No hay recetas que valgan cuando todos los ingredientes han sido alterados. Y prácticamente ningún territorio ha sido capaz de sortear con éxito un evento sin precedentes, un virus al que solo detienen el aislamiento, las distancias y, por fin, las vacunas. Una pandemia que, eso sí, ha golpeado en mayor medida a aquellas economías que más dependen de los servicios turísticos y el comercio y en la que Navarra se ha mantenido algo mejor que la media, pese a haber sido, sobre todo a partir de octubre, una de las comunidades que mayores restricciones ha aplicado a la hostelería.

Con todo, Navarra es una de las cuatro comunidades que logra crear empleo neto desde febrero de 2020, el último mes cuyas cifras no se ven alteradas por el impacto de los contagios y los confinamientos. Los últimos 29 días completos -el año era bisiesto- de normalidad completa, sin mascarillas, ni horarios especiales ni toques de queda. En los 14 meses que han transcurrido desde entonces, Navarra ha sido capaz de crear 457 empleos, un incremento del 0,16% que la sitúa solo por detrás de Murcia, Extremadura y Castilla-La Mancha, las tres comunidades que, con datos de paro y empleo generales mucho peores, han sido capaces de crecer más en el último año.

No es casual. Tanto Extremadura como Castilla-La Mancha siguen siendo comunidades eminentemente rurales, donde el sector primario continúa vertebrando unos territorios vastos y poco poblados, con muy poca industria y escaso turismo. Murcia, pese a disponer de kilómetros de costa, posee como Navarra una importante industria agroalimentaria, una de las más potentes de España, con un notable peso en su economía. Y es la comunidad que más crece en empleo en este periodo, beneficiada en parte por el inicio entre marzo y abril de algunas importantes campañas agrarias. Ha creado en este periodo más de 13.500 puestos de trabajo netos.

El análisis por provincias muestra un resultado similar, si bien añade, por ejemplo, el impacto de algunas campañas concretas, como la de la fresa, que dispara los datos de afiliación de Huelva (muy buenos en cualquier caso en el cómputo interanual, con un crecimiento del 8%) o hunde los de Jaén, que en abril suele hallarse en horas bajas.

Y lo mismo se aprecia si se pone el foco solo en Navarra. El análisis por municipios de los 12 primeros meses de la pandemia muestra el castigo que reciben las localidades donde más pesan los servicios y la fortaleza con la que han resistido las zonas rurales y aquellos municipios cuya actividad depende de una o dos empresas concretas.

Parece pues el tejido productivo el factor más determinante a la hora de condicionar el empleo. Pero los datos temporales muestran, además, la importancia del control epidemiológico y de las restricciones aplicadas en cada territorio. Navarra tuvo un comportamiento claramente peor que la media entre septiembre y diciembre del año pasado, en parte por razones estacionales, pero coincidiendo también con una segunda ola que se fue gestando a lo largo del pasado verano y que terminó de estallar en octubre, con los niveles de incidencia más altos de todas las comunidades autónomas.

Así, entre septiembre y diciembre de 2020, el empleo avanzó en Navarra apenas un 0,9%, frente a un crecimiento del 3% en comunidades como Andalucía, Madrid y Comunidad Valenciana o superior al 2% en la Comunidad Autónoma Vasca. Pese a ello, Navarra se mantuvo en terreno positivo, gracias en parte a una industria que en ese último cuatrimestre del año trató de recuperar las producciones perdidas con anterioridad, así como hacer acopio en previsión de nuevos confinamientos.

Lo que ha sucedido desde el otoño, con los interiores de los bares y los restaurantes cerrados casi de continuo, ha mostrado también la resistencia de la economía navarra. Al contrario que en Madrid, donde el Ejecutivo apostó con indudable éxito electoral por mantener funcionando a la hostelería o de la CAV, donde los jueves han limitado los cierres, el Gobierno de María Chivite ha priorizado siempre la situación epidemiológica y ha apostado por conceder ayudas a los negocios que tenían que cerrar.

La tercera ola, que fue muy dura en otros territorios, pasó por Navarra sin especial virulencia. Y la cuarta ha sido cortada por el avance de la vacunación. El empleo, por su parte, ha seguido su curso. Entre enero y abril de 2021, Navarra es, como casi siempre en estos meses, una de las comunidades con mayor creación de empleo. Solo Baleares, donde la Semana Santa animó las contrataciones, y Murcia mejoran los datos de la Comunidad Foral, que ha creado casi 2.900 puestos de trabajo en estos cuatro meses.