Si el sector público navarro no contrató a tiempo a suficiente personal durante 2021 no fue, desde luego, por falta de dinero. Las administraciones públicas (Gobierno de Navarra y Ayuntamientos, principalmente) acumulaban en los bancos al comenzar el último trimestre del año pasado más de 1.250 millones de euros en depósitos y cuentas a la vista, la cifra más elevada desde el año 2007.

Los datos del Banco de España muestran que, con algunos servicios públicos al límite y las listas de espera de Osasunbidea en niveles exasperantes, el sector público incrementaba sus niveles de liquidez de manera notable. Tanto la recaudación de impuestos del Gobierno de Navarra como los tributos municipales se han comportado mejor de lo previsto, de tal modo que el dinero en caja ha pasado de 817 millones de euros en el tercer trimestre de 2020 a los más de 1.250 millones de septiembre de 2021. Esto supone un incremento del 52%, uno de los más elevados de la serie.

En realidad, el sector público ya venía mejorando sus posiciones de liquidez en los últimos años, tras tocar fondo entre 2012 y 2013, en lo más agudo de la crisis económica, cuando el deterioro del empleo terminó de hundir una recaudación ya muy golpeada con el estallido de la crisis inmobiliaria. Por primera vez en el siglo XXI, el dinero en los bancos que posee el sector público, y que se emplea por ejemplo para abonar la nómina de decenas de miles de trabajadores, caía por debajo de los 300 millones de euros.

Fue uno de los momentos de mayor tensión de la historia en Hacienda Foral, que aplicó severos recortes que hicieron saltar el acuerdo con el PSN y vivió una de sus mayores crisis interna, con la dimisión de la directora gerente.

La recaudación se recuperó con cierta rapidez a partir de 2015 y ya para finales de 2017 el sector público había recuperado unos niveles de liquidez más que aceptables. Era consecuencia no solo de la mejoría económica, sino también de una regla de gasto, ahora suspendida, que limitaba la capacidad de gasto de las administraciones públicas. Según esta norma, el nivel máximo de gasto de los ayuntamientos viene determinado por el gasto del año anterior, al que se añade un margen en función del crecimiento medio del PIB.

Estas restricciones han limitado no solo el gasto corriente de las administraciones, sino también de manera prolongada las inversiones, que en el caso del Gobierno de Navarra solo han comenzado a alcanzar un volumen apreciable de la mano de la llegada de fondos europeos. Las cantidades se encuentran en cualquier caso lejos de las que se invertían durante la burbuja inmobiliaria. En aquel momento (verano de 2007), la liquidez acumulada llegó a superar los 1.700 millones de euros, la cifra más alta de la historia. Y desde el propio Gobierno de Navarra se reconocía coloquialmente: “No sabíamos qué hacer con el dinero”.

Hoy la situación es muy diferente y la respuesta desde Hacienda también lo ha sido. Mientras que las inversiones se confían a la llegada de fondos europeos, la liquidez se usó a finales de año para reducir deuda en 465 millones de euros.

Periodo Millones de euros

Tres millones por guardar el dinero. Los tipos de interés negativos alivian de manera relevante el pago de intereses por la deuda y los préstamos que tiene contraídos el Gobierno de Navarra, que suman más de 3.100 millones de euros. Sin embargo, tienen una consecuencia poco habitual: los bancos, que hasta hace unos años retribuían por el dinero en las cuentas a sus clientes, han comenzado a cobrar por ello en algunos casos. Así, el Gobierno de Navarra, que no cuenta con ninguna entidad financiera pública con la que gestionar por ejemplo el pago de las nóminas de sus trabajadores, ha presupuestado para 2022 unos tres millones de euros en la partida Retribución por saldos en cuentas corrientes y similares, que se corresponde precisamente con ello. Junto a ello, tiene presupuestados 4,75 millones de euros en gastos de formalización y cancelación de préstamos (comisiones) que se unen a los cerca de 47 millones de euros que pagará a lo largo de reste año en intereses de deuda.