El Gobierno de Navarra, a través del departamento de Desarrollo Económico y Empresarial, se ha comprometido con la parte social de Silenciosos Falces a trabajar en la búsqueda de soluciones para evitar el cierre de la factoría.

La directora general de Política de Empresa, Izaskun Goñi, ha señalado a los delegados del sindicato ELA que va a concertar una reunión con Faurecia para conocer las causas de la rescisión del contrato con Silenciosos Falces y ver las posibilidades de que pueda recuperarse; intentar contactar con otros clientes que demanden el producto fabricado por la compañía falcesina; y estudiar la entrada de posibles inversores siempre y cuando se modifique la línea de negocio, han contado fuentes sindicales.

ELA ha reiterado al Gobierno de Navarra la importancia de que se implique en este conflicto laboral, "porque la desaparición de Silenciosos Falces sería un varapalo para esta zona de la Comunidad Foral".

TESTIMONIOS DIRECTOS DESDE LA PLANTA

TESTIMONIOS DIRECTOS DESDE LA PLANTA"Podemos pedir ya el certificado de defunción o morir luchando". Así de tajantes se muestran los empleados de Silenciosos Falces, la empresa que pende de un hilo tras el anuncio de liquidación de la compañía tras perder su principal contrato con Faurecia (supone más del 85% de la facturación). "Somos luchadores, hemos pasado por muy malos momentos y pelearemos hasta el final", insisten.

Desde el pasado jueves 2 de junio, 33 de los 35 trabajadores están secundando una huelga indefinida para defender los puestos de trabajo y la viabilidad de la firma. "La noticia nos pilló totalmente por sorpresa, no nos los esperábamos, la verdad. Estos últimos 14 años no han sido fáciles, hemos sorteado muchísimos problemas y, aunque es cierto que estos últimos meses estábamos a tope de trabajo, que es algo que sí que nos generaba ciertas sospechas, en ningún momento pensamos que podía pasar algo así", explica Elena Troyas, presidenta del comité de empresa.

Elena Troyas, presidenta del comité de empresa de Silenciosos Falces. María San Gil

Junto a ella, están también el resto de los miembros del comité, todos ellos de ELA; Belén Sanz, Manuel Vergara y Luis Sesma. "Se trata de una empresa histórica aquí, en una zona en la que apenas hay industrialización, por lo que este cierre es a la comarca lo que Volkswagen a Pamplona".

Y es que los trabajadores son, o bien de Falces, o bien de los pequeños municipios rurales de los alrededores. "Es un varapalo muy, muy grande para el pueblo y para la zona. El que no es familiar de alguno de los trabajadores es amigo, vecino o compañero, y todos nos están dando mucho ánimo. Además, estamos en edades difíciles, hay algunos más jóvenes, pero el resto estamos por encima de los 50 años, y somos operarios. Los mejores en lo nuestro, eso sí, pero operarios al fin y al cabo".

Esperanzados, aunque tenga que ser aferrándose a un clavo ardiendo, en la mañana de este martes, a las 13.00 horas, se reúnen con Izaskun Goñi, directora general de Política de Empresa, Proyección Internacional y Trabajo, para tratar de abordar la situación y "pedirle, por un lado, que busque una alternativa al cierre; compradores u otros negocios; y, por otro lado, que medie con Faurecia y que presione también a Volkswagen, que es una decisión que, como nos dijeron, está consensuada y convenida con ellos".

En la calle, un grupo de trabajadores han desplegado una pancarta en la que podía leerse su exigencia de evitar el cierre de esta planta. Han protagonizado una concentración enfrente de la sede del departamento de Desarrollo Económico y Empresarial, en Pamplona.

De hecho, y aunque ya les negaron una primera reunión, esperan poder juntarse con Faurecia. "Queremos que nos den una explicación; por qué hace un mes sí nos pedían piezas y ahora no, y dónde están los tubos que hacíamos nosotros. ¿Los hacen ellos? ¿Lo han externalizado?".

Todo lo que logren, explican, "será más de lo que tenemos ahora y, en cierta medida, será algo bueno, porque lo que tenemos ahora es el cierre y el paro". De hecho, una solución intermedia podría ser que reubicaran a los empleados en otras firmas. "Somos optimistas, no podemos afrontar esto de otra manera. Vamos a morir matando; ese es el lema que hemos adoptado. Durante los últimos 14 años nos ha pasado de todo y no vamos a dejar de luchar ahora; vamos a ir a por todas las oportunidades que tengamos, aunque solo sea una e incierta".

Aunque no forman piquetes en la puerta de la fábrica, "no tiene sentido", tal y como exponen, sí que se están dejando sentir. De hecho, mañana miércoles irán a concentrarse a la puerta de Faurecia durante el cambio de turno, y el jueves a las 19.00 horas realizarán una marcha desde la puerta de la firma falcesina hasta el Ayuntamiento aprovechando que la corporación tiene sesión plenaria en la que aprobarán, previsiblemente por unanimidad, una moción de apoyo a los trabajadores.

Empleados y empleadas protestan en el exterior de las instalaciones. María San Gil

A todo ello se suman otras movilizaciones como la recogida de firmas que están llevando a cabo o las concentraciones que convocaron para visibilizar su problema en el mercadillo semanal de Falces y durante el Euskararen Eguna.

"Es una empresa viable, solo hace falta buscar nuevos inversores, clientes o negocios. Si con el movimiento sindical no logramos nada, iremos por la vía judicial; estaremos en huelga hasta que se ejecute el ERE de extinción que, entonces, pasaremos a parados, pero eso sí, seguiremos con nuestras movilizaciones", concluyen estos trabajadores. l

"Muchos estamos en edades difíciles y somos operarios; los mejores en lo nuestro, pero operarios"

Empleado desde hace casi 30 años

"Es un varapalo muy grande y nos ha pillado por sorpresa, pero vamos a morir matando"

Presidenta del comité de empresa (ELA)