Mari Luz Cano López es graduada en Ingeniería Agropecuaria y del Medio Rural. Su anterior función estaba, desde 2019, en la Dirección Territorial Norte como coordinadora. El 1 de enero de 2022 pasó a ocupar el cargo de directora territorial norte.

El año 2022 se inició con la crecida del Río Ebro, pero la meteorología ha sido más respetuosa desde entonces.

-Sí, nos ha dado un pequeño respiro tras el gran susto que provocó la crecida del Ebro y sus afluentes. Durante las primeras semanas del año la gran preocupación se centró en la ausencia de lluvias, pero, finalmente, han llegado. Hay señales que nos hacen pensar que en 2022 podríamos tener una buena campaña de cereales, frutales, hortalizas, viña€ pero ahora todo está en manos del pedrisco, que necesitamos que respete a nuestros agricultores.

¿Las indemnizaciones por la borrasca Barra ya han sido abonadas?

-Sí, los trámites de peritación de daños se agilizaron al máximo para apoyar a los agricultores asegurados, y casi el 90% de las indemnizaciones se abonaron en febrero. En total, 3,4 millones de euros, la mayor parte para productores de hortalizas de producción invernal como la coliflor, el brócoli, la alcachofa o el espárrago; así como a cereales de invierno y primavera.

Entiendo que durante estos días ustedes evalúan también los daños de las recientes heladas.

-Las primeras visitas están casi completadas. Dentro de lo que cabe, en Navarra hemos tenido suerte porque hemos esquivado los daños históricos que se han sufrido en Zaragoza, Huesca o Lleida. En nuestro caso, hay explotaciones de guisante, haba verde, frutales, almendro, cereza o viñedos tempranos que han registrado siniestro por helada, pero son daños puntuales y poco generalizados.

Ha citado antes al pedrisco, que es un mal compañero de viaje.

-Muy malo e impredecible. Además, las tormentas de granizo fuerte se viven cada año a partir de la primavera y hasta bien entrado el otoño. Para que nos podamos hacer una idea, el año pasado Agroseguro recibió más de 1.100 siniestros de pedrisco en Navarra, con una superficie siniestrada superior a las 14.000 hectáreas.

¿En qué indemnizaciones se traduce?

-En casi 4 millones de euros entre hortalizas, viña, cereal o frutales. Para un agricultor es una tragedia, porque pueden arrasar una cosecha entera en apenas unos minutos, tirando por tierra meses de trabajo. Por eso existe el seguro, para darles una oportunidad de seguir, de mantener el ritmo de la explotación, las inversiones y planificar la siguiente campaña.

En total, ¿cómo se cerró el año 2021?

-Con algo más de 17 millones de euros en indemnizaciones abonadas a los agricultores y ganaderos navarros, un 28% más que el año anterior.

¿Cuál ha sido con mayores daños?

-Las hortalizas, sin duda, especialmente el tomate, el pimiento, la judía verde, el brócoli y la coliflor. En total, más de 7 millones de euros correspondieron a horticultores asegurados, que sufrieron graves siniestros por las tormentas de lluvia e inundaciones y por el pedrisco. La cifra es cuatro veces mayor a la registrada en 2020, cuando Agroseguro abonó 1,5 millones en total.

¿Y el viñedo y el cereal?

-La viña tuvo que enfrentarse a heladas complicadas en marzo y abril, y luego los efectos del pedrisco. Las indemnizaciones se situaron en 3,7 millones de euros. El cereal, y los cultivos herbáceos en general, se salvaron de los graves siniestros, pero pese a ello, registraron 1,8 millones de euros en indemnizaciones.

En el caso de Navarra, la ganadería también tendrá un peso importante.

Sin duda, porque el seguro agrario no solo ofrece cobertura de los gastos derivados de la recogida y destrucción de los animales que mueren en la explotación, sino también de los accidentes y enfermedades que sufre el ganado. En concreto, en 2021 se abonaron 4,5 millones de euros, más de la mitad son indemnizaciones abonadas a ganaderos de vacuno.

Con una siniestralidad tan alta, les será sencillo demostrar la utilidad del seguro agrario como herramienta.

-No debemos olvidar que los efectos del cambio climático son ya muy evidentes, ante esta situación, le van a dar una importancia creciente al seguro en el futuro. En todo caso, los asegurados ya lo perciben así, porque más de la mitad de la producción de frutales y viñedo navarro están asegurados, y en el caso del cereal la cifra crece hasta el 80%. El sector está satisfecho, también lo notamos en nuestro trabajo diario y en las encuestas de calidad, que otorgan un notable al conjunto del seguro agrario, con aspectos como la rapidez en el pago de las indemnizaciones o la atención al cliente, que alcanzan el sobresaliente.

¿Les preocupan esos efectos del cambio climático?

-Mucho. Por ello, hay un compromiso de todos los participantes en el seguro agrario: administraciones públicas, organizaciones agrarias y cooperativas, entidades aseguradoras y el Consorcio de Compensación de Seguros, por la búsqueda de fórmulas equilibradas para garantizar su futuro porque el desequilibrio del sistema no sería bueno ni para el sector agropecuario, ni para el asegurador, ni para las administraciones públicas, ya que evita al sector público tener que afrontar cuantiosas ayudas anuales por los fenómenos meteorológicos adversos que se producen.

Es su primer año como directora territorial, ¿qué tal las sensaciones?

-Tengo la suerte de que ya era coordinadora de zona desde 2019, por tanto, no ha sido tanto cambio. Estoy muy satisfecha con el espíritu de colaboración que me he encontrado en todos los ámbitos, y la oportunidad que tengo de seguir garantizando que el seguro agrario siga siendo una referencia y una herramienta eficaz para los agricultores y ganaderos navarros.