No tirar nada o, por lo menos, reducir los desechos al máximo, es el principio que guía a la economía circular. Una apuesta por la sostenibilidad, que en Navarra ya involucra a decenas de empresas y que ha guiado el proyecto europeo transfronterizo ORHI, en el que una de las iniciativas más llamativos busca aprovechar restos de brócoli para desarrollar ingredientes capaces de prevenir enfermedades como el cáncer.

Es el objetivo de Ingredalia, una firma participada por Tecnalia, Virto y Trasa, entre otras empresas, y que prevé abrir una planta de producción en Milagro en 2022. La firma, que cuenta ya con dos productos (Sulforaphan-Smart, un fitoquímico natural con actividad inmunoestimulante; y Brasphenol, extracto vegetal rico en polifenoles con actividad antioxidante), ha patentado ya el proceso industria y su objetivo es llegar a las farmacias con compuestos de aplicación en los campos de la salud, la nutrición y la cosmética.

"Se trata de abrir áreas nuevas de negocio de alto valor", explica Alfonso Pardo, de Saiolan, la entidad que ha liderado ORHI, y desde la que se ha impulsado a 18 proyectos muy diferentes de Navarra, Comunidad Autónoma Vasca, La Rioja, Pirineos Atlánticos y Occitania. Ingredalia es uno de los que está más avanzado, confía en facturar ya cerca de un millón de euros en 2022 y cuenta con una plantilla de apenas tres personas, que podría duplicar en los próximos 18 meses.

Objetivo: transferir conocimiento

Integrar una idea empresarial en un proyecto transfronterizo como ORHI ofrece muchas ventajas. Maximizarlas es uno de los objetivos con los que ha trabajado Saiolan durante los últimos tres años. "Hay que tener en cuenta que participamos regiones con tejidos económicos muy diferentes", dice Pardo, para quien ha sido fundamental trabajar en la transferencia de ideas, experiencias y soluciones entre unos y otros.

"En ORHI hemos sumado nuestras fuerzas 9 entidades de regiones diversas a ambos lados de la frontera de Francia y España, regiones que al mismo tiempo son complementarias en cuanto a su diferente grado de representatividad en la cadena de valor agroalimentaria. Una clave que hemos trabajado es la "transferibilidad"; por una parte, buscando soluciones ya en marcha en otras regiones, para difundirlas en nuestro territorio y apoyar en su implantación, y por otra, ofreciendo documentación y referencias de las personas responsables de los proyectos trabajados, para favorecer que otras regiones con situaciones similares las puedan replicar. El reto que tenemos como sociedad en todos los ámbitos, para avanzar hacia una Economía Circular es enorme.

ORHi es un proyecto POCTEFA que ha contado con financiación europea de dos millones de euros.

Aprender de cómo otras personas en otras regiones están logrando soluciones para ello y buscar el modo de aplicarlas en la nuestra, es una vía importante para avanzar, y confiamos en seguir haciéndolo." añade Iratxe Acha, Coordinadora del Proyecto ORHI y miembro de Saiolan.

proyectos navarros.

Ekoalde y quesería: reducir residuos plásticos y animales

La asociación Ekoalde ha sido otra de las participantes en ORHI. En su proyecto, ha sustituido las cajas de cartón utilizadas para el transporte de sus productos hortofrutícolas por cajas reutilizables de plástico reciclado y se ha analizado la posibilidad de implantar un innovador sistema de lavado -que reduce el gasto de agua- y de marcado digital que facilita la trazabilidad completa de almacenaje y ubicación, optimizando el proceso logístico, con importantes reducciones de costes potenciales en todo el proceso. "De este modo las cajas no se pierden y es posible recuperarlas", explica Pardo.

Esta reducción en los residuos es uno de los grandes retos de la Unión Europea en su carrera por la sostenibilidad y la reducción de emisiones. Cada año, en el conjunto de la unión, se desperdician 88 millones de toneladas de alimentos, lo que supone alrededor del 20% de la producción total. Al mismo tiempo, se generan 25,8 millones de toneladas de residuos plásticos, alrededor del 60% en embalajes. Entre el 31 y el 39% de estos plásticos están destinados a incineración y a vertederos, y sólo el 6% de la demanda de plástico proviene del plástico reciclado.

En este contexto encajan proyectos como el de Ekoalde, una agrupación de productores y elaboradores de alimentos ecológicos de Navarra, y también el de una pequeña quesería ecológica de Iturgoyen, como es el caso de Axuribeltz. Regentada por Mirian Otxotorena, a su vez presidenta de CPAEN, Axuribeltz quiere evitar que el 90% de la leche, convertido en suero lacteo, se desperdicie.

Aprovechar el suero

El suero, muy rico en proteínas y lactosas, suele acabar a veces vertido en ríos, con graves consecuencias para la flora y la fauna. Por ello, en colaboración el centro tecnológico Leartiker, la quesería ha incorporado tecnología y conocimiento para desarrollar bebidas ecológicas y requesón.

La iniciativa, además de reducir los residuos, puede aportar nuevos ingresos a un pequeño negocio y abre la opción a medio plazo de producir yogures, leche cruda, así como leche pasteurizada y envasada.

El proyecto de la quesería tiene mucho de emprendimiento en un sector tradicional y ha contado con el apoyo de técnicos de la Asociación de Industria de Navarra, otra de las entidades participantes en el proyecto.