Arruitz (Valle de Larraun) se caracteriza por su tradición ganadera. Ramón, de 74 años, ha conocido 20 casas dedicadas a esta actividad, aunque ahora el número se ha reducido a tres. Entre ellas, se encuentra la granja de su familia: él junto a su mujer, María Lourdes Iriarte de 66 años, y sus hijos, José Mari de 45 y Oier de 38. "Ellos se encargan ahora de la explotación, pero son la excepción que rompe la regla en el sector, porque no existe relevo generacional", señala apenado Ramón, ya jubilado.

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Cuenta que intentó disuadir a sus hijos de continuar con la profesión de ganadero, aunque por otro lado, se muestra orgulloso de que hayan decidido dirigir una granja en la que él empezó hace 60 años con doce vacas. Ahora contabilizan 270 vacas lecheras -con una producción diaria de 8.500 litros- y 230 novillas de recría. Además emplean a dos asalariados en la cuadra.

Ramón procede de familia ganadera. Cuando cumplió doce años su padre José Mª falleció. "Apenas fui al colegio, y me quedé en casa trabajando para apoyar a mi madre Teresa. Yo era el mayor de cinco hermanos", relata. "Me ha tocado desde ordeñar a mano, usar las máquinas de ordeño hasta instalar el robot para extraer la leche", especifica.

Aunque define como "esclava y sacrificada" esta profesión, a continuación afirma "estar enamorada de ella". Ramón sobresale por su optimismo, aunque en estos momentos expresa "desilusión y rabia" ante la posibilidad real de que "Navarra se quede sin sector y sin leche y dependa todavía más del exterior".

Este ganadero siempre ha trabajado en un "sector crítico que ha peleado los precios, que compensaban unas cuentas que tenían menos gastos e inversiones". Pero las reglas del mercado y el afán de mejorar supuso la realización de inversiones que han llevado a muchas granjas a "quedarse en un callejón sin salida, dependientes de las subvenciones que no solucionan el problema".

Ramón reitera que "los ganaderos quieren vivir de sus salarios y no de ayudas". Pide a la Administración que se involucre más, que exija cumplir la Ley de la Cadena Alimentaria y que los consumidores consideran la leche como "producto de calidad y de primera necesidad, por el que deben pagar más". Como mínimo 80 céntimos el litro.

SU FRASE

"Tenemos tradición ganadera en Arruitz. Pero de 20 casas con vacas quedan tres"

Ramón Astiz Goldaraz

74 años, Arruitz