pandemia, Navarra es la segunda comunidad con menor tasa de desempleo. Sin embargo, el paro ha crecido en la Comunidad Foral con una intensidad notable, un indicador que deja a las comunidades turísticas como las más dañadas, sobe todo Baleares, en un deterioro del que solo escapa Extremadura, uno de los territorios más rurales. El campo y la industria asociada son, sin duda, las actividades que mejor han resistido desde finales de 2019.